“Mirándolo hacia atrás, no sé si fue tan positivo (para
Fuerza Popular) sacar tantos congresistas”.
A pesar de la carga irónica, la frase –soltada por un
legislador de FP en una conversación con este diario– no deja de ser verdad en
cierta medida.
El 2016, la lista parlamentaria de FP obtuvo el 36% de los
votos válidos; sin embargo, la cifra repartidora le dio una desproporcional
mayoría absoluta: 73 escaños de 130.
El partido fundado y liderado por Keiko Fujimori se
convirtió en el gran poder político del país, a pesar de perder la elección
presidencial.
Fuerza Popular no fue responsable con ese encargo.
“Las reuniones de la bancada (de FP) no son para hablar del
país, ni para el bien de los peruanos, sino para generar conflicto político y
poner zancadillas a las personas que están gobernando”, dijo a La República
Francesco Petrozzi, quien hace una semana renunció al grupo parlamentario
alegando diferencias irreconciliables. Ahora FP se ha quedado con 61
congresistas.
El testimonio de Petrozzi es valioso para entender la
dinámica de un partido que malentendió su rol opositor.
En política, tan importante como ganar es saber procesar la
derrota.
En efecto, las personas consultadas para esta nota que han
tenido acceso en algún momento a la vida interna de FP coincidieron en que la
incapacidad de Keiko y sus cercanos de admitir que perdieron en buena lid la
elección presidencial marcó el comportamiento del partido en estos dos años y
medio.
“Mucha rabieta”, señaló un congresista, asistente a las
reuniones de los legisladores naranjas. La mezcla de una amplia bancada y las
ganas de revancha terminó siendo explosiva.
Hay un tercer factor en la ecuación que ayuda a explicar la
debacle de FP: la poca disciplina y el descontento.
En cadena
En setiembre del 2016, Yesenia Vilcatoma dejó FP,
denunciando haber sido maltratada.
Hace poco retornó al partido, a pesar de las quejas de
algunos legisladores expresadas de manera personal a la propia Keiko. Pero el
momento de su salida supuso un golpe fuerte a la mística del partido.
“Quedó claro, entonces, que no éramos tan sólidos como
parecíamos”, sostuvo otro legislador.
Hay que tener en cuenta que, de los 73 congresistas electos
de FP, solo 11 eran militantes. Por eso, FP era el principal interesado en
promover la ley antitránsfuga. En la interna sabían que la naranja podía
desgajarse en cualquier momento. Lo de Vilcatoma fue el primer aviso.
De hecho, así pasó.
Por cierto, la cosa se puso mucho peor con el caso Kenji y
su renuncia en febrero, junto a otros nueve disidentes.
El entorno del suspendido legislador identifica a dos
grandes culpables de este quiebre: los asesores de Keiko, Pier Figari y Ana
Herz de Vega.
Ambos, según esta versión, eran los más interesados en
insistir en que FP debía alejarse todo lo que pudiera de la imagen de Alberto
Fujimori. Mientras que para Kenji, ni él ni su hermana tendrían un nombre en la
política peruana de no ser por la herencia de su apellido.
Estas miradas contrapuestas derivaron en la ruptura de los
hermanos Fujimori. Ha habido un acercamiento entre ambos por los serios
problemas judiciales que enfrenta Keiko, no político (al menos por el momento)
sino de carácter familiar.
En paralelo, los congresistas que representan a regiones
fuera de Lima nunca han estado contentos con el trato dispensado. Un hecho
reciente refleja esto.
Como se recuerda, el sábado de la semana pasada, en la
noche, empezó a filtrarse el documento fiscal que sustenta la petición de
prisión preventiva contra Keiko y diez personas más.
Esa misma noche, la bancada de FP se reunió para definir la
línea del partido de cara a estos meses que vienen.
Se enfrentaron dos posiciones: la del titular del Congreso,
Daniel Salaverry, que persigue una línea más de consenso y diálogo con el Poder
Ejecutivo, y la que encarnan, entre otros, Úrsula Letona y Miguel Ángel Torres,
quienes presentan posiciones más beligerantes (apoyados por Luis Galarreta,
Alejandra Aramayo y Karina Beteta).
Aramayo y Beteta le dejaron claro a Salaverry que él ocupa
la presidencia del Congreso porque llegó gracias a FP. Sin embargo, Salaverry
no se quedó callado. También advirtió que, si él dejaba el partido, varios
legisladores más de provincia podrían tomar la misma decisión.
