Protestas en Turquía. Todo empezó hace tres días con manifestaciones pacíficas contra la construcción de un centro comercial en un parque público. Hoy la policía se replegó.
Dogan Tilic. EFE.
Decenas de miles de manifestantes forzaron a la policía turca a abandonar después de dos días de violentos enfrentamientos la céntrica plaza Taksim de Estambul, convertida ya en un símbolo de la oposición contra el gobierno del partido islamista moderado AKP.
Salvando las distancias entre una Turquía democrática y las dictaduras árabes, muchos se preguntan si Taksim está por por transformarse en algo similar a la plaza Tahrir de El Cairo, donde nació el movimiento que finalmente derrocó al líder autoritario egipcio Hosni Mubarak hace dos años.
Todo comenzó en Estambul con una acampada pacífica en contra de la destrucción de un parque para dar lugar a un centro comercial, pero terminó en una batalla campal entre las fuerzas del orden y los manifestantes, que terminaron por exigir la dimisión del Gobierno.
Lejos de hacerles caso, el primer ministro, Receo Tayyip Erdogan, acusó a los manifestantes de ser "ideológicos", aunque reconoció algunos errores de la policía por la fuerte represión. En todo caso, el líder islamista advirtió que la oposición puede congregar a 100.000 personas si quiere, pero que él podrá juntar a millones de sus seguidores.
Las manifestaciones parecen ser resultado de una creciente frustración ciudadana con el estilo autoritario de Erdogan. "No solo una megaciudad con 15 millones de habitantes, sino todo el país se ha levantado. Esto es más que defender unos árboles", señaló a Sirri Sureyya Onder, un diputado del pro-kurdo partido BDP.
"Esto es una revuelta contra la mentalidad autoritaria que no tiene en cuenta las demandas de la gente", aseguró el parlamentario, quien sufrió heridas durante los enfrentamientos de ayer.
Los manifestantes no son únicamente seguidores de la oposición laica y nacionalista sino que incluyen también a islamistas descontentos con el estilo de gobierno de Erdogan.
"Estamos viendo la explosión de la ira acumulada de la gente contra el AKO de Erdogan", asegura el politólogo Tarik Sengul, catedrático de la Universidad Técnica de Oriente Medio en Ankara.
De hecho, es la primera vez en sus diez años en el poder que el primer ministro Erdogan se enfrenta a una revuelta de este tipo. La represión de la policía, que usó gases lacrimógenos, balas de goma y lanza aguas, no hizo disminuir el número de manifestantes sino al contrario, más gente se enfrentó a las fuerzas del orden, lo que ha reforzado la comparación entre Taksim y Tahrir.
No obstante, Sengul destaca que la plaza estambulí tiene su propia historia sangrienta desde una masacre sucedida el primero de mayo de 1977, cuando 34 personas fueron asesinadas durante una Marcha del Día del Trabajo.
La oposición, sobre todo el histórico partido nacionalista CHP, ha usado la ola espontánea de protestas para expresar su malestar con Erdogan y el AKP.
CLAVES
Desde su llegada al poder, Erdogan ha conseguido consolidarse por encima del 50% del apoyo electoral, mientras que su política de privatizaciones y la entrada de miles de millones de euros en inversiones extranjeras han llevado a un "boom" económico.
Sus críticos aseguran que Erdogan y su Gobierno se han vuelto cada vez menos tolerante. Turquía es actualmente el país del mundo con más periodistas encarcelados.
El mayor sindicato público turco anuncia una huelga por el desalojo de Gezi
EFE. El mayor sindicato turco de funcionarios, conocido por sus siglas KESK, ha anunciado varias medidas de protesta, incluida una huelga, en reacción al violento desalojo del parque Gezi, epicentro de las manifestaciones que sacuden Turquía desde hace más de dos semanas.
"El ataque de la policía que ha sufrido el parque Gezi en Taksim es una salvajada. La policía asaltó el parque de forma brutal, sin hacer caso a que hubiera niños y ancianos", se lee en un comunicado de KESK. La fecha concreta de la huelga aún debe de ser anunciada por el sindicato.
El comunicado fue publicado horas después de que centenares de policías intervinieron el parque Gezi, convertido en un campamento ciudadano con puestos informativos, carpas de comida gratuita y talleres, donde paseaban numerosas familias con sus hijos. Lejos de acallar la protesta, la intervención policial parece haberla incentivado, ya que miles de personas de otros barrios de Estambul, incluido el lado asiático, empezaron a marchar hacia la plaza de Taksim.
FUENTE: http://www.larepublica.pe/16-06-2013/el-mayor-sindicato-publico-turco-anuncia-una-huelga-por-el-desalojo-de-gezi
La protesta de los claveles en la plaza Taksim fue desalojada por la policía
Turquía. Una manifestación pacífica convocada en la simbólica plaza de Estambul fue desalojada con gases lacrimógenos y chorros de agua. La policía tomó la plaza.
