NO TE VAYAS, 2018
“Si hay que buscar una fecha
clave del 2018, elijo el sábado 7 de julio. Esa madrugada IDL Reporteros
publicó la primera entrega de un informe de 40 partes conocido como ‘Lava
Juez’”.
30 Dic 2018 | 6:01 h
¡Qué mal empezó el 2018! Leo lo
que escribí hace un año en esta misma columna y veo cómo la desazón colectiva
por un indulto tramposo, por un presidente torpe y mentiroso, se reflejaba en
esos párrafos desilusionados. Ya se auguraban dos cosas. La primera, que
Kuczynski sería devorado y la segunda que el indulto se anularía por su
falsedad humanitaria. El 2018 nos dio ambas. No se necesitaban dotes de
adivino.
El 2018 tuvo un calendario
predeterminado que sería el gozo de cualquier gobernante. En enero, visita del
Papa. En junio y julio, el mundial de fútbol. En setiembre y octubre,
elecciones regionales y municipales. Es decir, distractores suficientes para
movilizar a la opinión pública hacia cualquier otro lugar que no fuera el
gobierno central. Pero el público no se dejó distraer y puso su atención en
hechos que no cabían en ningún cronograma programado.
La toma de mando de Martín
Vizcarra en marzo, un acto bastante deslucido por el júbilo histriónico del
fujimorismo (hoy sabemos cómo se les ordenaba con qué intensidad aplaudir)
anticipaba un gobierno tan débil como el de su antecesor. Un presidente y un
primer ministro que no querían confrontar en nada y daban nuevas satisfacciones
iniciales al fujimorismo, como la promulgación de una ley de control que excluía
al Congreso, anticipaban un nuevo desastre. Abril y mayo fueron los meses del
éxito de Keiko Fujimori. Expulsó a Kuczynski, a su hermano y aliados,
neutralizó a su padre y tenía a Hinostroza controlando la Sala Suprema que la
sacaría de todo proceso. En esos días se reunía con Vizcarra, lista de pedidos
en mano. Había sacado una ley que buscaba asfixiar a la prensa negando
publicidad estatal. Empezaba el mundial y tenía todo bajo control.
Hacia junio, Vizcarra comenzó a
notar que este arreglo solo conduciría a su propio fin. Su actitud cambió
frente al Congreso. Primero, respecto a las iniciativas mercantilistas del
fujimorismo y, luego, frente al Tribunal Constitucional, siendo el propio
presidente el que presentó la demanda de inconstitucionalidad de la Ley
Mordaza. Leyó bien que su propio gobierno era el primer perjudicado.
Pero si hay que buscar una fecha
clave del año 2018, elijo el sábado 7 de julio. Esa madrugada IDL Reporteros
publicó la primera entrega de lo que luego sería un informe de 40 partes
conocido como “Lava Juez”. El reportaje “Corte y Corrupción” marcó un antes y
un después para el gobierno de Vizcarra. Hizo suya la popular bandera
anticorrupción y solo en julio convocó a una legislatura extraordinaria, logró
la remoción de todo el CNM y propuso un referéndum al país que ganó
abrumadoramente este mes.
En cuatro meses todo cambió. Cada
intento del fujimorismo por aplastar a Vizcarra falló. Cada ataque aprista
armando las más enredadas teorías de la conspiración (“el golpe”, “la dictadura”)
terminó con las carcajadas de la audiencia. Keiko Fujimori está presa, en
espera de que se resuelva su apelación. Alan García –el autoproclamado
perseguido– está en su casa luego de un intento fallido de asilo que ha sido su
propio ridículo internacional. Los aliados de ambos han ido desapareciendo poco
a poco, quedándose rodeados de pequeños grupos de leales cuya insensatez les
hace más daño que bien.
El fin de año se lleva al alcalde
de Lima que tanto daño ha hecho a esta ciudad y trae la esperanza de una mucho
mejor gestión. Vientos de renovación, para bien, soplan en la Iglesia Católica.
Un vendaval de nuevas bancadas recorre el Congreso para mejor. Pero es en el
Poder Judicial y el Ministerio Público donde el 2019 será el año del terremoto.
Un cambio tan esperado como incierto, pero cambio al fin.
¿Habrá resistencia? Sin duda.
Pero pensemos que peor de lo que fue el primer semestre del 2018 es difícil
estar. ¿Mejor que el segundo semestre del 2018? Tal vez, pero la valla se ha
puesto alta. Lo que nos traiga enero desde Curitiba será lo que haga la
diferencia el 2019.
Un feliz año para los lectores.
Solo les deseo que todo lo bueno que nos trajo el 2018 se siga proyectando el
2019 para bien del país. Con cauto optimismo comparto esta esperanza: ¡Qué bien
termina el 2018!
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