sábado, 29 de junio de 2013

EDUCACIÓN y las TICS


Aprendiendo en un click

                         Para programar los robots los alumnos aprenden matemática y física aplicadas.
                          En el taller de robótica, los alumnos aprende matemática y física aplicadas.

Cada uno de los 200 alumnos de la Escuela de Talentos tiene su propia Classmate, un netbook que se transforma en tablet.


Escribir sobre tablets y netbooks y leer en pantallas LCD es el día a día de los estudiantes de una escuela del Callao. Esta historia es una muestra de cómo las nuevas tecnologías pueden transformar la educación.
Texto: Alejandra Cruz Cuevas.
Fotografía: David Huamaní.

Los alumnos no están sentados mirando a la pizarra. Sobre sus escritorios no hay libros de matemáticas ni cuadernos cuadriculados para realizar ejercicios. En vez de ello cada estudiante sigue la lección que dicta el profesor usando su Classmate, un netbook diseñado específicamente para la educación.
 
En sus pantallas de 10 pulgadas, José y sus 24 compañeros ven las mismas diapositivas con triángulos y ángulos que el profesor está proyectando en la pared al fondo del salón. Cada cierto tiempo, cuando el chico de quince años escucha algo que le parece importante, hace click en el margen de la pantalla para agregar un cuadro de texto e insertar una nota. La chica sentada junto a él, ha girado la pantalla de su classmate 180 grados para grabar al profesor.

No es una ocasión especial, ni una actividad fuera de lo ordinario. Es el modelo de educación escolar basado en el uso de las tecnologías de la información y de comunicaciones (TIC) con el que el Gobierno Regional del Callao dio vida hace dos años a la Escuela de Talentos. Las Classmates son el centro de este método, y por ello, a cada estudiante y profesor le es asignada una a principio del año escolar.
 
Con ellas, los alumnos acceden a la plataforma virtual en la que los profesores han dejado colgados los trabajos. Si llegan a tener alguna duda, los estudiantes, desde sus tablets en los salones, contactan al maestro a través de Facebook.
 
“Las redes sociales son un gran medio reforzador que no se debe prohibir sino enseñar a administrar”, explica Guido Revilla Obando, magíster en educación y director de esta institución. Así es, las redes sociales que otras escuelas luchan por controlar o eliminar de sus aulas son una herramienta más de la Escuela de Talentos.

“Luego de ver el video, cada uno va a diseñar su volante publicitario. Una vez lo terminen, lo suben a la página de la clase en Facebook, en el álbum que tiene el nombre del taller de hoy. Luego, van a revisar los volantes de sus compañeros y quiero que hagan una retroalimentación. Destaquen lo que esté bien y señalen lo que pueden mejorar”, indica a sus alumnos el profesor de Educación para el Trabajo, José Luís Solís.
 
Enseguida, los chicos dirigen su mirada a la pizarra. Esta no es una pizarra normal de tiza o de marcador acrílico. Es una pantalla de gran formato con acceso a internet y que funciona con el toque de un dedo. Allí comienza a reproducirse el video del que hablaba el profesor.
Mientras los chicos toman nota, el profesor aprovecha para explicarnos la tarea que ha dejado: “También usamos el chat de Gmail. Los alumnos constantemente me consultan por los estudios y trabajos de investigación que están desarrollando a través de ese medio. La socialización de conocimientos es la segunda fase de aprendizaje que a veces era descuidada en el método tradicional de enseñanza”.
 
Luego, aparecen en la pizarra virtual una serie de ejercicios interactivos que ha desarrollado previamente el profesor José Luis en Moodle, una aplicación web de tipo Ambiente Educativo Virtual. Los 22 profesores de la institución están capacitados para hacer lo mismo y preparar cada clase les toma en promedio tres a cuatro horas.

José Luis pide un voluntario para completar la siguiente frase: “Para desarrollar un volante publicitario requerimos...”. Ayleen es la elegida para pasar al frente de la clase. Usando la tecnología táctil de la pizarra, Ayleen selecciona con sus dedos, de entre las opciones dadas en la pantalla, las letras con las que  se deletrea ‘creatividad’.
 
