Eduardo Dargent. “Veo el 2013 como un año en el que fracasamos en hacer reformas importantes”
Analista político. Abogado por la PUCP. Master en filosofía política por la Universidad de York (Inglaterra) y doctor en ciencia política por la Universidad de Texas. Su último libro es El Estado en el Perú (PUCP). Ha escrito artículos en Diario 16, la revista Velaverde y La República.
Texto: Emilio CamachoFoto: Ana Castañeda
La pelotita vuela y ‘Cusi’ va tras ella. La mascota del joven politólogo Eduardo Dargent, una dachshund o perro salchicha, volverá de nuevo, atropelladamente, para distraer a su amo mientras conversa sobre ciencia política y el año que se va. Curiosamente, Dargent ha decidido hablar menos con los periodistas, no porque ande molesto con la prensa, qué va, si no porque quiere concentrarse en su trabajo académico. Otra cosa a la que quiere ver menos es a las redes sociales, el Facebook le cae antipático (aunque esta entrevista fue concertada por esa vía) y el Twitter no le interesa. En época navideña, Dargent es un grinch del estilo 2.0.
Los periodistas resumimos tu trabajo al llamarte analista político, ¿estás conforme con esa definición?
Sí, lo que yo hago es ser un académico, que hace investigaciones que a veces están alejadas de lo que le interesa a la prensa, pero creo que la profesión atrae la atención porque además nos ocupamos de otros temas que sí le interesan al público: partidos políticos, elecciones, voto.
Y cuando estudiabas ciencia política, más allá del investigador que seguramente querías ser, ¿pensabas que tu trabajo te daría exposición en los medios?
Sí, creo que cuando uno se mete en los temas de política siempre puede haber atención por lo que uno hace. Uno lo puede ver en el trabajo de personas que estuvieron antes: Fernando Tuesta, Julio Cotler, Martín Tanaka, que están dando vueltas allí, con opiniones sobre la política.
¿Y estos maestros que mencionas les advierten a sus estudiantes de la relación con la prensa?
Bueno, no. Aunque cuando yo llegué de viaje (de Estados Unidos), estuve primero una temporada acá, y Martín Tanaka me dijo: “cuidado que te van a buscar bastante”. Y es verdad que mientras más contestas, más te quedas atrapado en la coyuntura. Y nosotros no solo hacemos coyuntura. Era un consejo importante que al final no seguí.
¿Te dejaste seducir por la prensa?
No tanto como seducir pero a veces uno contesta el teléfono más de lo que debería. Y mi idea actual es hablar cuando tenga algo que decir. Mira, lo que me parece importante es hacer análisis que se desvincule de lo que uno quisiera que suceda. En 2011, por ejemplo, mi impresión era que el fujimorismo iba a tener un voto más alto en los sectores pobres rurales de lo que finalmente tuvo. Me equivoqué, pero me parecía importante que alguien que no es fujimorista hiciera un análisis objetivo y honesto de la capacidad del fujimorismo.
Bueno, tú no eres solamente un no fujimorista, probablemente seas un antifujimorista.
Probablemente. He trabajado en la procuraduría ad hoc que vio el caso Fujimori-Montesinos, estuve involucrado en el esfuerzo de José Ugaz y Lucho Vargas.Pero te repito, algo que es muy común en el Perú, es que el analista siempre cae parado de acuerdo con lo que quisiera que suceda.
O sea que se deja llevar por lo que quieren que pase más que por la evidencia.
Claaaro. Dicen: “La izquierda siempre tiene posibilidades de ganar”. “La derecha ha logrado cambios importantísimos que han penetrado en todo el país y todo el mundo es empresario informal”. “La clase media es enorme”. Pero yo creo que es bueno tomar distancia.
¿Y qué es lo más difícil de responder a la prensa? Alguna vez leí que los científicos sociales le tienen pánico a hacer predicciones porque pueden equivocarse.
