Luis Pásara vive fuera del Perú
desde hace muchos años, sin embargo, mantiene un vínculo permanente con el
país. En esta entrevista ofrece una mirada sobre los últimos acontecimientos
políticos y judiciales, marcados por la prisión preventiva ordenada contra la
lideresa de Fuerza Popular y excandidata presidencial, Keiko Fujimori. De
acuerdo con Pásara, la decisión del juez Richard Concepción Carhuancho se
justifica. “Hemos visto demasiadas cosas en FP como para presumir su inocencia
o buena fe”, advierte.
- Luego de haber escuchado a la
Fiscalía, a la defensa y la decisión del juez Richard Concepción Carhuancho,
¿considera que se justifica la prisión preventiva dictada en contra de Keiko
Fujimori o no?
De lo que se conoce, hay
elementos suficientes para dictar la prisión preventiva. A mí me impresiona
particularmente lo que se llama el riesgo procesal, tanto el peligro de fuga
–algo que hizo su padre- o la destrucción de pruebas, que también es algo
posible. En Fuerza Popular (FP) hemos visto demasiadas cosas como para presumir
su inocencia o buena fe en el manejo de papeles, de documentos. Hay razones,
sí, para la prisión preventiva. Eso es algo fundamental.
- El caso de la Fiscalía se ve
bien armado. La pregunta, en todo caso, es si se justificaba la prisión para
que las investigaciones continuaran por buen camino. ¿No podía seguir el
proceso con ella libre?
Los temas como el arraigo habría
que considerarlos con un poco más de cuidado, pero el juez tiene razón cuando
señala que existe riesgo procesal. Se sabe que ha habido presión contra algunos
testigos, ¿no es verdad?
- La defensa alega que la prisión
preventiva solo debe proceder en casos excepcionales.
Eso dice la norma, pero este
delito que se le atribuye (a Keiko Fujimori) es excepcional, ¿no? Estamos ante
la jefa de un partido político que dirige a una bancada que, aun ahora, es la
más grande, y los elementos de convicción que hay contra ella me impresionan.
Se ha establecido el sistema de blanqueo (de dinero), las rutas, los
intermediarios. El cuadro está claro, ¿no? Ya se sabe que la prisión
preventiva, en teoría, es la excepción. Bueno, estamos frente a una excepción,
efectivamente.
- ¿Incluso para los estándares
peruanos?
Claro, por la magnitud y
trascendencia de los hechos.
- ¿Qué futuro político le ve a FP
en estos momentos?
Bueno, lo que se ve ahora son
demasiados pedidos de licencia. Mire, FP nunca ha sido un partido político,
primero con programa y segundo con ideología, en el que la gente se pudiera
inscribir de acuerdo con ciertos criterios.
- ¿Qué es entonces?
FP es una banda de oportunistas,
sin escrúpulos, como lo han demostrado muchas veces, y que ahora, frente a la
situación que viven, están todos con el rabo entre las piernas. Incluso, las
más altisonantes han tenido que bajar el tono de su voz. Y otros simplemente se
están yendo.
- Es que Keiko era como un factor
de cohesión, en una bancada llena de invitados. Incluso, con ella libre, FP no
pudo evitar deserciones. ¿La cosa puede ponerse peor?
Keiko pudo ser un factor de
cohesión si es que llegaba a la presidencia. Sin embargo, me parece que esa
opción ya pertenece a la fantasía.
- ¿Ya no le ve opciones a Keiko
de ser presidenta?
Pregúntele a Daniel Salaverry si
tiene alguna opción. ¿Por qué cree usted que Salaverry está haciendo todo lo
que está haciendo? Y desde hace semanas, ¿no es verdad? Él tiene olfato
político, tiene sentido político, no es Luis Galarreta. ¿Por qué se está
distanciando de esa manera de FP? Porque FP no tiene, y Keiko menos,
posibilidades de ganar la presidencia. FP podría sacar cierto número de
parlamentarios, a lo mejor. Pero, ¿ganar la presidencia de la República con
Keiko? Eso se acabó. Digamos que Keiko ha pasado a la categoría de Lourdes
Flores, en términos electorales.
