miércoles, 31 de julio de 2013

PAPAS NATIVAS



Un pacto hecho en la madre tierra

Don Julián Tenorio muestra algunas de las variedades de papa que trajo al festival.

Edilberto Soto (de sombrero) prepara una pachamanca junto a Iván Kisic y otros cocineros limeños, en los campos ayacuchanos. Kisic fue uno de los chefs que perecieron en un accidente en noviembre del 2012


El Festival de Papas Nativas trajo a Lima a un puñado de agricultores que venden su producción a los restaurantes más lujosos del país a precios de comercio justo. La Alianza Cocinero-Campesino está haciendo historia.
Texto: Óscar Miranda
Fotografia: David Huamaní

Una mañana de mayo de 2012, el campesino Edilberto Soto (43) le pidió a su vecinoWalter Tenorio (64) que le prestara unos caballos. Tenía en su casa, en la comunidad de Condorccocha, en el distrito de Chiara, Ayacucho, a una tropa de cocineros llegados de Lima y los iba a llevar a su parcela en Ranracancha, a siete kilómetros de distancia.
Algunos habían pedido dejar las camionetas y subir a caballo. Don Walter les prestó cinco de sus bestias menos chúcaras y se montó en la suya para guiarlos. Una hora después, los cocineros llegaron a Ranracancha, se sacaron los zapatos y, bajo las órdenes de Edilberto, se pusieron a cosechar. Papa nativa. En ese momento don Walter no sabía que estaba siendo testigo de uno de los capítulos más hermosos de esa experiencia de desarrollo social bautizada por sus creadores como Alianza Cocinero-Campesino.
En Ranracancha, la jornada empezó con una pequeña ceremonia de agradecimiento a la tierra. Don Walter repartió el pisco y las hojas de coca. Los chefs trabajaron inclinados bajo el sol como si no hubieran hecho otra cosa que cosechar papas en su vida. Iván Kisic era uno de los más habladores. “Siempre tienen que cultivar estas papas”, le decía a don Walter. Kisic había subido montado en el potro ‘Travieso’ y el recorrido le había encantado. “Qué buenos caballos, qué buen lugar, este es un sitio maravilloso”.
Siete meses después, el joven cocinero moría junto a sus colegas Lorena Valdivia, Jason Nanka y María Huamaní embestidos por un volquete mientras se dirigían a Huanta para visitar cultivos de tumbo y luego participar en una nueva siembra de papas.
Don Walter cuenta su historia con Iván Kisic sonriendo tristemente. Ha pasado exactamente un año desde que les prestó sus caballos a los chefs y, casi sin quererlo, se involucró en la Alianza Cocinero-Campesina. Ahora está aquí en Lima, en uno de los stands del Festival de Papas Nativas que se realiza en el Parque de la Exposición. Es uno de los veintitantos productores que han venido con Edilberto Soto a mostrar sus especies nativas y a vendérselas a los cocineros de los restaurantes cinco tenedores de la capital.
EL MORDISCO DE ADRIÁ 
En 2009, Edilberto Soto era vicepresidente de la Coordinadora Nacional de Productores de Papa (Corpapa) cuando Gastón Acurio lo invitó, junto a su directiva, a participar enMistura. Por entonces, en la mente del chef ya rondaba la idea de lograr que los beneficios del boom gastronómico alcanzaran a los productores. En la edición de Mistura de 2010, la papa fue la invitada estelar. Edilberto recuerda que al pabellón que montaron con agricultores de todo el país llegaron chefs tan renombrados como Mitsuharu Tsumura, Flavio Solórzano o Teresa Izquierdo, que iba todos los días a probar amarilla  runtus, leona, sangre de toro, qeqorani y una docena de variedades más.
En el Mistura de 2011, en la cena que Gastón ofreció a los chefs extranjeros, Ferran Adrià probó un platillo hecho con las papas de Edilberto y lo elogió. Gastón preguntó de quién era esa papa. Se lo dijeron. El líder de la Corporación Acurio decidió, entonces, que el ayacuchano debía empezar a producir papas para sus múltiples cadenas de comida. Edilberto no lo podía creer.
Pero allí no quedaron las cosas. Diego Alcántara y Diego Muñóz, los chefs del Taller Acurio, le anunciaron que ese no sería un simple negocio de compra y venta. "Me dijeron que querían descubrir la historia de estas papas, viajar donde se siembra, participar en la siembra y en la cosecha. Yo les dije que sería un honor recibirlos en mi tierra".
En diciembre de 2011, Edilberto y los dos Diegos sembraron sus primeras papas nativas en la parcelita del agricultor en Ranracancha. Fue el primer paso de algo que se volvería increíble.
Un mes después, Gastón se reunió con Edilberto en Lima. "Me dijo 'en los últimos cinco años he estado tratando construir una relación de encadenamiento con productores de papa y todo ha sido frustraciones. Quiero saber si tú vas a poder participar en un proyecto que tengo hace muchos años'. Yo me trasladé imaginariamente a los campos de mis vecinos... y le dije que sí".
Unas semanas después, Gastón reunió a una veintena de chefs –estaban Kisic, Tsumura, Cristian Bravo, Javier Morante, etc.– y les presentó formalmente a Edilberto. Y les anunció su idea: crear un festival anual en el que los restaurantes y hoteles A1 de Lima les compraran esas deliciosas papas nativas directamente a los que las cultivan. Todos estuvieron de acuerdo.
La Alianza Cocinero-Campesino nació en ese momento.
FRUTOS ORGÁNICOS
Julián Tenorio (50) estuvo en la cosecha de este año. Esta vez las papas habían sido sembradas en una chacra de la comunidad de Pariahuanca, en el distrito de Los Morochucos, colindante al de Chiara. Llegaron de Lima unas 80 personas, entre cocineros, empresarios y estudiantes de gastronomía.  Trabajaron desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde. En casa de Edilberto, comieron platillos hechos a base de papa como 'hojalagua' y 'saralagua', con su respectivo japchi. Don Julián recuerda que les decía que quería sembrar más papas nativas y ellos le decían que encantadísimos, "nosotros somos parte de esto".
Don Julián les ha tomado la palabra y por eso llegó esta semana con 50 sacos de 100 kilos cada uno, 11 de los cuales se los ha dejado a Edilberto para que se los venda a los cocineros. Todos los sacos de los productores que han llegado a Lima han sido almacenados en el Parque Bellas Artes de La Victoria. En estos días, de allí han recogido sus pedidos los representantes del Consorcio Acurio,  del Hotel Los Delfines y del Westin Libertador, entre otros. Es solo el comienzo. En los próximos tres meses, a medida que prosiga la cosecha, los más de 80 establecimientos de categoría que participan de la Alianza concretaran sus compras. ¿El precio? 5 soles el kilo. Precio de producto orgánico. Precio de comercio justo.
En su stand en el Festival de Papas Nativas, don Julián me muestra unos tubérculos amarillos con el centro morado, húmedo y apetitoso como un higo. Son qeqoranis, una de las cuatro variedades de papas que los campesinos han traído para vender. La costumbre es que los chefs se reúnan y hagan una degustación de los cuatro tipos de papas que quieren que les vendan el año siguiente. En la degustación que se hizo hace unas semanas para programar la compra de 2014, la cosa estuvo tan peleada que al final se eligieron cinco variedades.
Edilberto Soto dice que eso pasa porque todas las papas que ellos traen son ricas. Don Walter dice que los limeños tienen que aprender a comer lo que es bueno.

POLÍTICA PERUANA.



La verdadera inclusión social.