Claro. Algunos hablan de los patinólogos. A mí, y lo he escrito antes, me gustan las predicciones porque te sinceran, tú señalas qué factores crees que pesan para considerar algo. En las columnas que he tenido me gustaba ese juego, a veces te va bien y a veces mal, pero te sinceras. Hay mucha gente acá que nunca se equivoca, lanza ideas todo el tiempo y pasan cosas, y las acomodan para que no parezcan una equivocación o se olvidan de lo que dijeron. A mí me gusta al revés. Me gustan las predicciones como un reto. Dije que PPK no pasaba de 20% y no me equivoqué. A veces acierto y a veces no tanto. Pensé que Susana Villarán ganaba la revocatoria fácil, especialmente por la antipatía que generaban los revocadores. Al final no fue revocada, pero eso se supo recién el último día.
¿Y dirías que la opinión pública se está formando a partir de columnas de científicos sociales como tú? Hay gente que le quiere dar estatus de rockstar a algunos politólogos.
No, mi impresión es que ese tipo de columnas llegan a una élite, a ciertos políticos, ni siquiera a todos. Cuando hablo con algunos políticos me sorprendo de lo poco que leen los diarios. Es iluso creer que porque uno tiene no sé cuántos seguidores en twitter, ya se es importante. Yo ni siquiera tengo twitter.
¿Por qué?
No me interesa tener Twitter. Siento que te distrae mucho. Ya pierdo mucho tiempo con el correo y con el miserable Facebook. Tener Twitter sería la locura. Uno tiene que producir.
¿Y qué ha pasado con las ciencias sociales en el país? Escucho que hay una generación nueva que ha tratado de romper con viejos exponentes de las ciencias sociales que veían el análisis político como una expresión de su ideologia antes que como una revisión de la realidad.
Creo que hay que hacer algunas distinciones. Hay grandes científicos sociales que han tenido esas diferencias bastante claras. Y no creo en generaciones, porque mi supuesta generación todavía no ha escrito libros que discutan con lo que se ha escrito en el pasado. Ahora, sí creo que actualmente hay una generación –mejor pon un grupo– de gente menos comprometida con la política. Pero, ojo, hay otras formas en que la seriedad del trabajo académico se puede ver afectada. Por ejemplo, excesivas consultorías o trabajar para una empresa. La militancia no es la única forma que puede afectar al trabajo académico. Y otra cosa que hay que decir es que si el objetivo principal de una persona es ser político, no tiene por qué ser un científico social. Si tu objetivo es ese, y crees en tus ideales, pues adelante.
¿Dirías que antes no se entendía bien que se podía ser científico social sin tener militancia política?
Era menos común. Pero los grandes científicos sociales siempre se han mantenido independientes. Pienso en los análisis de Julio Cotler, a veces pesimistas, donde se resaltan las fallas de la democracia a pesar de que él es un demócrata. Creo que está tomando distancia de lo que a él le gustaría que pase.
Entremos al balance de este año. ¿Dirías que tenemos un problema de prioridades? El año cierra con un debate sobre el tema educativo, pero no es una cosa que haya estado en la agenda de los partidos políticos, y tampoco de los medios. La discusión empieza realmente porque se difunden los resultados de una prueba (PISA) en la que se inscribió el gobierno.
Y a eso se responde con inmadurez. Inmediatamente se dice que somos los últimos. Nadie resalta el trabajo de la Unidad para la Medición de la Calidad Educativa del Ministerio de Educación que hace un trabajo sensacional. Me parece que los partidos políticos y la sociedad en general no están procesando una serie de demandas importantes, como la calidad educativa y de salud. ¿Hace cuánto tiempo que no vemos un experto vinculado a un partido?
No un fujimorista o aprista que sepa de un tema, sino alguien que sea reconocido como experto y que además sea militante. No hay. Y eso es lamentable.
Es la crisis de cuadros.
Sí. A veces los equipos de los partidos son de emergencia...
Y a veces prestados.
Los partidos no saben cómo gestionar el Estado. Sus equipos son prestados, sí. Y muchas veces, cuando hablas con la gente que ha entrado al Estado lo primero que te dicen es que las cosas son difíciles. Este problema no está en la esfera pública, no está en la política y, hay que decirlo, tampoco en los foros, en los foros académicos...
Ni en los medios.
Tampoco en los medios.
