domingo, 20 de enero de 2019

CORRUPCIÓN Y SOBERBIA. Keiko Fujimori.

Luis Pásara vive fuera del Perú desde hace muchos años, sin embargo, mantiene un vínculo permanente con el país. En esta entrevista ofrece una mirada sobre los últimos acontecimientos políticos y judiciales, marcados por la prisión preventiva ordenada contra la lideresa de Fuerza Popular y excandidata presidencial, Keiko Fujimori. De acuerdo con Pásara, la decisión del juez Richard Concepción Carhuancho se justifica. “Hemos visto demasiadas cosas en FP como para presumir su inocencia o buena fe”, advierte.
- Luego de haber escuchado a la Fiscalía, a la defensa y la decisión del juez Richard Concepción Carhuancho, ¿considera que se justifica la prisión preventiva dictada en contra de Keiko Fujimori o no?
De lo que se conoce, hay elementos suficientes para dictar la prisión preventiva. A mí me impresiona particularmente lo que se llama el riesgo procesal, tanto el peligro de fuga –algo que hizo su padre- o la destrucción de pruebas, que también es algo posible. En Fuerza Popular (FP) hemos visto demasiadas cosas como para presumir su inocencia o buena fe en el manejo de papeles, de documentos. Hay razones, sí, para la prisión preventiva. Eso es algo fundamental.
- El caso de la Fiscalía se ve bien armado. La pregunta, en todo caso, es si se justificaba la prisión para que las investigaciones continuaran por buen camino. ¿No podía seguir el proceso con ella libre?
Los temas como el arraigo habría que considerarlos con un poco más de cuidado, pero el juez tiene razón cuando señala que existe riesgo procesal. Se sabe que ha habido presión contra algunos testigos, ¿no es verdad?
- La defensa alega que la prisión preventiva solo debe proceder en casos excepcionales.
Eso dice la norma, pero este delito que se le atribuye (a Keiko Fujimori) es excepcional, ¿no? Estamos ante la jefa de un partido político que dirige a una bancada que, aun ahora, es la más grande, y los elementos de convicción que hay contra ella me impresionan. Se ha establecido el sistema de blanqueo (de dinero), las rutas, los intermediarios. El cuadro está claro, ¿no? Ya se sabe que la prisión preventiva, en teoría, es la excepción. Bueno, estamos frente a una excepción, efectivamente.
- ¿Incluso para los estándares peruanos?
Claro, por la magnitud y trascendencia de los hechos.
- ¿Qué futuro político le ve a FP en estos momentos?
Bueno, lo que se ve ahora son demasiados pedidos de licencia. Mire, FP nunca ha sido un partido político, primero con programa y segundo con ideología, en el que la gente se pudiera inscribir de acuerdo con ciertos criterios.
- ¿Qué es entonces?
FP es una banda de oportunistas, sin escrúpulos, como lo han demostrado muchas veces, y que ahora, frente a la situación que viven, están todos con el rabo entre las piernas. Incluso, las más altisonantes han tenido que bajar el tono de su voz. Y otros simplemente se están yendo.
- Es que Keiko era como un factor de cohesión, en una bancada llena de invitados. Incluso, con ella libre, FP no pudo evitar deserciones. ¿La cosa puede ponerse peor?
Keiko pudo ser un factor de cohesión si es que llegaba a la presidencia. Sin embargo, me parece que esa opción ya pertenece a la fantasía.
- ¿Ya no le ve opciones a Keiko de ser presidenta?
Pregúntele a Daniel Salaverry si tiene alguna opción. ¿Por qué cree usted que Salaverry está haciendo todo lo que está haciendo? Y desde hace semanas, ¿no es verdad? Él tiene olfato político, tiene sentido político, no es Luis Galarreta. ¿Por qué se está distanciando de esa manera de FP? Porque FP no tiene, y Keiko menos, posibilidades de ganar la presidencia. FP podría sacar cierto número de parlamentarios, a lo mejor. Pero, ¿ganar la presidencia de la República con Keiko? Eso se acabó. Digamos que Keiko ha pasado a la categoría de Lourdes Flores, en términos electorales.