Sería el mismo grupo que firmó a favor de que las reformas
constitucionales para el referéndum de diciembre estuvieran listas a tiempo.
Lo que este grupo desea, en el que Salaverry tiene el
principal peso, es que FP enfrente un proceso de renovación en el que apellidos
como los de Torres, Letona, Aramayo, Beteta den un paso al costado.
Eso ha ocurrido, aunque a medias.
De emergencia
Frente al momento muy delicado que atraviesa su partido,
Keiko anunció la desactivación de la comisión política (integrada por miembros
del Comité Ejecutivo Nacional, congresistas y asesores).
En su reemplazo funcionará un comité de emergencia
(bautizado así por la propia Keiko, aunque luego se le ha querido bajar el
tono, llamándolo comité transitorio).
Este grupo asumirá las funciones del comité político y del
CEN. Ya se ha reunido este último jueves –en el local de Morochucos– y lo
lidera Torres. Lo acompañan las ya mencionadas Letona, Beteta junto a Cecilia
Chacón, Juan Carlos del Águila, Juan Carlos Gonzales, Luz Salgado y Luis
Galarreta.
En buena cuenta, Keiko quiere una reestructuración general
de FP con nombres ya conocidos y con ella dentro.
Así las cosas, el periodista y analista Juan De la Puente
dijo que la apuesta más parece apuntar a la resurrección del partido que a su
refundación.
Del mismo modo, parte de la estrategia de salvataje busca
moderar el discurso y aparecer más “propositivos”.
Torres, Letona, Salgado y otros –es cierto que apretados por
las duras circunstancias– han reconocido errores. Debieron mirar el barranco
debajo de sus pies para, recién, aplicar el freno de emergencia.
A los elementos señalados que –en parte– explican este
derrumbe (un ánimo revanchista llevado al extremo, más una bancada grande e
indisciplinada) hay que añadir otro: la mala calidad política del entorno
próximo a Keiko.
Al respecto, hay coincidencia entre las fuentes consultadas
que han tenido acceso cercano a los procesos de decisión de FP de que la
presencia de alguien como Figari en ese círculo de confianza “no podía traer
nada bueno”, según una de las versiones recogidas.
De hecho, el talante beligerante –incluso agresivo– del
comunicador y abogado quedó en evidencia en los chats de ‘La Botica’, hechos
públicos en IDL-Reporteros.
Desconexión Popular
Para De la Puente, FP ha sufrido dos duras derrotas, que en
realidad van de la mano: ante la opinión pública (el Congreso, que ha sido su
bastión, registra índices bajísimos de aprobación, incluso para sus malos
estándares habituales) y otra de carácter judicial (con los procesos que
enfrentan Keiko y sus principales colaboradores, entre ellos, Figari y Herz de
Vega).
Lo que no significa que estamos siendo testigos del final
del fujimorismo como expresión política. Eso no ocurrió en el 2000 y no tendría
por qué pasar ahora.
Pero sí es verdad que, en dos años y medio, FP ha pasado de
ostentar una fortaleza desafiante y aplastante a evidenciar un gran estado de
vulnerabilidad.
La desconexión de FP con el que en su momento fue su
electorado quedó demostrada al momento de ordenarse la detención preliminar de
Keiko. Las protestas contra la decisión judicial apenas congregaron a unos
pocos cientos de personas.
Podría sugerirse que FP funciona mejor como una maquinaria
electoral. No obstante, incluso esa fuerza parece haberla perdido, considerando
los pésimos resultados en las elecciones del 7 de octubre, a pesar de los
viajes de Keiko para impulsar algunas candidaturas.
Una derrota presidencial mal digerida, la revancha como
principal norte político, una bancada amplia aunque poco cohesionada y un pobre
nivel de asesoría. Todo junto (e ingredientes adicionales que escapan a este
artículo) contribuyeron a la crisis de FP. Este es el diagnóstico luego de
conversar con personajes que estuvieron cerca, en su momento, al partido
naranja.
El proyecto político del segundo fujimorismo tropezó con sus
propios límites.
Claves
De acuerdo con los reportes oficiales del Jurado Nacional de
Elecciones, Fuerza Popular cuenta con 4.150 afiliados, según el padrón
actualizado al 18 de julio de este año.
Podría haberse pensado que son más los militantes inscritos
en FP, pero no es así. Para que el lector se dé una idea, Juntos por el Perú
(que lidera Yehude Simon) registra a 9.703 afiliados mientras que el Frepap
llega a los 42 mil, siempre según los reportes oficiales que se pueden
descargar de la página web del JNE.
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