Steven Levitsky

La “inclusión social” fue el eje de la campaña electoral de Ollanta Humala. Al abandonar la Gran Transformación, una promesa de mayor inclusión social le permitió mantener cierto perfil centroizquierdista sin chocar con la ortodoxia económica que reinaba en Lima. Hoy en día, muchos peruanos dirían que es una frase vacía de contenido. Pero en otros países latinoamericanos, se están dando pasos importantes hacia la inclusión social: varios gobiernos en la región están extendiendo la protección social a sectores –sobre todo, los informales– tradicionalmente excluidos.
Históricamente, los sistemas de protección social en América Latina han sido excluyentes. Las políticas sociales más importantes, como las pensiones, seguro médico, y salario mínimo, beneficiaban a un grupo minoritario: los asalariados del sector formal urbano (los que la politóloga Candelaria Garay llama los “insiders”). Los trabajadores informales, desempleados, y rurales–los “outsiders”– se quedaban sin protección social. En muchos países, la clase obrera sindicalizada gozaba de pensiones, seguro médico y otras protecciones sociales generosas, pero los “outsiders,” que representaban entre 40% y 60% de la población, estaban excluidos. Sin alternativas, muchos buscaban la protección a través del clientelismo.
Pero en los últimos años, varios gobiernos latinoamericanos –muchos, aunque no todos, de izquierda–han reformado sus políticas sociales para hacerlas más inclusivas. Las reformas se basan en dos principios del “universalismo básico:” (1) que todo ciudadano debe tener acceso a la protección social; y (2) que las políticas sociales deben ser transparentes y no politizadas o utilizadas para fines clientelistas. En otras palabras, el Estado debe garantizar cierta protección social (seguro médico, pensión, ingreso mínimo para familias con hijos) a todos los ciudadanos, y sin clientelismo u otro tipo de presión política.
Hasta hace poco, el universalismo básico casi no existía en América Latina. Pero está llegando. Según Garay, la nueva inclusión social se ve en tres áreas:
Pensiones. Hace 20 años en Argentina, Brasil, y Chile, pocos “outsiders” tenían una pensión mínima. Hoy la tienen casi todos. En Chile, el gobierno de Bachelet creó una pensión mínima de US$ 150 que beneficia a todos menos a la gente de altos ingresos. En Argentina, una expansión del sistema de pensiones que acompañó la renacionalización de 2008 aumentó el porcentaje de “outsiders” mayores de edad con pensiones de 10% a 97%. Y en Brasil, el porcentaje de “outsiders” mayores de edad con pensiones ha aumentado de 32% en 1980 a 79% en 2009.
Salud. La inclusión social también llega a la salud pública. En Brasil, donde la Constitución establece la atención médica como un derecho ciudadano, el Sistema Único de Salud (SUS), creado en 1990, ha mejorado el acceso sanitario de una manera dramática. Mientras en 1988 el 50% de los brasileños no tenían acceso a la asistencia médica, hoy unos 145 millones de personas –75% de la población– acceden al SUS (los demás tienen seguro privado). En México, Seguro Popular (creado en 2003) ofrece seguro médico a más de 52 millones de personas que no lo tenían antes. En 2012, México se convirtió en uno de los pocos países de ingreso medio con cobertura médica universal. En Chile, el gobierno de Ricardo Lagos lanzó el Plan Auge, que establece 69 enfermedades para las cuales el gobierno garantiza atención médica –rápida y de alta calidad– a todos.
La inclusión sanitaria no es barata. En Brasil, se duplicó el gasto público en salud entre 2003 y 2011. En México, el gasto sanitario aumentó de 4,4% del PBI en 1990 a 6,3% del PBI en 2010. En Chile, ha aumentado de 2% del PBI a 3,5% del PBI. Pero gracias al crecimiento económico de la última década, los recursos existen.
Ingresos familiares. Varios gobiernos latinoamericanos garantizan, por primera vez, un ingreso mínimo para las familias con hijos. Se hace a través de programas de “transferencias condicionadas,” por los cuales las familias de bajos ingresos reciben un subsidio mensual si mandan a sus hijos al colegio y al médico. En Brasil, la Bolsa Familia provee un ingreso mínimo a 12.5 millones de familias. Llega –sin clientelismo– a más de 70% de los niños de bajos ingresos. En Argentina, la Asignación Universal por Hijo, creada por Cristina Kirchner, ofrece un pago mensual, por hijo, a toda familia de bajo ingreso. El programa alcanza a 3.5 millones de niños, y a diferencia de otros programas sociales argentinos, es transparente y no clientelista. En México, el programa Oportunidades ofrece un subsidio mensual a 5.5 millones de familias de bajo ingreso. Y en Uruguay, el Plan de Equidad, creado por el Frente Amplio, provee un subsidio mensual a toda familia de bajo ingreso. Beneficia a 50% de los niños uruguayos.
En términos de inclusión social, el Perú no avanza como sus vecinos. Antes de 2011, hubo poco esfuerzo para extender la protección social a los “outsiders.” El gobierno de Toledo creó Juntos, un programa de transferencia condicionada, pero su alcance era mucho menor que los de semejantes programas en Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Colombia, Brasil, y México.
El gobierno de Humala, a través de MIDIS, ha invertido más en la protección social. Pero comparadas con otros gobiernos latinoamericanos, estas medidas han sido muy limitadas. Pensión 65 solo llegó a 168.000 beneficiarios en 2012. Juntos benefició a 723.000 personas. En comparación, el programa Bono Juancito Pinto/Juana Azurduy en Bolivia tiene casi cuatro veces más beneficiarios, y Familias en Acción en Colombia tiene casi seis veces más beneficiarios. Queda mucho, entonces, por hacer.
La izquierda peruana atraviesa más de 20 años en el desierto, alejada del voto popular. Quizás un programa centrado en el universalismo básico, que propone extender la protección social a los “outsiders” a través de políticas públicas transparentes, sería útil para las izquierdas que buscan volver a ser relevantes.
Nota aparte: el sorteo para el servicio militar propuesto por el gobierno choca fuertemente con los principios de la inclusión social. Permitir que se evite el servicio militar con el pago de casi 2.000 soles discrimina de una manera brutal contra la gente de bajos ingresos. Parece algo del siglo XIX.

Primavera peruana

Augusto Álvarez Rodrich
¿Podría ocurrir en el Perú la explosión social de Brasil?
En medio de un gran campeonato, y ad portas de la Copa Mundial 2014 y la Olimpiada 2016, el alza de tarifas del transporte fue la mecha que prendió la pradera brasileña y recordó que, incluso el circo –y del bueno–, no compensa la falta de pan.
La escasez de ‘pan social’ implica más que alimentación y puede ser consecuencia de la fatiga de años del mismo partido en el poder, con éxitos pero, también, problemas no resueltos y el hartazgo por una corrupción espectacular que va desde el ‘mensalao’ de Lula hasta la sospecha por la inversión pública en estadios de las próximas competencias.
En la explosión social uno nunca sabe por dónde empieza, pero sí que puede terminar en un desmadre espectacular que cierra un ciclo político-económico, abre otro y, en el camino, se tumba al gobierno de turno.
Quizá el mayor riesgo hoy en el Perú sea el surgimiento de una crisis política profunda. A continuación, quince señales de preocupación:
1. Severa pérdida de credibilidad de la política por la sensación de la mayoría de que el elenco principal de los políticos es una partida de corruptos impresentables. 2. Partidos sin capacidad de ser correas de transmisión de las demandas ciudadanas. 3. Descenso sostenido de la aprobación popular a la ‘pareja presidencial’. 4. Caída de la confianza empresarial por errores del gobierno que se traduce en menor inversión. 5. Economía con síntomas de debilitamiento. 6. Contexto internacional desfavorable por menores precios de metales. 7. Gobierno con dificultad para tender puentes y que se pelea con casi todos los partidos (Apra, fujimorismo, izquierda). 8. Gobierno sin capacidad de oír y que insiste en iniciativas prepotentes como el servicio militar. 9. El principal aliado del gobierno (Perú Posible) en proceso de autodestrucción. 10. Adelanto de la temporada electoral, con todo lo que esto implica. 11. Se agrava el conflicto gobierno-oposición; Alan García dispara con más fuerza. 12. Conflictividad social en camino, a diferencia de antes, por menores recursos en cada localidad por falta de inversión privada. 13.
Gabinete flojón y con poca capacidad de respuesta política. 14. Sensación de un gobierno que recurre a armas sucias (espionaje al que no le cae bien; ataques absurdos a la prensa, etc.). 15. Pretensión de reelección conyugal a través de la candidatura de Nadine Heredia que es ilegal, no ética y antidemocrática.
Todo gobierno tiene problemas, pero el gran problema del actual es que, a veces, y cada vez con más frecuencia, actúa como si no fuese consciente de ellos, y se arriesga en pleitos absurdos que lo aíslan y dan la impresión de que la ‘pareja presidencial’ se conduce con mucha audacia para la poca caña que tiene. Es decir, que pudiera no estar a la altura del desafío que tiene por delante.
FUENTE: http://www.larepublica.pe/columnistas/claro-y-directo/primavera-peruana-22-06-2013




En pos de La República.

