Al escribir Mecenas (le gustaba
los mimos) en el buscador menciona que nació en Arretium (una localidad etrusca)
en el año 69 a. n. e. y que murió 8 años antes de
que naciera Jesús. Su nombre, Cayo
Cilnio Mecenas. Fue consejero político del
primer emperador romano César Augusto.
El emperador, lejos de considerar y respetar a su consejero político no tuvo peor intención
que ‘frecuentar’ a la esposa del etrusco, y…
A pesar de ello, ante la muerte de Mecenas y al no tener hijos le deja toda
su fortuna al emperador. La historia lo recuerda por ser protector de
las letras y los literatos. Uno de los
protegidos fue Horacio (a cambio, fue obligado a Odas en favor de Octavio, no
aceptó por ser más romántico. Pero sí aceptó
una modesta hacienda en Sabina, aunque lo negara en sus escritos) Virgilio o
Propercio (sí lo alabaron, pero no en exceso) con quien tuvo una buena relación amical. En una palabra es un patrocinador, protector,
bienhechor, favorecedor, apoyo, protector, valedor, benefactor, padrino.
Entonces, mecenas (tiene un buen
patrimonio o un buen ingreso económico y desinteresado en sus aportes) es una “…persona
que no solo ayuda a un artista o científico de manera económica o, más bien,
monetaria. Comprenden con tanta profundidad la obra de las personas a las que
dan su apoyo que también les protegen, ayudan a que se posicionen en un nivel
social más alto que el de la media de estos gremios —habitualmente, muy
desfavorecidos— o les permiten conocer a otros de los personajes notables de su
tiempo que realizan trabajos similares. De manera que, según entiendo, un
mecenas puede terminar siendo un amigo, una persona que entiende a sus
protegidos y les ayuda más allá de unos resultados”
En la actualidad, la palabra que
encajaría es la de los patrocinadores, quienes serían instituciones o empresas
que apoyan un determinado proyecto a cambio o no de una visibilidad
publicitaria. Los mecenas y los patrocinadores, son sinónimos ya que permiten
la evolución de proyectos, eventos o creaciones que, de otra manera, sería muy
difícil lograrlas.
El mecenazgo se dio entre nobles
como el Conde Lemos (El padre del idioma español y otros del siglo de oro le
agradecía en las dedicatorias por su apoyo) aristócratas como los Uffici, los
Sforza o los Medici, altos funcionarios como los Nicolás Rolin, Francisco de
los Cobos, mercaderes como los Fugger, los religiosos (Hubo un papa que protegió a Galileo Galileí
en la publicación de sus obras sin la persecución del Tribunal de la Santa
Inquisición), los monarcas como los Reyes Católicos, Maximiliano I de
Habsburgo, Francisco I de Francia, Enrique VIII de Inglaterra, Isabel I de
Inglaterra, Felipe IV de España, Luis XIV de Francia apoyaron a muchos artistas
como Rafael Sanzio, Miguel Ángel o Leonardo da Vinci entre otros recibieron ese
apoyo económico que necesitan para mostrar su arte a la posterior humanidad.
Al escribir filantropía en el buscador
descubro que son aquellas personas que aman a la especie humana. Las donaciones lo hacen, comunmente, a
través de alguna ONG, que busca solventar alguna obra de interés social. Las clases altas toman una actitud
filantrópica.
Por razones de espacio quiero
rescatar al suizo Henry Dunant, fundador de la Cruz Roja en Ginebra en 1863. ¿Qué
sería de las guerras sin su participación neutral en todo conflicto?
Loa estadounidenses Andrew
Carnegie, John D. Rockefeller y Henry Ford.
En la actualidad tenemos a Bill Gates, Warren Buffett y George Soros.
Finalmente, sin la existencia de
mecenas o filántropos la humanidad no estaría gozando de las maravillas que
dejaron sus protegidos para la posteridad.
Del mismo modo, nuestra Institución
Educativa “José María Arguedas” de El Progreso, Carabayllo necesita de uno de ellos
para que puedan cometer un gran aporte a la cultura de este lado de nuestro
país.
El tiempo se acorta. No creo que el arte, lo artístico, lo cultural estuviera
relegado a segundo plano en cada uno quienes han tenido la paciencia de leerme. Las fuerzas flaquean; tuvimos un alba de
intenciones y buenas voluntades, lamentablemente como reza una canción “todo
tiene su final” y estamos ad portas del ocaso del time, ad portas de una bonita
etapa, de un lindo momento que me permitió escribir a más no poder sobre algo
que creo debería de ser. Como dice un
huaynito existen “…ciertas malas voluntades hacen que me retire” de este
propósito quijotesco. Pero, la esperanza
es lo último que se pierde. Un par de
días más. “¡Apure, Leyva!, Todavía es
posible…”, decía Francisco Bolognesi ante la víspera de la batalla de Arica.
Sin perder la esperanza de encontrar un Mecenas o un filántropo
dejaré mi correo para que tenga la gentileza de decirme sí, sí vamos a financiar la construcción de una sala de teatro en los 3 000 metros cuadrados del colegio donde Ud. labora:
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