Mamá Elsa, espero que
desde el alba hasta el ocaso de este 14 de junio sea un día de inolvidable unión
familiar con sus hijos, nueras, yernos, nietos, hermanos y demás familiares que
la estiman de todo corazón.
Imagina muy bien que
los que no podemos acompañarla en este día muy especial la recordamos con el
respeto y consideración hacia su persona.
De mi parte, agradecerle por la influencia que ha marcado en mí. En esta semana recordaba a mis alumnos cómo
cariñosamente me daba esa mazamorra de tan peculiar aroma y de una alta
concentración de penicilina. Con el
ceño fruncido me decía imperativamente ¡¡come!! Y yo, sumisamente, acataba tal
determinación. Luego, de tanto y tanto
aprendí a saborearlo y, sobre todo, a valorarlo por ser una medicina natural
para la gastritis, heridas, etc. Ahora,
lo disfruto cada vez que lo consumo y la recuerdo en cada cucharada. A Ud. gracias por enseñarme, por educarme, por recular a mis
orígenes.
Con Ud., y todo lo que
representa, hay un antes y después en mi existir. De esa exclusiva vida urbana-limeña a un
pensamiento bucólico-ancestral. Adoro cuando Papá Cucho tocaba el arpa o
escuchaba a ESTUDIANTINA PERÚ, LOS CAMPESINOS o LOS ERRANTES entre copas y
entre hijos y nietos. Adoro cuando Mamá
Hermelinda hilaba diestramente o cuando cosechaba el café y todo el proceso
para llegar saborearlo en una suculenta y aromática taza de café. Adoro cuando confluían todas Uds., mis tías
y primos, en casa de Mamá Hermelinda para amasar y hornear el pan a vísperas del
01 de noviembre. Tantos recuerdos,
tantas enseñanzas.
De mi corazón brota mi
mayor reconocimiento hacia Ud., Mamá Elsa.
Amén.
Por ello y muchas cosas
más, FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ ELSA.
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