El año pasado comenté el libro de Hugo Neira, ¿Qué es república? Acaba de aparecer el indispensable libro de Carmen McEvoy, En pos de la República. Ensayos de historia política e intelectual (Lima, Centro de Estudios Bicentenario, Municipalidad de Lima, Asociación Antonio Raimondi, 2013). Pronto aparecerá el libro de Alberto Vergara, Ciudadanos sin República, que espero comentar más adelante. Acaso pueda decirse que, desde vertientes diversas, empieza a darse una reconsideración del ideal republicano como clave no solo para entender mejor la naturaleza de nuestros problemas históricos y actuales, también para pensar en sus soluciones.
Pero corresponde empezar estableciendo en qué consiste ese ideal republicano, y sus similitudes y diferencias con las tradiciones liberal y democrática. Es que en la democracia como régimen político, en el ideario representativo, las tres tradiciones se encuentran fundidas, aunque correspondan a orígenes y tengan contornos diferentes. Para esto resulta muy útil un texto de Guillermo O’Donnell, Accountability horizontal (1998). Para O’Donnell, lo central en el credo liberal es la idea de que existen ciertos derechos que ningún poder puede transgredir; en el republicano, la noción de servicio público, basada en el respeto a la ley y en la consideración del bien común. Así, para el liberalismo, la vida se desarrolla más plenamente en el ámbito privado; para el republicanismo, en la esfera pública; el primero es defensivo, el segundo elitista, está a la búsqueda de una elite virtuosa. La tradición democrática, por el contrario, es esencialmente igualitaria y participativa. La democracia tiene su origen en Atenas; la república en Roma; el liberalismo en la sociedad feudal y más adelante en la Inglaterra de Locke y la Francia de Montesquieu.
El renovado interés por la tradición republicana sería consecuencia, como sugiere O’Donnell, del hecho de que los desafios políticos que enfrentan nuestros países provengan tanto de un criterio democratista mayoritario, de raigambre populista, que impone una dinámica confrontacional y autoritaria, así como de un neoliberalismo que en nombre del mercado ha debilitado las instituciones y empobrecido la esfera pública.
El libro de McEvoy cubre el periodo que va desde la fundación de la república hasta las primeras décadas del siglo XX, a través del seguimiento de personajes que simbolizan y encarnan la búsqueda de los ideales republicanos (Bernardo de Monteagudo, Juan Espinoza, José Arnaldo Márquez, Juan Bustamante, Pardo, Antonio Raimondi, Francisco García Calderón y Abraham Valdelomar). Aun en un contexto adverso, tienen algunos logros: el convencionalismo liberal de 1855, que llevó a la abolición de la esclavitud y del tributo indígena, y la “república práctica” de Manuel Pardo (1872-1876). Para McEvoy, son referentes que deben ser rescatados y ladrillos necesarios para “formular un proyecto nacional de cara al siglo XXI”. Seguiré con el tema.

Neoliberalismo y republicanismo.

Mi estimado colega Félix Jiménez, en su columna sabatina de hace dos semanas en el diario La Primera, critica tanto al reciente libro de Alberto Vergara, Ciudadanos sin república, como a la breve reseña que escribí del mismo en este espacio a inicios de este mes, por supuestamente compartir su diagnóstico, según el cual “Mientras que el neoliberalismo dio lugar a un inédito crecimiento económico, la precariedad del republicanismo pone en riesgo lo avanzado”. Creo que discutir sobre los temas que plantea Jiménez puede ser de interés para los lectores.
Primero, el balance sobre el neoliberalismo. Para Jiménez, sus supuestos “éxitos” no serían tales. Una mirada amplia vería que, por ejemplo, entre 1959 y 1967 (sin neoliberalismo, por supuesto) hubo tasas de crecimiento aún mayores a las de los últimos años; el crecimiento neoliberal siempre habría sido frágil, como lo demostraría la crisis del periodo 1998-2002. Finalmente, parte de sus supuestos “éxitos” serían consecuencia de iniciativas planteadas por “economistas críticos con el neoliberalismo” entre 2001 y 2003, con lo cual Jiménez reivindica su participación como funcionario dentro del gobierno de Alejandro Toledo.
Segundo, cómo construir una alternativa al neoliberalismo. Para Jiménez, el crecimiento 1959-67 sería más “sano” porque fue liderado por el sector manufacturero y estuvo acompañado de mejoras en los ingresos de los trabajadores, mientras que el reciente se basa en sectores extractivos con ingresos laborales estancados. ¿Qué hacer? Cuando Jiménez se refiere a las decisiones implementadas entre 2001 y 2003 habla de reformas que, entre otras cosas, “recuperaron el papel del tipo de cambio como instrumento de diversificación productiva”. Más adelante, lamenta que durante el gobierno de García “se dejó caer el tipo de cambio real, afectando a la producción manufacturera”. En la línea de lo propuesto en el documento “La Gran Transformación”, se apunta a promover un crecimiento más diversificado en general y la industrialización en particular.
Tercero, la relación entre neoliberalismo y republicanismo. Para Jiménez, no sería cierto que el neoliberalismo haya “ampliado la ciudadanía”; más bien, durante los veinte años de gobiernos neoliberales habríamos visto impostura y corrupción, envilecimiento de la política, alianza entre poder político y poder económico en contra de la voluntad ciudadana; el neoliberalismo “ha sido y es responsable de la pérdida de la virtud cívica, de la pérdida de la conciencia civil de los electores que los ha llevado a aceptar prácticas clientelares y corruptas como forma de gobierno”. Desde este ángulo, pedir que el republicanismo acompañe al neoliberalismo es pedir “la cuadratura del círculo”. Para Jiménez, rescatar los valores republicanos implica necesariamente construir una alternativa al neoliberalismo.
Creo que Jiménez acierta en algunas cosas, confunde otras, pero plantea temas muy pertinentes. Seguiré la próxima semana.

Neoliberalismo y republicanismo (2)