El presidente ha entrado al debate sobre la Ley Universitaria y ha dicho que hay "universidades de medio pelo", pero dándole un uso político al asunto, golpeando con sus declaraciones a un partido específico. ¿Sirve de algo ese tipo de choques?
Lo que uno siente, con esos gestos, es que no hay posibilidad de consensos. Todo el mundo piensa que el modelo de universidad privada ha mejorado la cobertura pero no la calidad. En eso estamos de acuerdo. También estamos de acuerdo en que la universidad pública no ha mejorado en los últimos años.Y hay tanto dinero, que también podría haber consenso en algunos puntos básicos como la calidad. Sin embargo, uno no ve que haya espacio para esos consensos. Todo se pierde en la pelea.
Sigamos con Humala. De acuerdo con Ipsos Apoyo, el presidente cierra el año con un 64% de desaprobación y un 29 % de respaldo, ¿tú en qué grupo estás?
(Hace un mohín de disgusto) Preferiría que me pidas nota.
Ok, ¿qué nota le pones?
Le pondría un 13. En el siguiente sentido: tenemos una tendencia de tres presidentes iguales, que comienzan, pasa el tiempo y caen. Pareciera que el Estado les queda grande para hacer las cosas, o que hay un sobredimensionamiento de lo que puede hacer el Presidente, y que la gente rápidamente pierde la esperanza en que hagan cambios. Esa es una tendencia en los últimos tres gobiernos. Con una diferencia, Humala ha logrado un mejor nivel de aprobación transversal. Toledo y García estaban mejor en Lima y mucho peor en otros lados. Humala ha logrado que esa curva sea menos pronunciada. Allí hay trabajo político.
¿Y cuál es el principal problema de Humala? ¿Su falta de cuadros, su falta de logros en temas puntuales como seguridad ciudadana o la arremetida de sus críticos?
Mi impresión es que generó unas expectativas difíciles de cumplir desde el gobierno. Lo segundo es que sus reformas principales las ha hecho en ministerios que no existían, ha tenido que crearlos y eso demora un poco. Y lo tercero, y esto es matador para cualquier gobierno, es la seguridad ciudadana, donde la gente espera algún tipo de respuesta ya.
¿Votaste por Humala?
En segunda vuelta.
¿Y en primera?
No voté porque estaba fuera, pero hubiera votado por Toledo.
¿En segunda vuelta votaste por Humala porque tenías muchas expectativas en él?
Mi voto por Humala en segunda vuelta fue más para que el fujimorismo no volviese al poder, consideraba que venían con una carga revanchista y no vi en ellos ningún gesto de aprendizaje democrático.
Algunos temas como el indulto a Fujimori, la posibilidad de que Nadine Heredia postule a la presidencia, o el resguardo a López Meneses han tenido mucha atención este año, pero, ¿son realmente los temas más importantes para el país?
Este año, un año más de precios importantes de commodities, de crecimiento, lo veo como un año en el que fracasamos en hacer reformas importantes, y ese fracaso trasciende al gobierno, creo que nos involucra como sociedad. Seguimos repitiendo la cantaleta de los 90, de que el mercado mejora las cosas misteriosamente. O sea, sí, el crecimiento es muy importante, la reducción de la pobreza a causa del crecimiento también, pero hay áreas en las que no habrán reformas si pensamos que todo se resuelve por inercia: la educación por ejemplo. Dicho esto, yo sí creo que es importante investigar las ramificaciones de la vieja mafia montesinista, como también era importante que se cerrara la puerta a esta idea de la postulación de Nadine Heredia.
¿Por qué la solución a temas como los conflictos sociales no está en la agenda de los partidos?
La verdad es que mucho de esto pasa porque no tienen una idea clara de cómo resolverlos. Los partidos están muy debilitados, tienen problemas de ausencia cuadros, que por su propio desprestigio no se acercan a ellos.
Además que los partidos son antropomórficos, más que un debate de instituciones hay una discusión entre cuatro.
Y todos quieren matar al otro. Es como una especie de Game of Thrones criollo, donde hay un rey al que hay eliminar, ¿por qué? Porque ese es el candidato con posibilidades.
Uno que se ha mantenido lejos del intercambio de adjetivos este año es PPK, que está haciendo un trabajo silencioso, ¿cómo ves sus posibilidades en el futuro?
