Para sorpresa de muchos, el 16 de febrero llenó la plaza de Turín.
En las recientes elecciones de Italia, el cómico Beppe Grillo, líder del Movimiento 5 Estrellas, sorprendió al sacar más del 25% de los votos y convertirse en el punto de quiebre de la política en su país. ¿Quién es este personaje irreverente, excéntrico, que debe gran parte de su éxito al furor de las redes sociales?
Texto: Ramiro Escobar.
Fotografía: Agencias. Efe / Reuters.
Fotografía: Agencias. Efe / Reuters.
“¡Todos a casa! ¡Todos a casa!”, rugió, histriónico y desatado, Giuseppe Piero Grillo, la noche del 22 de febrero en la Plaza San Juan de Letrán de Roma, ante una festiva multitud de decenas de miles de personas. La atmósfera era invernal, pero el clamor contra los políticos disolvía cualquier duda de que un febril triunfo se aproximaba.
Hacia la noche europea del 25 del mismo mes, en efecto, las urnas emitieron la sentencia alucinada: el Movimiento 5 Estrellas, liderado por Grillo –un cómico archiconocido y de tumultuoso currículum–, se hacía con más del 25% de los votos, y de ese modo se erigía en el partido más votado y la tercera fuerza parlamentaria italiana.
El tsunami peninsular
Desde entonces, el desconcierto ha enroscado como un espagueti a todo el país, ya que no se esperaba tal marea de votos para un grupo que estaba en ascenso, pero solo podía mostrar como mayor trofeo la alcaldía de Parma (ciudad de la norteña región de Emilia-Romaña). Y cuyo líder es un comediante casi a tiempo completo.
Algo pasó, sin embargo, que dejó temblando a las dos coaliciones que apuntaban a devorarse la pizza electoral. Tanto Italia Bien Común, de Pier Luigi Bersani (centro-izquierda), y El Pueblo de la Libertad, del innombrable Silvio Berlusconi, lograron mayoría en las cámaras, pero quedaron a merced del outsider saltarín.
¿Quién es Grillo y cómo forjó este frente de desencantados que ha volteado la tortilla política? Nadie novato en la escena mediática, para comenzar, aun cuando las grandes cadenas lo venían ignorando (y él a ellas). Nacido en 1948 en el pueblo genovés de Savignone, su vida ha estado marcada por un constante actuar.
Su especialidad: el monólogo, que ahora practica en sus mítines, convertidos en performances para lanzar sus arengas políticas. Tras algunas primeras incursiones, apareció con frecuencia en la televisión pública desde 1977 y permaneció allí hasta 1986, cuando se le ocurrió hacerle una pesada broma en vivo a Bettino Craxi.
En un programa llamado Fantástico 7 bromeó en torno a un viaje que el entonces primer ministro socialista hizo a China. “Si todos son socialistas, ¿a quiénes les roban?”, ironizó, en su rimbombante estilo, lo que le costó la ausencia de los platós televisivos por un tiempo. En 1992, empero, volvió plenamente recargado.
Llegó a Canal Plus, una emisora privada, y en 1994 volvió a la RAI (Radiotelevisión pública italiana). En esos tiempos, ya incluía en su sátira política la dimensión ecológica (el medio ambiente ha sido uno de los temas centrales de su reciente campaña) y se enfrentaba a empresas como Telecom, la compañía de teléfonos.
En 1995, cuando ya no estaba en pantalla grande, se fue a hacer espectáculos en la calle, siempre con su menú de crítica política. Se paseó así por 60 ciudades italianas y luego retornó a la TV, pero extranjera. Lo acogió la RSI, la Radiotelevisión suiza de lengua italiana, pues, en su terruño, la caja boba no lo toleraba tan fácilmente.
La ola crece (en la red)
El gran estallido, no obstante, se produjo en el 2005 cuando crea su blog (www.beppegrillo.it) y emprende una gira que salta de la pantalla informática a la calle, un curioso link que pocos internautas logran. En ese mismo año, la revista Time lo incluye entre los “Héroes Europeos del Año” y su popularidad bulle.
En el 2007 sube aún más a la cresta de la ola. Tras hablar en el Parlamento Europeo, lanza el ‘V-Day’ o Vaffanculo Day. La traducción del italiano, algo indecorosa, alude al día de “irse a tomar por el culo” y a la famosa película ‘V de Vendetta’, basada en la novela del mismo nombre del británico Alan Moore.
En la historia hay un enmascarado llamado ‘V’, así como un régimen fascista y una funcionaria de televisión, estos dos últimos por cierto, objetivos continuos del fuego hablado de Grillo (“no crean nada de lo que sale en la TV”, suele decir). El primer ‘V-Day fue en extremo exitoso y no se trataba solo de un juego.