La semana pasada resumí los puntos de debate que planteó recientemente el colega Félix Jiménez: critica los supuestos logros del neoliberalismo, sostiene que el republicanismo es incompatible con aquel, y plantea la necesidad de un desarrollo más diversificado.
El término “neoliberalismo” se presta a malos entendidos. Por lo general, se le atribuyen sentidos intrínsecamente negativos, y esto tiene cierta razón de ser: muchos gobiernos neoliberales han sido muy corruptos e ineficientes, en particular el fujimorismo ha ayudado a crear la asociación neoliberalismo = autoritarismo = corrupción. Desde este ángulo, el neoliberalismo es incompatible con el desarrollo de la ciudadanía y los valores republicanos.
Sin embargo, hay muchos gobiernos que pueden considerarse ilustraciones emblemáticas del neoliberalismo que no han sido autoritarios ni particularmente corruptos (Chile en los últimos años, Brasil con Cardoso, Colombia con Gaviria, etc.). Más todavía, podría decirse que ellos implementaron reformas fundamentales para el logro de un crecimiento sostenido, reducciones importantes de pobreza, fortalecimiento de instituciones; incluso, de políticas de desarrollo que buscan la diversificación productiva y menor dependencia de recursos naturales.
Me parece que la mejor manera de entender el neoliberalismo es relacionarlo con el llamado “Consenso de Washington”, término acuñado por John Williamson para referirse a políticas que enfatizan la estabilidad macroeconómica, la apertura comercial, el estímulo a la inversión privada y a la acción de las fuerzas del mercado. Williamson, Joseph Stiglitz y muchos han señalado que el problema no estaría tanto en esas políticas, sino en el “fundamentalismo” o irresponsabilidad en su implementación, siguiendo presiones o modelos importados sin considerar los intereses y contextos específicos de los países.
Vistas las cosas así, me parece que en Perú el neoliberalismo ha tenido éxitos evidentes (crecimiento, reducción de la pobreza sin aumento de la desigualdad) que han permitido que muchos peruanos sean más ciudadanos (conscientes de sus derechos y deberes), aunque su aplicación haya sido escamoteada por sus componentes autoritarios y corruptos, y ciertamente también por la debilidad de nuestras instituciones y valores republicanos. Esto implicaría, me parece, que la izquierda debería dejar de pelearse tanto con “el modelo” en abstracto (pedir la renuncia de Castilla), para concentrarse en hacer propuestas específicas en lo tributario, fiscal, monetario, institucional, en políticas sociales, etc.
Finalmente, es muy importante que desde la izquierda se reivindique el republicanismo. Si miramos alrededor (Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Argentina) encontraremos que son los gobiernos de izquierda los que suelen atentar contra las instituciones republicanas (respecto a la ley, independencia de los poderes del Estado), en nombre de un mayoritarismo plebiscitario.

ORGULLO INDÍGENA, mujeres.


Se mueven entre los ritos ancestrales y el internet. Han roto con el estereotipo que asocia a la mujer indígena con la sumisión y la marginalidad. Un grupo de ellas se reunió en Lima. Sus propuestas de igualdad e inclusión serán llevadas al Cairo+20.
Texto: Juana Gallegos. / Fotografía: Laura Gamero.

No caminan sobre tacones altos, caminan sobre dos mundos: entre la conversación alrededor del fogón y el televisor. Hace poco se reunieron en Lima una treintena de mujeres iguales a ellas: lideresas indígenas de la sierra y la amazonía de Latinoamérica, vestidas con polleras, sombreros, plumas y semillas. Mujeres empoderadas del verbo "empoderar" que significa hacer fuerte a un grupo social desfavorecido. Se reunieron para hablar de identidad, cultura, machismo, industrias extractivas, alienación, geopolítica. Sus conclusiones serán presentadas en la próxima Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo, Cairo+20.
 
Mientras la colombiana Vilma Almendra relataba cómo es la vida de las comunidades indígenas de su país ahora que sus tierras son ocupadas por las FARC y las empresas extractivas, la ecuatoriana Silvia Tibi narraba cómo las mujeres de su comunidad la señalaban con el dedo cuando participaba con determinación "masculina" en una reunión. Y, en otro momento, la peruana Ruth Francisco contaba que en su comunidad, asentada en la selva de Pasco, aún siguen casando a las niñas después de la primera menstruación.
 
TIERRA ARRASADA

Los indígenas del Valle del Cauca de Colombia viven en una dinámica de tierra arrasada, dice Vilma Almendra. Los ataques y las muertes de las guerrillas y los grupos paramilitares los han hecho migrar a las ciudades y abandonar sus tierras que no tardan, luego, en ser ocupadas por mineras y petroleras sin ninguna resistencia. "La guerra ha sido implantada en mi país como instrumento de despojo", dice Almendra, periodista de 33 años, nativa del pueblo indígena Nasa-Misak, joven defensora de su raza, que viste jeans, lentes de carey y botines.

Vilma aplica lo que estudió en la universidad cuando dejó temporalmente su pueblo en el Cauca. Es parte de un colectivo de jóvenes comunicadores indígenas llamado Tejido de Comunicación. Sus paisanos han tenido el atrevimiento, la audacia de crear una red de medios de comunicación alternativos: un programa de radio, videorreportajes, una página web, paralelos al discurso de los medios oficiales que suelen llamar a los indígenas "terroristas" cuando participan en una protesta.  "Queremos comunidades indígenas informadas y conscientes", dice Almendra. Su organización fue reconocida en el 2010 con el Premio Bartolomé de las Casas por la lucha en defensa de los pueblos. 

Vilma pertenece a la generación que ha crecido entre el ritual de la adivinación de los sueños, costumbre de los Nasa, y las luces de neón de la ciudad, y aunque no habla su lengua nativa, el nasayuwe, aún teje como lo hicieron su abuela y su madre. Lleva consigo una bolsa roja a medio terminar que portará en agosto, en un encuentro del movimiento zapatista en México.

Habla como hombre
 
Silvia Tibi, de 36 años, fue señalada cuando empezó a tener "actitudes de hombre". Cuando empezó a intervenir en las reuniones y a mandar, las mujeres de su comunidad fueron las primeras en señalarla. Una mujer no podía tener el rol del varón. Lleva tatuada en la frente la representación de una tortuga que significa perseverancia y una boa que significa sabiduría. Proviene de esa raza de vigilantes eternos de la Amazonía del Ecuador. Tiene dos nacionalidades, el ashuar y el quishua de la comunidad Yanamarun. Se integró a la vida organizativa de las comunidades indígenas a los 11 años, cuando sus abuelos entregaban hectáreas de tierras a los colonos por un litro de trago, por un machete, por un espejo, por un perro, dice. Su pueblo no era Macondo, era real. Hoy ocupa el cargo de secretaria de Relaciones Internacionales de la Confederación de Comunidades Indígenas del Ecuador.
Es una de las pocas mujeres líderes de su comunidad. Sobre su territorio hay una concesión petrolera. Petróleo igual a posible contaminación, igual a riesgo de vida, piensa Tibi.  "Cuando hay influencia extractivista lo primero que se pierde es la identidad. Se pierde la tierra, la vida", dice y describe la realidad calcada en otras comunidades indígenas cuyos territorios son amenazados por la actividad extractiva.
 
Les eligen el esposo
 
En la comunidad de Ruth Francisco Quinchuya, joven indígena del pueblo Yanesha ubicado en Oxapampa, aún los padres eligen a dedo el esposo de las niñas. Las niñas se casan a los 9, a los 11 años, después de la primera regla. Ruth, de 26 años, ha roto con ese destino. A diferencia de sus padres, ha experimentado lo que se llama "movilidad social". No la casaron, dejó la comunidad y se fue a estudiar Ingeniería Forestal en la Universidad Intercultural de la Amazonía de Ucayali. Es una de las lideresas jóvenes más representativas del país, vocera de la Federación de Comunidades Nativas Yanesha. La educación inevitablemente le abrió los ojos y se ha adiestrado en el discurso feminista. Participó del Foro Andino de Parlamentarios para el Cairo +20, foco de importantes lideresas del mundo. Son tiempos de cambio, de feminismo "made in América Latina". 

CARABAYLLO e historia.

En Carabayllo

Histórica casa Punchauca está a la espera de ser recuperada.