En este curso los alumnos también aprenden a manejar los mismos programas que los profesionales del diseño usan la suite de Adobe CS6: Photoshop, Illustrator, Dreamweaver, Flash, Fireworks. Incluso, José, de quinto año, ha creado con un grupo de compañeras una empresa de diseño de piezas publicitarias y ellos mismos han desarrollado su página web.
“Honestamente me tomó dos meses hacerla”, dice como si eso se tratara de mucho tiempo para un niño de 16 años. Pero, para resarcirse, hace ahí mismo, en su computadora, una “extrapolación básica de animación”, que en español significa hacer rebotar en la pantalla una pelota mientras va cambiando de tamaño.
 
Arte y tec
 
En otro salón, en el lado exactamente opuesto del colegio, está dictando su taller de arte la profesora Miluska Dueñas. A pesar de su génesis tecnológica, 15 por ciento del currículo de la Escuela de Talentos está destinado al arte, la música, las letras y la danza. Eso quiere decir que de las 2.400 horas de clases que toman al año los estudiantes de esta escuela –de lunes a viernes de 8 de la mañana a 5 de la tarde, y talleres especiales de refuerzo los sábados– más de 360 son clases culturales.
 
Sin embargo, el edificio donde Miluska está dictando su taller de pintura nos recuerda que esta no es una escuela normal y que por tanto su clase tampoco lo es: cultivos hidropónicos crecen en tubos plomos, abrazados a los muros rosa y amarillos de la construcción, y en el salón de arte no hay caballetes ni modelos.
 
Para realizar los ejercicios de claroscuro, los chicos tienen sobre las mesas sus classmates, que muestran imágenes que la profesora ha seleccionado tras una búsqueda en internet. Estos son los modelos con que los chicos se guían para pintar bodegones en escalas de grises con sus pinceles y témperas.
 
Entre los estudiantes de Miluska destaca Rafael. En 40 minutos ha pintado un hermoso bodegón al cual le ha tomado fotos con su tablet para poder capturar todo el proceso. Si no fuera por esas fotos y porque aún le está haciendo unos cambios, su bodegón fácilmente se confundiría con una impresión de la imagen seleccionada por la profesora como modelo.
 
No les preocupa ni un poco que se derrame la pintura, pues las classmates resisten derrames de hasta 100 centímetros cúbicos de agua y caídas a 70 centímetros. Por ello, este tipo de netbook se ha hecho popular en escuelas de todo el mundo, desde Estados Unidos y Noruega hasta México, Brasil, Tailandia y Nigeria.
 
K’nex y Legos
 
Otra clase inusual de la Escuela de Talentos es la de Robótica. Bajo la dirección del profesor Roberto Bereta, los alumnos trabajan en las diferentes estaciones de un aula que parece más una sala de juegos que un salón de clases.
 
En la primera mesa los chicos se dividen en equipos de tres para ensamblar en diez minutos complejas estructuras y mecanismos, parecidos a los relojes. Con este fin, utilizan unas piezas interconectables llamadas K’nex. En la siguiente estación, la apuesta sube de nivel: los alumnos programan robots de Lego utilizando aplicaciones de sus classmates, que han transformado en tablets girando y doblando la pantalla sobre el teclado.
 
“Debo hacer que el robot siga la línea negra que hay en el centro de la mesa programando su sensor infrarrojo para detectar oscuridad”, explica Daniel, de 16 años, mientras a su lado una compañera maneja su robot sobre la mesa usando su celular android como control. Junto a ellos, hay un brazo mecánico capaz de recoger objetos, que ha sido elaborado por los mismos estudiantes.
 
Mañana es sábado pero aún así los chicos vendrán a la Escuela de Talentos a profundizar en los talleres para los que han sido seleccionados. Los del grupo del profesor Bereta están desarrollando un kit de robótica de bajo costo para que algún día esta misma clase, con sus maravillas tecnológicas, pueda estar en todas las escuelas del Callao y de otras regiones como Chachapoyas, Huancavelica y Tacna, donde se quiere replicar este modelo. Es un desafío que vale la pena replicar.
FUENTE: http://www.larepublica.pe/28-04-2013/aprendiendo-en-un-click-0


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