Él representa un sector que no es pequeño en el Perú. Hay como un 20% de personas que creen en el individualismo, que están más globalizados...
Que le perdonarían que tenga él pasaporte que le dé la gana.
Claro, eso es secundario para ellos. Y Kuczynski representa a ese sector, por lo tanto es democrático. Sin embargo, lo que también creo es que Kuczynski no es un constructor de partidos. Incluso tuvo una frase desafortunada: "Los partidos apestan".
Los periodistas adelantamos algunas cosas, a veces decimos que una carrera política está sepultada, pero luego esos personajes reaparecen. Ha pasado con Jorge del Castillo, que dejó el Consejo de Ministros por una investigación de corrupción, y ahora aparece dando declaraciones sobre lucha anticorrupción. ¿Dirías que este año ha sido eso, un año de resurrecciones políticas?
Creo que en el Perú es muy dificil decir que alguien ha muerto políticamente. Durante todo el fujimorismo se dijo que Alan García estaba muerto, y cuando llegó a Lima, la gente decía no pasa de 10% de intención de voto, y luego fue 15%, y luego 22% y luego fue Presidente. Creo que hay muchos personajes que parecen muertos pero no lo están.
¿Son unos Walking Dead?
(Sonríe) Sí pues, son unos zombies. Aunque hay algunos personajes que por más que están vivos, ya bajaron de rango, ya generan desconfianza. Si me preguntas si Toledo es un Walking Dead, yo me inclinaría a pensar que ya fue. Primero porque perdió una elección, estaba arriba y se derrumbó. Y segundo porque ha dado respuestas torpes.
Este año, se ha demostrado que la gravedad de la enfermedad de Fujimori es una farsa, sin embargo su hija va primera en la intención de voto, ¿por qué?
No solo está primera. Paniagua y Castañeda también estuvieron primeros pero se cayeron. En cambio, lo que pasa con el fujimorismo es que tiene un 20% duro de intención de voto, que lo pone cerca de segunda vuelta. Hay gente que me dice: "Deja de decir que al fujimorismo le va bien". La cosa es al revés. Lo que deberían hacer, los que sueñan con el candidato perfecto, es ponerse a trabajar con lo que hay, comenzar a hacer política de verdad. Si no, vamos a una segunda vuelta con Fujimori. Si no les gusta ese escenario, deben comenzar a actuar políticamente, ya.
¿Y Alan García? Va tercero en la intención de voto, a pesar de las investigaciones en su contra.
García ha logrado hasta ahora –a pesar de que hay participación directa en los indultos, y el caso es bastante grave– hacer pasar esto como una acusación más. No creo que el tema dé para inhabilitarlo. Y dudo mucho que lo logren, sería un escándalo. Pero el tema (de los narcoindultos) lo está golpeando, y su mayor reto es llegar a segunda vuelta.
¿Piensas que Susana Villarán licuó la fuerza electoral que puede tener la izquierda?
Me parece que ella ha sido una decepción política grande. Hay que decir que tuvo muchos ataques, le cayó más fuerte que a otros, pero ella sabía que esa era la cancha con la que iba a jugar, y debía ser consciente de ciertas expectativas que iban a estar sobre ella. Me parece que nunca tuvo una administración que mostrara la ambición de hacer cosas distintas, y la idea era mostrar una izquierda que pudiera gestionar. Mira, hay muchos amigos con los que hablo que ven esto como una conspiración contra Susana, cuando en realidad deberían decir en qué fallaron como gestión.
¿Alguna vez te has quedado satisfecho con tu voto?
Nunca me he sentido satisfecho con mi voto.
¿Nunca? ¿Ni a nivel distrital?
Ah, no. A nivel distrital sí. Aunque eso es medio familiar, mi tío fue alcalde de Surco y he votado dos veces por él. Y en Miraflores (donde vive actualmente), Somos Perú siempre ha hecho buena gestión, soy un vecino contento.
Responde sobre la prueba PISA, en la que menciona que nadie resalta el trabajo de la Unidad para la Medición de la Calidad Educativa del Ministerio de Educación.
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