En 1821, José de San Martín se reunió allí con el virrey José de la Serna para tratar la Independencia. El bien colonial se encuentra sobre un centro ceremonial preínca.
Milagros Berríos
Ante la propuesta de don José de San Martín, el virrey de La Serna guardó silencio. Caía la tarde en la casa hacienda Santiago de Punchauca, en Carabayllo. "Entre los dos podremos hacer la felicidad de este país", intentaba persuadir al representante de la corona, pero no obtuvo respuesta. Era el 2 de junio de 1821, así que el proceso continuaría. La Independencia era cuestión de días. Hoy, el escenario de esta histórica cita pasó de ser testigo del pasado a escenario del olvido. Sin embargo, aún se puede recuperar.
A media mañana, escolares  juegan entre los muros de piedra, ladrillos y maderas de la antigua estructura. Esquivan la basura del interior y los techos caídos de la llamada sede diplomática internacional. "Aquí vivió San Martín de Porres", asegura Lucía (8), quien pide que el lugar, por lo menos, se asemeje a una casa.
Si la Casa Punchauca ha sufrido modificaciones, estas han sido producto del paso del tiempo y los movimientos sísmicos. La planta que subsiste aún guarda el recuerdo de la majestuosidad de la arquitectura del siglo XVIII, de columnas lisas y salones principales.
"La casa comenzó a deteriorarse después de la reforma agraria, pues posiblemente los campesinos la vieron como un elemento de dominación. La abandonaron y nadie se preocupó por mantenerla", explica el historiador Santiago Tácunan, de la Universidad Católica Sedes Sapientiae.
Por su trascendencia, la casa hacienda Punchauca fue declarada Patrimonio Monumental de la Nación en 1980, mediante una resolución del Ministerio de Educación. Así lo indica un descuidado cartel dispuesto en el frontis del lugar a la altura del km 25,2 de la carretera Lima-Canta. No hay otra evidencia de su valor.
IMPORTANCIA HISTÓRICA
La casa hacienda Punchauca es única en el valle del río Chillón. Sus estructuras están construidas sobre la base de una huaca dedicada al culto a Punchao ('el día claro, con sol').
Esto como parte de la imposición colonial sobre el antiguo Perú. Además, ahí vivió el primer alcalde de Lima, Nicolás de Ribera 'El viejo' y fue el lugar donde Nicolás de Piérola redactó una carta con indicaciones ante la presencia chilena. Así, su importancia recorre los momentos decisivos de nuestro país.
De los protagonistas y sus encuentros aún quedan vestigios. Clavos, botellas, restos de azulejos y balas de la época de la Guerra del Pacífico son conservadas, pero ya no en la hacienda. Se exhiben en el Museo Regional Juan José Vega ubicado a escasos metros de la casa. Ahí donde su director, Raúl Ramírez, inició una aventura por recuperar el pasado de esta parte de la capital.
ACCIÓN DE AUTORIDADES
En 1987, el Congreso mediante la ley 24722 determinó que en la casa hacienda Punchauca se establezca el Instituto de Investigación Cívico Patriótico Toribio Rodríguez de Mendoza. Más de veinte años después no hay novedades.
En el 2012, el entonces ministro de Cultura, Luis Peirano, y el alcalde de Carabayllo, Rafael Álvarez, visitaron con gran sorpresa la histórica casa. Las autoridades acordaron restaurarla y fue declarada en emergencia. Este año se ha reafirmado la intención, iniciando así la delimitación de la zona. Cada aniversario patrio se recuerda en silencio el valor de Punchauca. Mientras los niños juegan en la antigua casa, sus madres hacen un peculiar pedido: "Deberían ponerle una banderita, ¿no?".
PRIMER PASO: DELIMITAR LA ZONA
Para restaurar la casa se debe delimitar el área, solicitar financiamiento y contratar el personal especializado. Se debe precisar que el 90% de restos del valle del Chillón no están delimitados.
Según Tácunan, falta un adecuado estudio arqueológico en la zona. Pese a que se han realizado pozos de cateo, se pueden hallar restos.
Para la restauradora Martha Aguilar, fundadora del Museo Juan José Vega, la casa no se puede restaurar.
El lugar puede ser destinado a un museo, una casa hacienda hotel, un centro de recreación, centro de documentación bibliográfica.
Se realizará un documental argentino, en el que se recorrerá las rutas de San Martín, incluida Punchauca.
FUENTE:http://www.larepublica.pe/28-07-2013/historica-casa-punchauca-esta-a-la-espera-de-ser-recuperada


   El 4 de Agosto del 2008 en la sección LA CARTA DE LA SEMANA en La República.. p.07 Mariana Mould de Pease, cuyo e-mail es    CURACA@TERRA.COM.PE   Dice:  "Señor Director:
La importante síntesis que el diario La República publicó acerca del ruinoso estado en el que se encuentra la casa hacienda Santiago de Punchauca y su capilla nos conduce a precisar que la esbozada recuperación arquitectónica y urbana de esta edificación arqueológica e histórica con miras al Bicentenario de la Independencia requiere de que la entrante gestión política del Ministerio de Cultura siga dando cumplimiento a este enunciado: el Estado fomenta, conforme a ley, la participación privada en la conservación, restauración, exhibición y difusión del patrimonio cultural, independientemente de su condición de propiedad privada o pública.   Este mandato del artículo 21º de nuestra Constitución Política enmienda al Gobierno Militar (1968-1980) que en 1971 creó el Instituto Nacional de Cultura/INC"

A esto, el diario, puntualiza Por qué se le destaca: "Un llamado a las autoridades, de todos los niveles, para la protección y conservación de nuestro patrimonio cultural.   Al margen de afanes políticos, deben asignar presupuesto, personal calificado y todo el apoyo a las instituciones que trabajan en ello"  


CHAPARRÍ: EL MILAGRO DEL BOSQUE SECO.

Chaparrí cuenta con cinco guardaparques y 35 voluntarios que esperan pronto ganarse la vida como guardianes de la  reserva.


Hasta 1977 se le consideraba extinta. La pava aliblanca está en un auspicioso proceso de recuperación.
La machante es una especie amenazada, según el Inrena.   Los guardaparques las atrapan para registrarlas en sus archivos.
La montaña Chaparrí es un lugar respetado por la población.  Junto con los osos, son los señores y protectores de la reserva.  Más que nunca son necesarios ya que algunas amenazas se ciernen sobre sus dominios.
Los zorros costeños son tímidos y nocturnos, pero de vez en cuando gustan de dar espectáculo.