- Es usted definitivo.
Sí, y sé bien que corro el riesgo
de equivocarme, porque hay muchos cadáveres que han revivido...
- Le recuerdo que el Perú
reeligió a Alan García.
Sí, es cierto. Por eso le digo,
soy consciente de que corro el riesgo de equivocarme, pero me parece muy
difícil (que Keiko gane la presidencia). Alan García es un político que tiene
un conjunto de habilidades, mientras que Keiko tiene la escuela de su padre y
de Montesinos. Ella no aceptó la derrota del 2016 y ha tratado de compensar eso
con un ejercicio del poder arbitrario desde el Congreso. Pero hay otra
diferencia entre Keiko y Alan García: que García se las arregló para no ir
preso, hasta ahora.
- Igual, García es el político
con la más alta desaprobación.
Así es. Porque la gente sospecha,
pues. La gente entiende que no es posible que ocurriera una serie de
negociados, incluido Lava Jato, con funcionarios de alto nivel vinculados y que
él, sencillamente, no supiera nada de nada. Además, le recuerdo que, en el caso
de García, ha habido prescripción. Eso no significa que sea inocente, sino que
se pasó el tiempo. Keiko no ha podido conseguir eso.
- La cárcel es una gran mancha.
Pero por supuesto. Mire usted
cómo se ha celebrado la detención de Keiko, cómo las redes sociales están
exaltando al juez Richard Concepción Carhuancho y al fiscal José Domingo Pérez.
La gente los aplaude en la calle.
- ¿Cómo se explica que Keiko
Fujimori haya dilapidado de una manera tan rápida el capital político que
consiguió?
Se explica desde un pésimo manejo
político y desde la soberbia. Ella ha aprendido mal la política, con Fujimori y
Montesinos, y es alguien que tiene más soberbia que capacidad. Efectivamente,
como usted dice, ha dilapidado el capital político que tenía. En solo dos años
y medio. Es todo un récord.
- ¿Quizás es el momento de Kenji
Fujimori?
Sus cercanos lo intentarán, me
imagino. Kenji puede ser un recambio. El fujimorismo va a existir todavía. Si
el APRA todavía existe, ¿no es cierto? Como le he dicho, el fujimorismo seguro
sacará congresistas en el 2021. Igual, al día de hoy no le veo muchas más
opciones.
- La transmisión en vivo de la
audiencia en la que se dictó la prisión preventiva a Keiko fue seguida en
varios lados. Despertó un interés, para mí al menos, insospechado. Algo ha
cambiado, ¿no?
Hay algo que se ve en América
Latina ahora: la gente se está hartando del tema corrupción. Hemos sido
tolerantes durante mucho tiempo. Mire a Lula, con todas las distancias entre él
y Keiko, por cierto. Lula ha sido un político exitoso: ganó la presidencia,
hizo políticas que le ganaron más adhesiones y, sin embargo, la corrupción se
lo trajeron abajo a él y a su partido, tal como hemos visto durante las
elecciones en Brasil hace unos días.
- ¿La corrupción indigna más que
antes?
Así es, la corrupción indigna
más. Y la razón de la caída de Keiko es esa, la corrupción. Y lo mismo con
Alejandro Toledo, Ollanta Humala. La gente está harta.
- Hay como un sino nefasto de la
presidencia peruana, tanto de los que la ejercen como de los que la aspiran.
Es verdad.
- ¿Por qué cree que es eso?
En parte, esto tiene que ver con
lo que se vive en la sociedad peruana. Si uno mira el país, la corrupción no
está presente solo en la política. Claro, los políticos se encuentran en la
escena pública y las cifras de dinero que se manejan son espectaculares. Quiero
decir, apropiarse de millones de dólares no es algo que pase desapercibido.
- ¿A más dinero robado, más
indignación?
Hay un problema de magnitud,
efectivamente. Por ejemplo: se sabe que Barata declaró que a Toledo le dieron
20 millones de dólares. Eso es impresionante. Ya un millón de dólares es una
cantidad que el noventa y tanto por ciento de peruanos ni siquiera imagina. De
otra parte, existe un descontento general con la democracia, con políticos y
partidos que incumplen sistemáticamente sus promesas. La democracia, en toda
América Latina, es una promesa incumplida, o, en el mejor de los casos,
cumplida de manera insuficiente.