El propósito era recoger firmas para que el Parlamento discuta 3 leyes (entre ellas limitar la duración del mandato parlmentario), vía 50 mil firmas. Se consiguieron más de 300 mil, con lo que el rating popular, e informático, de Grillo, subió como la espuma de un Campari. Beppe (diminutivo de Giuseppe) ya no era solo un bufón.
En el 2008 hubo un segundo ‘V-Day’ y en el 2009 llegó un momento estelar: Grillo lanzó su candidatura a las primarias del Partido Democrático (el de Pier Luigi Bersani), pero el frente lo bloqueó. Craso e histórico error. Sin dudarlo, formó el Movimiento 5 Estrellas, que ahora ajocha a los políticos tradicionales.
Podía hacerlo. Ya en el 2007, como consignaba Enrique Dans, un especialista español en ciberasuntos, el blog de Grillo era el décimo más importante en el mundo, el noveno de habla no inglesa y el segundo en temática política luego de The Huffington Post. Hoy sigue estando entre los 20 blogs políticos más visitados del mundo.
Las redes sociales son ahora su feudo: 1.260.261 de personas pusieron ‘me gusta’ en su página de Facebook (http://www.facebook.com/beppegrillo.it?fref=ts) y 1.014.738 siguen su cuenta en Twitter. Semejante fuerza le permitió ascender políticamente, más aún si una de sus propuestas es dar internet libre para todos.
¿Un indignado?
Pero ¿qué animal político ha nacido a este trepidante ritmo ciberciudadano? Difícil definirlo, aunque, tras una rauda comunicación con los indignados españoles, estos respondieron que no es necesariamente de los suyos. Hay un parentesco sí, por el lado de las denuncias anticorrupción y el uso de la red.
Cuando se rasca más la olla de Grillo, sin embargo, se encuentran puntos ciegos. No es “ni de izquierda ni de derecha”, lo que entre las huestes españolas puede sonar indefinido y tampoco ha apuntado mucho a la banca, un distintivo de la “indignación” global, que no dispara a mansalva solamente contra la clase política.
Lo otro es un, digamos, ‘problema de liderazgo’: el Movimiento 5 Estrellas está centrado en él. A pesar de que no fue candidato a nada en las elecciones (no lo hizo porque una de sus propuestas fue que nadie procesado candidateara y él estuvo involucrado en un accidente automovilístico), es la estrella sin sombra.
Él es el orador central en los mitines –siempre a ritmo de rudas e hilarantes ironías–, el del blog con profusas entradas, el que marca la línea del movimiento, no obstante su insistencia en que “Italia debe ser una comunidad”. Su único escudero, más o menos visible, es Gianroberto Casaleggio, un experto en informática.
Ambos hicieron los estatutos del movimiento (llamados ‘no estatutos’, por tratarse de una ‘no asociación’), lo que ha alentado acusaciones de ser ‘autoritarios’ o hasta fascistas. Desde fuera, se les rotula (a ellos como a sus seguidores), como “antisistema” o “antipolíticos”, bandera difícil de sostener tras su rollizo resultado electoral.
Las ‘5 estrellas’ aluden a la información, la energía, el transporte, la salud, la educación. Y entre sus reformas políticas se propone un sueldo parlamentario de acuerdo con la media nacional, que una misma persona no acumule varios cargos (diputado y alcalde, verbigracia), la reducción a dos mandatos para cualquier cargo público, etc.
Suena atractivo, y se respalda en la comprobación de que el alcalde Parma, por citar su feudo más emblemático, se ha reducido el sueldo en 10% (también puso un “árbol de Navidad ecológico”, que se alumbraba pedaleando, según reportó Lucía Maggi a El País de España). Los hechos parecen hablar, en suma, pero las ideas lucen nebulosas.
Conciencia o mentira
El problema es que Grillo
–desoyendo al Premio Nobel Darío Fo, quien le ha sugerido hacer un acuerdo con la centroizquierda– no quiere aliarse con nadie y ha mandado a Bersani a su casa, mientras que Berlusconi es, para él, como para muchos italianos, un apestado. Se ha plantado solo en el escenario, ante una Italia desesperada.
¿Funcionará esto que parece un intento de demolición política pacífica, luego de lo cual –según el líder– se daría a todos “una vida digna y, si es posible, la felicidad”? Beppe Grillo, claro, remite a ‘Pepe Grillo’, el insecto que oficia de conciencia de Pinocho. De momento, está por verse si todo esto será una alternativa o solo una graciosa mentira.
FUENTE: http://www.larepublica.pe/03-03-2013/el-salto-de-grillo
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