Los pobladores de la comunidad campesina de Santa Catalina de Chongoyape han descubierto que la conservación de la naturaleza puede ser un medio para escapar de la pobreza y alcanzar una vida digna. Hace doce años auspiciaron la creación de la primera área de conservación privada del país y hoy cosechan los frutos de su visión.
Texto: Nilton Torres Varillas.
Fotografía: Miguel Mejía.
El guardaparque Iván Vallejos recoge una ramita y traza sobre la tierra una línea zigzagueante que representa la quebrada que transcurre por una de las laderas del Chaparrí, montaña sagrada de los antiguos Moches.
Con la sagacidad de un estratega militar, Iván, jefe de los centinelas, indica a sus tres compañeros la forma en la que recorrerán aquella hondonada con la finalidad de hacer el conteo de las pavas aliblancas que viven allí. Una tarea importante teniendo en cuenta que se trata del registro y monitoreo de una especie endémica del norte del Perú que hasta hace solo 36 años se consideraba extinguida.
Amanece en la Reserva Ecológica de Chaparrí y los cuatro guardaparques se han ubicado en paralelo y manteniendo una distancia de unos cuarenta metros entre sí.
Posada en las ramas de los árboles, la pava aliblanca luce completamente negra y cuando levanta el vuelo se aprecian las nueve plumas blancas que tiene en cada una de sus alas y que le dan su nombre.
Cada avistamiento es anotado por Iván en su libreta. Tres horas dura el recorrido en el que, además de avistar a las bulliciosas pavas, también se han dejado ver varios tipos de aves, una tarántula y una voluminosa macanche o boa costeña.
Los cuatro guardaparques se reencuentran y cruzan información. En total han localizado 88 pavas, entre ellas cuatro polluelos, solo en la quebrada Chaparrí. Oficialmente se estima que existen entre Piura, Lambayeque y Cajamarca unas 250 a 300 pavas aliblancas, así que el conteo es auspicioso ya que indica que la población está creciendo por encima de toda expectativa.
Este es un logro de la que es la primera área de conservación privada del país, que fuera creada hace doce años como una iniciativa del fotógrafo y naturalista Heinz Plenge y de los pobladores de la comunidad campesina Santa Catalina de Chongoyape, ubicada a unos 80 kilómetros de la ciudad de Chiclayo, en la región Lambayeque.
De las 42 mil hectáreas que pertenecen a la comunidad, 34.312 fueron cedidas para la creación de esta reserva que no solo favorece el resguardo de especies en peligro, como la pava aliblanca y el oso de anteojos, sino también ha constituido una oportunidad para más de 400 familias de la comunidad, que han visto que la protección de la naturaleza también puede generar empleo, elevar la autoestima y reafirmar su identidad.
Tierra de oportunidad
Por la aridez del terreno y la inclemencia del clima, el bosque seco norteño aparenta ser un bosque muerto. Pero esos árboles de desangelados, sin hojas y cubiertos de polvo, esconden una vida latente en su interior. Un poco de agua y los brotes verdes surgen, y la fauna silvestre encuentra en ellos refugio y alimento.
La Reserva Ecológica de Chaparrí se ubica en medio del bosque seco lambayecano y es hábitat de zorros costeños, boas, pumas, venados, sajinos e incluso se han avistado cóndores andinos sobrevolando sus cielos. En total son 250 especies de aves, 22 de reptiles, 4 de anfibios y 23 de mamíferos las que allí moran.
Cinco guardaparques vigilan el área central de la reserva. Dos de ellos hacen rondas a caballo, cubriendo una zona extensa de vigilancia para espantar a cazadores furtivos y taladores ilegales que buscan la madera de árboles protegidos como los algarrobos, hualtacos y el palo santo.
Los otros tres, entre ellos Iván, jefe de los guardaparques, están a cargo de la seguridad de los visitantes de la reserva y el mantenimiento y cuidado de las zonas en las que se mantiene a ocho osos de anteojos en semicautiverio. Otra de sus labores es la revisión permanente de 16 cámaras trampa distribuidas en un radio de unas 100 hectáreas, que tienen la finalidad de captar el movimiento de las especies más escurridizas al ojo humano.
Las cámaras  están muy bien camufladas alrededor de los jagüeyes, charcos de agua subterránea que son como pequeños oasis en medio de las quebradas.
Llegar hasta una de ellas exige una azarosa marcha por una zona empinada y agreste, pero la recompensa es extraordinaria ya que las imágenes captadas son maravillosas: osos con sus crías bañándose y retozando despreocupadamente, así como venados y pumas calmando su sed.
“Gracias a las cámaras trampa sabemos que hay unos 30 osos de anteojos viviendo en Chaparrí”.
Iván y los guardaparques viven dentro de la reserva, en unos ambientes edificados al lado del Ecolodge Chaparrí, construido para recibir a los visitantes que buscan convivir con la naturaleza y también a los grupos de observadores de aves –birdwatchers– que llegan de todas partes del mundo a ver especies endémicas como el pequeño y bullicioso pitajo de Tumbes.
En total son unos treinta los comuneros de Santa Catalina que trabajan en la reserva, ya sea como guardaparques, cocineros, personal de limpieza y guías. Todos capacitados tanto en temas logísticos como en el conocimiento de la flora y la fauna del lugar.
Esto ha significado para ellos una oportunidad de desarrollo y de crecimiento personal y familiar. Lucila Guevara, por ejemplo, comenzó trabajando como cocinera en el ecolodge y ahora también es una de las guías de la reserva.
“Para la comunidad el oro es verde, no amarillo”, dice Lucila mientras cose un secador que tiene bordado un oso de anteojos. Lucila forma parte también de las madres artesanas de la comunidad, quienes al detectar que los visitantes pedían recuerdos de la zona se pusieron a confeccionar llaveros, bolsos, cojines, osos de peluche y otros souvenirs.
Construir autoestima
El local comunal de la Asociación para la Conservación de la Naturaleza y Turismo Sostenible de Chaparrí (Acoturch) está ubicado a la entrada del caserío Tierras Blancas, centro poblado que es la puerta de ingreso al área de conservación.
En este lugar las madres artesanas tienen un espacio donde confeccionan y comercializan sus productos, generando así ingresos que las han empoderado y les han levantado la autoestima que, en muchos casos, estaba por los suelos.
Berta Rufasto, presidenta de las madres artesanas, cuenta que había varias compañeras que incluso eran víctimas de maltrato, pero eso ha cambiado.
“Antes estábamos todas tristes, con problemas. Ahora estamos más alegres, conversamos y nos ayudamos entre  nosotras”.
Fue en el 2009 que Berta y sus compañeras comenzaron con la venta de sus artesanías, luego de haber recibido la capacitación para aprender a elaborarlas. La formación fue un aporte que recibieron de la ONG Cipdes y de la Fundación Ayuda en Acción, que se sumaron al proyecto de conservación de la reserva Chaparrí desde una perspectiva de apuntalar las potencialidades de la población.
Inclusive una organización estadounidense como el Cuerpo de Paz ha enviado allí a una cooperante que trabaja en los colegios y con los niños de Santa Catalina, enseñándoles la importancia de cuidar el medio ambiente.
Tina Montalvo es una chica de Baltimore, licenciada en ciencias ambientales y muy querida por la población. Ella también ha sido la impulsora para la construcción del Ecomuseo Comunal Chaparrí, un espacio en el que se combinará teatro, museo y biblioteca y que está siendo edificado con lo que han denominado "ecoladrillos", hechos a partir de botellas de plástico de medio litro, rellenadas con residuos inorgánicos como envolturas de galletas, de caramelos y bolsas plásticas. Y es un espectáculo ver cómo las paredes que se hacen con las siete mil botellas recolectadas por toda la comunidad empiezan a tomar forma entre las columnas de la construcción.
Protege la naturaleza
Estar en contacto directo con la vida salvaje del bosque seco norteño no es difícil en Chaparrí. A escasos metros de las habitaciones de los guardaparques juega desprevenida una pareja de jóvenes zorros, y muy cerca de ellos atraviesa una manada de sajinos, encabezada por un gruñón macho de ligero andar.
Desde la creación de la reserva, 400 de las 1.200 familias que integran la comunidad de Santa Catalina se han visto beneficiadas directamente a través de puestos de trabajo y reforzamiento de sus capacidades. Pero el resto también recibe beneficios ya que el flujo de visitantes, alrededor de ocho mil por año, les hace percibir ingresos por venta de comida y oferta de transporte. Sin contar la construcción de aulas en las escuelas de los caseríos de la zona, el reforzamiento de las postas médicas y las capacitaciones en temas de nutrición, cuidado del medio ambiente y salud.
Solo hasta el 2009, la reserva generó 120 mil soles de ingresos. El 40% de este monto se ha empleado directamente en el manejo del área de conservación. El resto se ha revertido en la comunidad para proyectos de salud, educación, seguridad y gastos administrativos.
Es tal el éxito del modelo de administración de la reserva que no solo le ha valido para que el 2011 se le haya otorgado a perpetuidad el título de área de conservación privada, sino también se ha convertido en un ejemplo de gestión que intenta ser replicado.
Un grupo de 17 personas arribó a mediados de la semana pasada para pasar tres días en la reserva. Ellas pertenecen a tres áreas de conservación de la región San Martín y han llegado hasta allí para aprender cómo se hacen las cosas en Chaparrí.
“Antes venías con escopeta a cazar, o con hachas y machetes para cortar árboles. Pero eso no es sostenible. Si cazas un venado, se beneficia solo una familia. El turismo sí es sostenible”, dice Joel Vallejos Santa Cruz, otro de los guardaparques de la reserva.
Pero no todo es color verde esperanza en Chaparrí. Ahora mismo se cierne sobre la reserva un par de serias amenazas: la invasión de tierras y los denuncios mineros.
En los últimos meses la comunidad ha recibido varias cartas del Instituto Minero y Metalúrgico (Ingemmet) en las que le comunican la aprobación de estudios de exploración en la zona de la reserva, los cuales se deben iniciar con el permiso de la comunidad. Además hay una gran extensión de terreno de la reserva, que colinda con el reservorio de Tinajones, que ha sido cercado con alambres de púas. Un terreno comprado ilegalmente a un ex presidente de la comunidad que fue vacado del cargo.
Ante estas amenazas, los comuneros de Santa Catalina advierten que no cederán ni un metro de terreno de la reserva ya que ellos, al igual que el oso de anteojos y la pava aliblanca, han encontrado en Chaparrí el lugar donde vivir tranquilos, protegidos. Y han aprendido también que la conservación de la naturaleza es una genuina oportunidad para crecer como comunidad.




