Mucho cuidado con la basura electrónica
Los Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) que acumulamos en nuestras oficinas o casas pueden contaminar el medio ambiente y causar daños a la salud. ¿Qué se está haciendo en el Perú para darles un tratamiento adecuado?
Texto: Raúl Mendoza.
Fotografía: Ricardo Flores.
Fotografía: Ricardo Flores.
Muchos hemos visto esta imagen: un reciclador desarmando el monitor de una computadora o un televisor en la calle para sacar sus partes metálicas. También rompe la pantalla de vidrio porque en el interior hay un armazón de fierro, y después deja tirados los restos en la vía pública. Con eso pone en peligro su salud y la de la población. Esas pantallas de vidrio contienen plomo, sustancia que se impregna en el suelo y con la lluvia puede alcanzar las aguas subterráneas que mucha gente usa. Las partículas del metal, que quedan flotando en el aire, también provocan problemas de salud a largo plazo. Residuos como esos no pueden simplemente tirarse a la basura o a la calle.
Pero hay más. Todos los fluorescentes y los focos ahorradores contienen mercurio, así que cuando se malogran no deben mantenerse en la casa ni tirarlos en cualquier lugar porque se romperán y contaminarán el entorno. Lo mismo ocurre con las pantallas de los televisores LED: contienen fluorescentes pequeños que son peligrosos por la misma razón. Un celular por su parte tiene unos 40 elementos de la tabla periódica, metálicos o no. Muchos no son peligrosos, pero otros sí, como el plomo, cadmio, bromo, bario o mercurio.
Solo considerando el rubro de equipos de cómputo y celulares –sin contar electrodomésticos–, el Perú produjo este año unas 18 mil toneladas de estos residuos, de las cuales solo se han reciclado unas 2 mil toneladas. El potencial riesgo al ambiente y a la salud de las personas exige un tratamiento adecuado de estos materiales en plantas formales de reciclaje. En Lima solo existen cuatro de estas empresas. En ellas no reciclan piezas para ser reutilizadas, sino que recuperan materiales como el metal y el plástico de los equipos.
En el Perú el consumo de equipos electrónicos crece año a año y el tema de los residuos puede convertirse en un gran problema en poco tiempo. El ingeniero Óscar Espinoza, director de IPES-Promoción del Desarrollo Sostenible, que trabaja en el tema con el Ministerio del Ambiente, señala que en promedio un equipo de cómputo se descarta después de 5 años y un celular a los 2 años. "Este año en equipos nuevos entraron al país 20 mil toneladas en computadoras y 3 mil toneladas en celulares", dice. En unos años caerán en desuso y serán descartados. Hay que ver ya cómo reciclarlos.
Reciclar formalmente
La diferencia entre el reciclaje formal y el informal es abismal. Muchos recicladores no solo dejan tiradas piezas contaminantes en la vía pública o basureros informales, sino que, por ejemplo, acopian los cables que estos equipos tienen, hacen una gran ruma y los queman para obtener el cobre que hay dentro. A altas temperaturas ese plástico que cubre los cables puede liberar componentes cancerígenos. Esas personas no solo se hacen daño a ellas, sino al medio ambiente.
La empresa San Antonio Recycling opera desde el 2006 en la zona industrial de San Juan de Lurigancho y es una de las cuatro empresas formales de reciclaje de 'basura electrónica' en el Perú. Este año han procesado unas 800 toneladas de RAEE en su planta de 3 mil metros cuadrados. Allí llegan aparatos de cómputo, de telefonía, fotocopiadoras y electrodomésticos.
La planta tiene una veintena de operarios para clasificar todo lo que llega ahí según el material del que están hechos, máquinas con desarmadores neumáticos –que retiran tornillos en segundos– para desmantelar cualquier aparato, y prensas poderosas para convertir en grandes cubos de plástico o metal lo que antes fueron electrodomésticos o computadoras. El proceso contempla un paso importante: la separación de los componentes que contienen sustancias peligrosas.
Los trabajadores saben, por ejemplo, que deben desmantelar las pantallas LCD con mucho cuidado porque los tubos fluorescentes pueden romperse y despedir mercurio. También saben que el tóner de una fotocopiadora contiene partículas que pueden causar problemas respiratorios. Igualmente separan todas las pilas, baterías y cargadores que encuentran en los equipos. "Todas las piezas que contengan material peligroso se envían a un relleno de seguridad, que tiene procesos especiales para tratarlos", dice Jessica Li, presidenta de San Antonio Recycling. En Lima hay tres rellenos que brindan ese servicio.
Todo el material que se puede reciclar pasa por la 'reducción de volumen', que es el prensado, picado o molido de sus componentes. En la planta que visitamos prensan el plástico y los metales hasta formar grandes cubos y los apilan unos sobre otros. El plástico es exportado a Hong Kong, el metal va a fundiciones peruanas y las tarjetas electrónicas se envían a Estados Unidos, donde una planta especializada las refina para obtener los metales valiosos usados en esos componentes.
El plástico que se recupera de los equipos electrónicos tiene polímeros especiales para que no se quemen. No son como el plástico de un balde o una taza de ese material. Por eso se vende a fábricas que lo tratan para hacer nuevas carcasas de computadora o de televisores. Las tarjetas electrónicas pueden tener hilos de plata, oro y otros metales que son recuperables mediante complicados procesos. En el mundo solo hay cinco plantas que realizan esta operación.
Por el momento ninguna de las plantas formales de Lima procesa refrigeradoras –que tienen gases refrigerantes contaminantes–, equipos con sustancias radioactivas como los aparatos de rayos X, o equipos médicos potencialmente contaminados. Quizá más adelante la recicladora San Antonio habilite el tratamiento para refrigeradoras. En provincias, por ahora, no hay ninguna planta formal, pero las habría a partir del 2013 en Piura e Iquitos.
El papel del Minam
El continuo crecimiento de estos residuos en el país exige tomar medidas. El Ministerio del Ambiente (Minam) aprobó en julio pasado el 'Reglamento para la gestión y manejo de los residuos eléctricos y electrónicos' que establece una medida clave para tratar el problema: la 'responsabilidad extendida del productor', que significa que el fabricante, importador o vendedor del producto, debe establecer dónde entregar sus productos una vez que son descartados.
Eso ya lo hacen empresas como Claro o Movistar, que tienen puntos de acopio en tiendas como Plaza Vea, Totus o sus centros de atención, para dejar celulares, baterías y cargadores. Ese mismo principio funcionará para artefactos y computadoras. "Las empresas deberán tener centros de acopio para sus equipos y luego encargarse de reciclarlos en plantas formales", dice Óscar Espinoza, de IPES. Las empresas tienen hasta julio del 2013 para adecuarse. En tanto, si usted tiene un equipo viejo, hay campañas de acopio que los municipios hacen cada cierto tiempo para que se deshaga de él. No lo guarde durante años ni se lo entregue a un reciclador.
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