- Es usted definitivo.
Sí, y sé bien que corro el riesgo de equivocarme, porque hay muchos cadáveres que han revivido...
- Le recuerdo que el Perú reeligió a Alan García.
Sí, es cierto. Por eso le digo, soy consciente de que corro el riesgo de equivocarme, pero me parece muy difícil (que Keiko gane la presidencia). Alan García es un político que tiene un conjunto de habilidades, mientras que Keiko tiene la escuela de su padre y de Montesinos. Ella no aceptó la derrota del 2016 y ha tratado de compensar eso con un ejercicio del poder arbitrario desde el Congreso. Pero hay otra diferencia entre Keiko y Alan García: que García se las arregló para no ir preso, hasta ahora.
- Igual, García es el político con la más alta desaprobación.
Así es. Porque la gente sospecha, pues. La gente entiende que no es posible que ocurriera una serie de negociados, incluido Lava Jato, con funcionarios de alto nivel vinculados y que él, sencillamente, no supiera nada de nada. Además, le recuerdo que, en el caso de García, ha habido prescripción. Eso no significa que sea inocente, sino que se pasó el tiempo. Keiko no ha podido conseguir eso.
- La cárcel es una gran mancha.
Pero por supuesto. Mire usted cómo se ha celebrado la detención de Keiko, cómo las redes sociales están exaltando al juez Richard Concepción Carhuancho y al fiscal José Domingo Pérez. La gente los aplaude en la calle.
- ¿Cómo se explica que Keiko Fujimori haya dilapidado de una manera tan rápida el capital político que consiguió?
Se explica desde un pésimo manejo político y desde la soberbia. Ella ha aprendido mal la política, con Fujimori y Montesinos, y es alguien que tiene más soberbia que capacidad. Efectivamente, como usted dice, ha dilapidado el capital político que tenía. En solo dos años y medio. Es todo un récord.
- ¿Quizás es el momento de Kenji Fujimori?
Sus cercanos lo intentarán, me imagino. Kenji puede ser un recambio. El fujimorismo va a existir todavía. Si el APRA todavía existe, ¿no es cierto? Como le he dicho, el fujimorismo seguro sacará congresistas en el 2021. Igual, al día de hoy no le veo muchas más opciones.
- La transmisión en vivo de la audiencia en la que se dictó la prisión preventiva a Keiko fue seguida en varios lados. Despertó un interés, para mí al menos, insospechado. Algo ha cambiado, ¿no?
Hay algo que se ve en América Latina ahora: la gente se está hartando del tema corrupción. Hemos sido tolerantes durante mucho tiempo. Mire a Lula, con todas las distancias entre él y Keiko, por cierto. Lula ha sido un político exitoso: ganó la presidencia, hizo políticas que le ganaron más adhesiones y, sin embargo, la corrupción se lo trajeron abajo a él y a su partido, tal como hemos visto durante las elecciones en Brasil hace unos días.
- ¿La corrupción indigna más que antes?
Así es, la corrupción indigna más. Y la razón de la caída de Keiko es esa, la corrupción. Y lo mismo con Alejandro Toledo, Ollanta Humala. La gente está harta.
- Hay como un sino nefasto de la presidencia peruana, tanto de los que la ejercen como de los que la aspiran.
Es verdad.
- ¿Por qué cree que es eso?
En parte, esto tiene que ver con lo que se vive en la sociedad peruana. Si uno mira el país, la corrupción no está presente solo en la política. Claro, los políticos se encuentran en la escena pública y las cifras de dinero que se manejan son espectaculares. Quiero decir, apropiarse de millones de dólares no es algo que pase desapercibido.
- ¿A más dinero robado, más indignación?
Hay un problema de magnitud, efectivamente. Por ejemplo: se sabe que Barata declaró que a Toledo le dieron 20 millones de dólares. Eso es impresionante. Ya un millón de dólares es una cantidad que el noventa y tanto por ciento de peruanos ni siquiera imagina. De otra parte, existe un descontento general con la democracia, con políticos y partidos que incumplen sistemáticamente sus promesas. La democracia, en toda América Latina, es una promesa incumplida, o, en el mejor de los casos, cumplida de manera insuficiente.