GASTÓN ACURIO. Entrevista.

Líder. Durante décadas los peruanos buscamos respuestas a nuestros males en historiadores, sociólogos, economistas, marketeros y psicoanalistas; nadie imaginó que las encontraríamos en la prédica y en la práctica de un hombre que cocina.

Gastón Acurio. Chef, empresario gastronómico, emprendedor social. Hijo del ex-senador de Acción Popular Gastón Acurio Velarde. Es considerado uno de los 20 cocineros más importantes del mundo. Su restaurante Astrid y Gastón ocupa el puesto 14 entre los mejores restaurantes del mundo.
Texto. Ana Núñez.
Foto: Ana Castañeda.
A una semana del 28 de julio, podríamos decir que este cocinero es considerado casi un símbolo patrio. Muchos lo quieren como presidente, pero Gastón Acurio prefiere seguir en lo suyo: haciendo política desde su cocina. "Habría que estar loco para ocupar un cargo político", bromea, y acaba una vez más con el sueño de aquellos que le escriben por el Twitter: "Sálvanos, Gastón".
Contaste una vez que por un tema de "traumas, fantasmas y demonios" no soportabas antes el amargor de la aceituna negra. ¿Qué historia tuya hay detrás de esa antigua aversión a las aceitunas, Gastón?
Debe ser algo familiar… Es interesante, porque el peruano tiene un problema con el amargo. No hay un solo plato de la cocina peruana en donde el amargo sea un sabor importante. La cocina peruana es cítrica, picante y dulce. El amargo es una virtud gastronómica en Europa. Es un asunto cultural. Quizá por ahí vaya lo de las aceitunas. Pero es un tema de ir liberándose de estas murallas que vas construyendo en tu cabeza por miedos, influencia familiar o cultural, etc.
¿Así como superaste el problema con el amargo, lograste matar esos fantasmas, esos demonios?
Nooo, no quiero. Ni hablar. A los demonios hay que dormirlos un poquito y que se despierten de vez en cuando, cuando las causas lo ameriten. ¿Cómo valorar el cielo si no conoces el infierno?
¿Has estado en el infierno?
Sí. Si el demonio habita en ti, en el sentido de esta dualidad que tiene el ser humano, que la llevas dentro, y que se expresa en los momentos más inesperados y te termina dominando a veces...
¿En qué momento de tu vida te sentiste dominado por el lado oscuro de esa dualidad?
Cuando empecé, porque recibí un mal ejemplo en mi formación. El cocinero de ahora no tiene nada que ver con el cocinero que tuve como profesor. La imagen del cocinero de antes es la de un personaje histérico, ególatra, vanidoso, ensimismado en su mundo puramente culinario; egoísta en el sentido que no revela sus recetas. A mí me metió un patadón un día un jefe de cocina porque me demoré en… Era normal en la formación de aquella época.
¿Era normal…?
Sí, o sea, "apúrate, huevón"  ¡Plafff! Esas son cosas que aprendes a no hacerlas, ¿no? Pero de lo que es difícil sustraerse es de esta obsesión por que todo salga perfecto y que los convertía en ogros irascibles cuando algo no salía bien. Cuando abrí mi primer restaurante, entonces, sí pues, gritaba como un loco cuando algo no salía bien; hasta que terminé un día en la clínica por un ataque de estrés y ahí se acabó. Ahora nadie grita y lo más importante: si algo no sale bien, mañana saldrá mejor. No pasa nada.
Mario Vargas Llosa escribió un artículo que tituló "El sueño del chef". Ahí cuenta la historia del niño que a los 8 años gastaba sus propinas en ingredientes de cocina y que luego lograría una hazaña cultural y social al frente de la gastronomía peruana. Pero olvidó decirnos cuál es ese sueño tuyo, Gastón...
Yo tengo muchos sueños, me levanto con la ilusión de hacer algo nuevo cada día. Son sueños que buscan crear, producir y que están relacionados con lo que me gusta hacer y con el impacto que eso puede generar en mi entorno, en mi país. Y sí, pues, creo que el sueño más grande que tenemos miles –porque yo me siento parte de una generación– es que podamos vivir el momento que el Perú siempre debió tener.
¿Cuál es ese momento?
Ser un país protagonista en el mundo, un país capaz de inspirar al mundo, que sea reconocido por su cultura, por sus productos, pero también por sus logros como sociedad. Hay muchas batallas por librar aún, pero estamos en el camino.
Batallas libradas junto a tu "ejército de cocineros", como los llamas...
Lo fascinante es que ahora ya no es solo de cocineros sino de toda una generación. Los peruanos finalmente hemos perdido el miedo en el sentido más histórico. Nuestra multiculturalidad se ha convertido en un ingrediente de seguridad y eso se traduce en música, moda, arte, cultura, empresarios comprometidos, etc. Ahora creemos en nosotros mismos, condición número uno para conquistar una libertad económica, que es lo que nos falta. Tenemos libertad política, la emocional la hemos logrado recientemente, y ahora vamos por la libertad económica.
Tienes una preocupación especial por el tema educativo. En el 2007 creaste el Instituto de Cocina de Pachacútec y ahora te has propuesto crear una universidad. Pero, aún con estos esfuerzos, el nivel de educación en nuestro país sigue siendo uno de los últimos en el mundo.
Si tienes claro que la educación es la mejor herramienta para saldar deudas sociales, para que los jóvenes que no tuvieron oportunidades puedan competir, tienes dos caminos: eludir esa responsabilidad o enfrentarla. Mi responsabilidad en lo personal es intentar hacer la mejor universidad del mundo. Tenemos 25 hectáreas cerca de Santa María y la idea es que ese desierto, en cien años, sea como Berkley, una universidad de estudiantes y profesores de todo el mundo, vanguardista en todo sentido, que genere luz, cambio, líderes. Pero, claro, entiendo lo que dices. Por eso pienso que debemos tener objetivos y un plan de 50 años.
¿Cuáles serían esos objetivos?
El primer objetivo es que la educación pública en el Perú sea mejor que la privada; el segundo, que la educación en el Perú sea la mejor de América Latina. Logrado esto, para que sea una de las mejores educaciones del mundo hay un paso. Pero debe haber una obsesión en todos los peruanos para que ni un talento en las ciencias, en las artes, en la cultura, se pierda por falta de oportunidades. Ese es un pasivo muy grande que el Perú no se puede dar el lujo de asumir.
Dicen que la gastronomía es al Perú como el fútbol a Brasil o Argentina. Quizá por eso las críticas a nuestra comida, como las de Martín Caparrós, hacen sonar tambores de guerra. ¿Cómo las tomas tú?
Es importante decirlo mil veces: no hay mejor herramienta para progresar que la crítica. La buena y la mala. La bienintencionada e incluso la malintencionada, que te permite conocer a tus enemigos. Y mal haríamos en promover intolerancia frente a una crítica en un discurso gastronómico cuya bandera es la tolerancia, y que en ningún momento ha dicho que somos mejores que otros, sino simplemente que queremos ser cada día mejores. Lo importante es explicar que las críticas no son una amenaza sino una oportunidad para mejorar.
Hubo también quienes aprovecharon la intoxicación de Morrisey para desprestigiar a la comida peruana. ¿Este suceso te parece una anécdota menor o es preocupante para la imagen de nuestra gastronomía?
No, es una alerta de que hay que seguir trabajando en lo que se conoce técnicamente como la inocuidad alimentaria. Es cierto que existe la posibilidad de que personas que no han desarrollado los anticuerpos puedan sufrir algún tipo de intoxicación si toman el agua que nosotros estamos acostumbrados a tomar, pero la realidad es que lo que le pasó a este señor le pudo haber pasado en cualquier país del mundo. Y si además aparentemente (Morrisey) tenía una debilidad estomacal... Pero todo eso ya pasó, ya fue. Entonces no era tan importante.
Estamos a ocho años del bicentenario y quizá sea momento de replantearse la pregunta de Zavalita. ¿Se sigue jodiendo el Perú?
