domingo, 28 de julio de 2019

AMORES PERROS

Un ser muy, pero muy especial me envió un meme en la que decía: “MI PAPÁ BIEN ENCARIÑADO CON LA MASCOTA QUE NO QUERÍA ACEPTAR EN LA CASA”  y le escribí plus minusve así:
Le quiero a tu hija putativa como si fuera mía.   La quiero porque es un ser vivo.   La quiero porque tú la quieres.   La quiero porque dentro de su bravura nos quiere, too.   La quiero porque ya es parte de la familia, ¡¡¡es de la familia!!!.   La quiero, pese a ese fétido olor (¡¡¡¡báñame mamá, se deja escuchar!!!   ¡¡¡que no se bañe, que no se bañe!!!, corean temerosas las pulgas vaticinando lo esperable) a pishpi.   La quiero pese a esos mordiscos 'inusitados' que cada vez mengua nuestros enseres culinarios y electrónicos; ahora nos tenemos que ir hacia el televisor a cambiar de canal: grrrrr   La quiero pese a sus memorables shapshiquiadas.   La quiero pese a los submarinos que pululan en la futura sala y por doquier.   La quiero pese a varios ishpay que circunstancialmente deja en la cama de ambos cuartos.   La quiero porque me brinda mayor seguridad debido a su feroz raza, pero que nosotros la hacemos olvidar con nuestro exagerado cariño y engreimiento; a ella le consta.   La quiero porque ha permitido que compartamos varias salidas a trotar en estas mañanas invernales: yo, contento por salir con mi primogénita y con mi benjamina y tú...too.   La quiero también porque ha permitido unirnos no sólo en las buenas sino también...aparecimos, pasadas las 22 horas, en la veterinaria.   ¿Recuerdas que tuvimos que llamar a esa hora a tu prima para que nos facilite la consulta? Gracias a Dios que fue un susto.

Por eso, la quiero.   Por eso, me encariño con la mascota que no quería aceptar en la casa.

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