- Y en el caso del Perú, con mayor razón.
Así es. La idea de tener una democracia no era darnos el gusto de ir a votar cada cinco años, sino que a través de ese voto el país mejorara, hubiera cambios. Ese era el objetivo y no se ha logrado.
- ¿Con esa insatisfacción que genera la democracia en el Perú, no existe el peligro de una deriva autoritaria?
Yo creo que el gran peligro de una deriva autoritaria era el fujimorismo. Veamos lo que han hecho en estos dos años y medio los fujimoristas en el Congreso: ¿usted se imagina a “La Botica” en el gabinete de ministros? Por eso, la posible deriva autoritaria era esa. Y, por el momento, se ha desactivado o disminuido el riesgo, de manera significativa.
- Pero también puede aparecer una opción extremista el 2021 que aproveche este momento. Mire a Bolsonaro en Brasil.
Ah bueno, que aparezca algún Antauro Humala con opciones reales, es posible, es más que posible. Ya que gane, no lo sé. Eso supondría tener una bola de cristal. Tiene razón en que la situación que vivimos puede alimentar tendencias autoritarias respaldadas con el voto popular, tal como ha ocurrido en Brasil. Y antes lo vimos con Hugo Chávez, o Rafael Correa. Sí, claro, el riesgo de lo que usted señala existe, es un riesgo alto.
- ¿Cómo evalúa la gestión de Martín Vizcarra?
A Vizcarra lo conocíamos poco, porque su proyección en la escena pública no era muy visible, hasta ahora. Es alguien que ha tenido la capacidad para aprender algunas de las lecciones que dejó en evidencia el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski.
- ¿Qué lecciones aprendió Vizcarra de Kuczynski?
Que no había manera de llegar a acuerdos y/o de gobernar con el fujimorismo, que fue lo que intentó Kuczynski, incluso arrodillándose ante el cardenal Cipriani. Vizcarra ha asumido que esa vía no es posible y eso, me parece, lo está llevando por un buen camino. El asunto con él es que hay cosas... mire, en el Perú, los que piensan mal aciertan demasiadas veces.
- ¿A qué se refiere?
Que primero veamos cómo es que acaba el referéndum. Yo a Vizcarra lo siento demasiado en campaña. Dependiendo de qué resultados se obtengan en diciembre, ¿seguirá en lo mismo? Y si así fuera, tengo una curiosidad: ¿su objetivo será quedarse solo hasta el 2021 o intentará reelegirse?
- Aunque desde el gobierno se ha insistido en que Vizcarra se irá el 2021.
Todos dicen “no”.
- ¿Qué piensa del fiscal Gonzalo Chávarry?
La suya es una falta de vergüenza espectacular. Recuerdo pocos casos en el Perú en el que a un personaje se le diga todo lo que se le dice y, aun así, pretenda quedarse. Estamos frente a una especie de clamor nacional y él como si nada.
- Entre otras cosas, porque está blindado por FP. Eso ya parece obvio.
Claro, esa debe ser la razón más importante por la cual no se va. Chávarry representa a esa persona de calidades profesionales, digamos mediocres, que de pronto llega a un puesto que en su vida imaginó. Si Chávarry deja la Fiscalía de la Nación, ¿a qué se va a dedicar después con todos estos escándalos?
- Y, en cambio, el fiscal José Domingo Pérez se ha erigido en una especie de héroe nacional moderno. Uno diría que tiene opciones políticas, ¿no?
Lo que hay que reconocerle es que tiene coraje porque ha asumido un rol que no es sencillo. Y segundo, es un fiscal que ha ido más allá de lo que viene desde Brasil. Es decir, ha hecho investigación y esa es una cosa muy meritoria en el Ministerio Público porque la mayoría no lo hace. Pérez ha hecho su trabajo propio.


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