No, para nada, estamos en buen camino. Faltan muchas batallas que luchar, pero el 2021 es una fecha icónica, una meta, una ilusión que para la generación a la que pertenezco implica muchas cosas. Soy muy optimista con la generación más joven, siento que esa generación va a llevar al Perú a los niveles que siempre hemos soñado en todos los terrenos: en la política, en la cultura, en la actividad empresarial, en la investigación, etc. Creo que el 2021 el Perú va a ser un país querido y reconocido en el mundo.
¿Jornadas como la del miércoles en el Congreso, el día de la llamada "repartija", no te hacen sentir que en lo político las cosas no mejoran?
Pero quién ha construido el desarrollo del Perú en los últimos 12 años, ¿la política o la sociedad? Es la sociedad civil la que ha construido el desarrollo del Perú trabajando duro, creando, haciendo, arriesgando. Pero más allá de un gobierno, de una casta política, el sistema no está acompañando esa energía. La gran oportunidad es hacer que a quienes les estamos entregando el poder estén a la altura de esa responsabilidad, pero no podemos descorazonarnos porque algunos ejemplos no lo estén. Lo que quiero decir es que en realidad somos los ciudadanos los que tenemos el poder.
Ese poder ciudadano, concentrado básicamente en los jóvenes, le ha enmendado la plana al Congreso esta vez; ha logrado rectificar cuestionables acciones políticas. Esto es esperanzador, cuando menos...
Hoy más que nunca este poder ciudadano no está dispuesto a ser un mero espectador de las decisiones que se toman en este Perú que estamos construyendo con gran sacrificio. Hoy los jóvenes están llenos de sueños para sus vidas y su país, no creen en ideologías extremas ni sueñan con que el Estado les regale nada. Pero sí creen en la democracia como un sistema que debe ser conducido por gente preparada e intachable. Por eso es que salen a las calles a reclamar cuando ven que sus supuestos líderes no están a su altura. Esto no puede ser más esperanzador para el futuro del Perú. Son los jóvenes los que llevarán al Perú a lo más alto que jamás hayamos imaginado.
La clase política está muy desprestigiada en nuestro país. La gente no se siente representada por ella. ¿Compartes este sentimiento de rechazo?
A mí no me gusta generalizar. Creo que hay políticos buenos y políticos malos. Como hay empresarios buenos y empresarios malos. Y creo que la política tiene más tribuna de la que debería, porque la realidad es que hay muchas historias de gente que hace política sin tener cargos políticos, gente que está haciendo cosas muy buenas por su país. Pero sí es cierto que la democracia se debilita mucho cuando se descubre una doble moral, y nuestra democracia está muy frágil todavía. Cada 12 años, siempre hay algún problema… Estamos en el año 13, así que tenemos que trabajar para fortalecerla.
¿Desde tu lugar, desde tu cocina, desde tus institutos, estás haciendo política también?
Cuando los cocineros salimos a promover el Perú, estamos haciendo política, política cultural, política económica. En mi campo, desde la cocina, hacemos política todos los días, intentando elevar la imagen del Perú en el mundo, intentando promover nuestros productos en los mercados, intentado integrar a las cadenas productivas que estaban históricamente olvidadas en nuestra actividad económica. Para un médico, hacer política es luchar por que la salud llegue a todos por igual; para un profesor, buscar que sus alumnos cada día tengan una mejor formación. Pero un cargo político... habría que estar loco, ¿no?
¿Habría que estar loco para aceptar un cargo político?
Sí, hay que haber nacido para ser político y yo no he nacido para eso. Mi terreno es la cocina y de ahí no me voy a mover.
Un gran sector de la población, sin embargo, desearía que ocupes un cargo político. Algunos te quieren de presidente. En el Twitter hay un hashtag "Sálvanos, Gastón"...
(Ríe). ¿De verdad? Qué bárbaro… La verdad, sería muy malo que un cocinero tenga la arrogancia y la vanidad de querer ser presidente. Muy malo. Hay mucha tarea que demanda conocimiento, pasión, trabajo, dentro del terreno de la cocina, y que puede ser muy bueno para el Perú. Si nuestra huancaína tiene la universalidad del ketchup algún día, ¿eso no es bueno para el Perú? Claro que es bueno. Qué tiene que ver eso con creerse una suerte de mesías, para lo cual tienes que tener otro tipo de habilidades...
¿Habilidades que crees que no tienes...?
Nooo, para nada. La del político es una personalidad distinta, es diferente. Yo no tengo la menor intención… A veces parece, quizá, porque hablamos cosas… Los cocineros no podemos tomar una posición política porque representamos a todo el país. Obviamente, si hay temas de corrupción o que atenten contra la democracia, seremos los primeros en salir al frente. Pero no estamos en esa situación. La crítica que podría hacerles, eso sí, es que se pelean mucho. Deberían estar discutiendo ideas en pro de objetivos y no peleándose. Por eso no quiero ser político…
Steven Levitsky escribió hace poco que una candidatura tuya tendría la capacidad de "jalar" el caudal de votos "paniagüistas".
No, ya los candidatos están más o menos claros...
Pero varios de ellos, como García y Toledo, están enfrentando investigaciones y procesos por corrupción, y quizá no lleguen al 2016.
Yo creo que el 2016 competirán cuatro o cinco candidatos. Probablemente, haya outsiders, pero digamos que, en la derecha, Keiko representará la candidatura. En el centro, creo que quien se ha ganado la posibilidad de aglutinar las fuerzas de la izquierda y la derecha moderada en ambos casos es Lourdes Flores. En el caso del partido de gobierno, me parece que se perfila el señor Abugattás o Jaime Delgado. Y en el Apra, y esta es mi opinión, creo que, por la lealtad que le ha mostrado a su partido, quien se ha ganado el derecho de postular es el señor Mulder.
¿Y a Alan dónde lo dejas?
Eso es lo que va a ser. Yo te digo lo que debería ser…
¿Y en ese partidor de ninguna manera podrías estar tú?
Para nada. En ese escenario político del 2016 ya hay candidatos y creo que en todos los casos, salvo que aparezca un outsider, el camino será el mismo y seguirá siendo perfectible. En mi opinión, la mejor opción siempre es el centro, porque –por su propia naturaleza– es un punto en común, el que busca sin apasionamientos y sin una ideologización extrema encontrar caminos que respondan a los objetivos de todos y, según sea el momento, puede girar hacia un lado u otro para cumplir esos objetivos sin la prisión que puede significar una ideología. Una opción que busque abrazar a todos es la ideal.
¿Estás satisfecho con lo avanzado por Ollanta Humala en sus dos primeros años de gobierno?
Como todos los gobiernos, tiene cosas buenas y cosas malas, pero creo que hay una buena capacidad de autocrítica, lo que es importante para ir corrigiendo cosas. Tenemos un buen ministro de Economía, tenemos a ministerios que funcionan mejor que otros, pero nada es perfecto, hay que ir avanzando. Hemos tenido gobiernos realmente desastrosos. Personalmente, creo que hay que estar alertas en cosas muy importantes, como la defensa de un modelo que tiene que ir perfeccionándose en el tiempo y que apuesta por la libertad en todo sentido, económica, política, de credo, de opción sexual.
¿Puede ser el 2016 el momento para que finalmente el Perú tenga una presidenta o crees que en cuanto a gobernantes no tiene nada que ver un asunto de género?
Pienso que el tener una presidenta sería un mensaje muy saludable dentro y fuera del Perú. Históricamente, la mujer ha cumplido y cumple un rol admirable. Yo voy pertinentemente a Pachacútec y sé cuál es el rol de la mujer en la familia, en sacar adelante a sus hijos, etc. Tener una presidenta sería muy esperanzador.