viernes, 10 de mayo de 2013

FELIZ DÍA MADRE PERUANA.

El Perú no es solo de los costeños, también es de los serranos (y me siento orgulloso de que mis padres lo sean) y dentro de ellos los shucos (como en Huánuco hablan despectivamente de aquellos que viven más allá de la ciudad), de los selváticos (no hablo en forma peyorativa).
Un abrazo a todas aquellas madres que buscan un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo. FELIZ DÍA MADRE PERUANA.
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En este link había leído un comentario en la que manifestaba "que en el Perú, hay costa, sierra y selva.... y la imagen no puede representar a la madres de todo el Perú... y si pones de otras regiones sería ideal" 

Recordar que en nuestro país (FORMACIÓN CIUDADANA Y CÍVICA.4to. p.12) según INDEPA (Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y afroperuanos) en nuestro país existen 76 etnias: 01 en la costa, 15 en el área andina y 60 en el área amazónica.



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Mural de Monica Miros sobre Mamá Angélica Mendoza de Ascarza: una de las madres de nuestro país que merece ser el símbolo del Día de la Madre porque no solo buscó con ahínco a su hijo sino que logró unir a muchas mujeres en una asociación que no ha claudicado en 30 años, ANFASEP.





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Una madre en Cañaris dando de lactar en la plaza del pueblo mientras se realiza una jornada de lucha: les dedico esta foto a todas las madres trabajadoras manuales, caseras, no caseras, oficinistas, agricultoras, intelectuales, profesoras, artistas, poetas, narradoras, ensayistas, trabajadoras del hogar, choferezas, juezas, abogadas, a todas las madres luchadoras!!!!!!



http://palabrademujer.wordpress.com/


Madre es el amor absoluto, dicen, y si de algo los peruanos somos fans absolutos es de nuestras mamis. ¡Por mi marecita!, juran hasta los más prontuariados delincuentes en las cárceles, y mentarnos la madre es un delito peor que robarnos, coimear o defraudar nuestras cándidas esperanzas de electores cornudos.
Claro, coherentemente con el culto mariano (que no es otra cosa que la Madre María hecha abnegación para el gusto de la Santa Madre Iglesia), nuestras madres viven en un altar ante el que, cada Día de la Madre –como hoy, segundo domingo de mayo–, depositamos licuadoras, planchas, lavadoras y refrigeradoras (estas últimas, los hijos que pueden demostrar su amor con mayores grandezas) para que la autora de nuestros días cumpla su función materna con toda la comodidad del mundo. Porque ¿qué más puede necesitar una madre que se respete si no es desvivirse por nosotros y por nuestras necesidades?
Eso sí, no nos importa mucho que, según el último informe de Save the children, estemos en el puesto número 73 entre los países que dan mejor trato a la madre y al neonato, incluso por debajo de Ecuador, ese país cuyos diplomáticos no tienen mucho empacho en agarrar de patadas a una madre si esta le quita la cola en la sección embutidos, y debajísimo (neologismo ad hoc al caso; de nada, RAE) de Cuba, que pese a su sistema dictatorial no solo ha erradicado el analfabetismo sino que trata a sus madres con pétalos de rosa. Ya ni digamos Finlandia, el país donde ser madre es un placer y la hazaña de traer un retoño al mundo es premiada con sendos beneficios, días de descanso para la mujer y el marido y con el nada despreciable privilegio de cero riesgo de muerte en parto.
¡Me vale madre!, dirá usted mientras pide su arreglito a Rosatel para la autora de sus days, pero contrasta la oportunista imagen que tenemos de nuestras progenitoras –oh, madre abnegada, sacrificada, sufriente, que no piensas nunca en ti sino solo en mí, el conchudo de tu hijo– y la verdadera valoración que se da a la madre en los países más desarrollados y que se traduce en un trato digno y en una preocupación real por sus condiciones de vida.
La madre del cordero, claro, es que, en nuestros países, este día se instauró no por una revaloración del papel de la mujer-madre-trabajadora en nuestras sociedades sino como una forma de reafirmar a la madre como un ser asexuado, sin necesidades propias y que vive solo para su familia, papel que se ha perpetuado a lo largo de los siglos.  
Y así como madre hay una sola, suegras pueden haber muchas, pero ninguna como la de cierto ex presidente que ha resultado una madraza de generosidad sin límites y que, en lugar de recibir regalos, obsequia oficinas de casi un millón de dólares y mansiones de tres millones a su yerno querido, algo que está siendo usado por los enemigos políticos del susodicho que, valgan verdades, a la hora de ver la paja en el ojo ajeno se olvidan de la vigaza en el propio.
Como, por ejemplo, los fujimoristas, que se espantan del sencillo gastado por doña Eva Fernenbug y se olvidan convenientemente del dinero público del que dispuso su líder cuando decidió pagarle quince millones de dólares a Montesinos por su oportuna “desaparición” del mapa, o los manejos que hizo la family del hoy agonizante con las donaciones extranjeras durante su gobierno.
Eso sí, con el trato que don Alberto le dio a doña Susana Higuchi cuando se puso graciosa con el tema Apenkai, nos demostró que la maternidad, en algunos casos, es como una corriente eléctrica que te llega a las entrañas, aunque, en eso de torturas y violaciones a los derechos humanos, hay cada caso nunca aclarado.    
Pero, más allá de incómodos recuerdos, lo cierto es que las madres en el Perú han demostrado que el heroísmo existe. Solo ellas pueden sacar adelante a sus familias en un país de tantas desigualdades e ingratitudes. Desde aquí, un abrazo para ellas. 
FUENTE: http://www.larepublica.pe/12-05-2013/madre




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