Ilya U. Topper. EFE.
La policía turca lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los numerosos manifestantes que seguían ocupando la comercial calle Istiklal tras haber sido expulsados de la vecina plaza Taksim, donde habían celebrado una protesta con claveles rojos.
La primera gran manifestación en una semana en la plaza de Taksim, en el centro de Estambul, acabó así una vez más en desalojo policial. Agua a presión primero, cordones policiales después y, finalmente, nuevas cargas con gases lacrimógenos en la calle más concurrida de la ciudad, marcaron el anochecer de un sábado que al principio parecía tranquilo y festivo.
La cita había transcurrido pacífica durante algo más de una hora y decenas de miles de personas cantaron consignas en la emblemática plaza Taksim, símbolo de las revueltas que desde hace ya casi cuatro semanas agitan Turquía.
Pasadas las 16.00 GMT, los asistentes lanzaban al aire sus flores, creando así una espectacular lluvia roja, a la que siguieron aplausos, un agitar de manos y las consignas que han marcado estas revueltas: "Gobierno, dimisión", "Taksim en todas partes, en todas partes resistencia", y "La lucha vuelve a empezar".
Desafiaban así la indicación expresa del primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, que ayer mismo repitió en un mitin en la ciudad norteña de Samsun que "Taksim no es un lugar para manifestarse".
La muchedumbre no intentó penetrar en el vecino parque Gezi, cerrado a los transeúntes desde el violento desalojo policial del sábado anterior, y ahora vigilado por los antidisturbios. Todo parecía transcurrir en un ambiente festivo y de paz.
Pero apenas una hora más tarde, la policía, que sigue rodeando la plaza de Taksim con numerosos blindados, pidió a los manifestantes que se dispersaran y al no observar reacción, intervino con cañones de agua contra los congregados.
Este nuevo pulso de fuerza viene en un día de tensión e intercambio de protestas entre Turquía y la Unión Europea, en el que Ankara ha convocado al embajador alemán, Eberhard Pohl, para comunicarle el descontento turco con la postura de Berlín, que ha criticado duramente la violencia policial.
“Todos somos Turquía”
Isaac Bigio.
Internacionalista.
Internacionalista.
En las manifestaciones brasileñas se ha escuchado mucho el grito ‘Somos Turquía’. Ambas democracias son las que hoy más vienen siendo estremecidas a nivel mundial por protestas anticorrupción.
Brasil y Turquía se encuentran en los puestos 7 y 15 respectivamente de las mayores economías del globo, pero son la principal potencia en sus respectivas regiones. En ambos casos el desencanto se da contra un partido que ha logrado mantenerse poco más de una década en el poder habiendo ganado ampliamente 3 elecciones generales consecutivas desde el 2002.
Mientras Brasil está regido por el izquierdista, del proteccionista y secular Partido de los Trabajadores (PT), Turquía lo está por el derechista neoliberal y clerical AKP.
En Estambul el movimiento se inició el 28 de mayo en la plaza Taksim oponiéndose a los intentos oficialistas de cortar sus árboles. Luego se fue empalmando con otros rechazos a nuevas obras de desarrollo y por ello se ha autodenominado como la ‘revolución de los árboles’. La represión a más de un millón de manifestantes en casi todas las 81 provincias turcas ya ha cobrado varios muertos y 10.000 heridos.
Recep Erdogan, el primer ministro desde marzo 2003, es el más importante y popular mandatario que ha tenido la república turca desde que esta fue creada en 1920 por Kemal Ataturk. Mientras Ataturk fue un nacionalista secular y pro-occidental y su partido es socialdemócrata, Erdogan está privatizando e islamizando al Estado. Con sus medidas monetaristas revirtió el declive de su economía e hizo que esta crezca hasta un 9% en el 2010-11, pero hoy dicha pujanza ve siendo limitada por la crisis del euro y del Medio Oriente.
Si bien él cuenta con el apoyo de los pequeños propietarios del campo y la ciudad, ha venido generando anticuerpos dentro de muchos turcos que se vanaglorian de que su república es la menos religiosa de todo el mundo islámico, de quienes rechazan las restricciones a la venta de alcohol, de las minorías religiosas que no quieren que los fondos estatales para templos y la educación religiosa esté monopolizado por el Islam sunita, de quienes acusan al régimen de ser cada vez más autocrático y de ser el que más periodistas encarcela en todo el planeta, y de quienes se oponen a que Turquía se haya convertido en la base de la insurgencia islamista en la guerra de Siria que ya ha cobrado 100.000 muertos.
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