- Y en el caso del Perú, con
mayor razón.
Así es. La idea de tener una
democracia no era darnos el gusto de ir a votar cada cinco años, sino que a
través de ese voto el país mejorara, hubiera cambios. Ese era el objetivo y no
se ha logrado.
- ¿Con esa insatisfacción que
genera la democracia en el Perú, no existe el peligro de una deriva
autoritaria?
Yo creo que el gran peligro de
una deriva autoritaria era el fujimorismo. Veamos lo que han hecho en estos dos
años y medio los fujimoristas en el Congreso: ¿usted se imagina a “La Botica”
en el gabinete de ministros? Por eso, la posible deriva autoritaria era esa. Y,
por el momento, se ha desactivado o disminuido el riesgo, de manera
significativa.
- Pero también puede aparecer una
opción extremista el 2021 que aproveche este momento. Mire a Bolsonaro en
Brasil.
Ah bueno, que aparezca algún
Antauro Humala con opciones reales, es posible, es más que posible. Ya que
gane, no lo sé. Eso supondría tener una bola de cristal. Tiene razón en que la
situación que vivimos puede alimentar tendencias autoritarias respaldadas con
el voto popular, tal como ha ocurrido en Brasil. Y antes lo vimos con Hugo Chávez,
o Rafael Correa. Sí, claro, el riesgo de lo que usted señala existe, es un
riesgo alto.
- ¿Cómo evalúa la gestión de
Martín Vizcarra?
A Vizcarra lo conocíamos poco,
porque su proyección en la escena pública no era muy visible, hasta ahora. Es
alguien que ha tenido la capacidad para aprender algunas de las lecciones que
dejó en evidencia el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
- ¿Qué lecciones aprendió
Vizcarra de Kuczynski?
Que no había manera de llegar a
acuerdos y/o de gobernar con el fujimorismo, que fue lo que intentó Kuczynski,
incluso arrodillándose ante el cardenal Cipriani. Vizcarra ha asumido que esa
vía no es posible y eso, me parece, lo está llevando por un buen camino. El
asunto con él es que hay cosas... mire, en el Perú, los que piensan mal aciertan
demasiadas veces.
- ¿A qué se refiere?
Que primero veamos cómo es que
acaba el referéndum. Yo a Vizcarra lo siento demasiado en campaña. Dependiendo
de qué resultados se obtengan en diciembre, ¿seguirá en lo mismo? Y si así
fuera, tengo una curiosidad: ¿su objetivo será quedarse solo hasta el 2021 o
intentará reelegirse?
- Aunque desde el gobierno se ha
insistido en que Vizcarra se irá el 2021.
Todos dicen “no”.
- ¿Qué piensa del fiscal Gonzalo
Chávarry?
La suya es una falta de vergüenza
espectacular. Recuerdo pocos casos en el Perú en el que a un personaje se le
diga todo lo que se le dice y, aun así, pretenda quedarse. Estamos frente a una
especie de clamor nacional y él como si nada.
- Entre otras cosas, porque está
blindado por FP. Eso ya parece obvio.
Claro, esa debe ser la razón más
importante por la cual no se va. Chávarry representa a esa persona de calidades
profesionales, digamos mediocres, que de pronto llega a un puesto que en su
vida imaginó. Si Chávarry deja la Fiscalía de la Nación, ¿a qué se va a dedicar
después con todos estos escándalos?
- Y, en cambio, el fiscal José
Domingo Pérez se ha erigido en una especie de héroe nacional moderno. Uno diría
que tiene opciones políticas, ¿no?
Lo que hay que reconocerle es que
tiene coraje porque ha asumido un rol que no es sencillo. Y segundo, es un
fiscal que ha ido más allá de lo que viene desde Brasil. Es decir, ha hecho
investigación y esa es una cosa muy meritoria en el Ministerio Público porque
la mayoría no lo hace. Pérez ha hecho su trabajo propio.
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