Generar conciencia por el cuidado del medio ambiente es el propósito del Salón Internacional del Humor Gráfico de Lima. Esta es su sexta edición y reúne 120 caricaturas que buscan arrancarnos una sonrisa y al mismo tiempo invitar a la reflexión. Va desde el 12 de setiembre en el Parque Kennedy de Miraflores.
Una ciudad en penumbras. Un poste solitario ilumina un pequeño círculo con un poderoso haz de luz. Un hombre se aleja tranquilamente, lleva sobre sus hombros un trozo de aquella luz refulgente. Estamos contemplando una potente, mágica y colorida viñeta que expresa la necesidad de darle un uso racional a la energía. La necesidad de compartirla. De cuidarla.
Su autor se llama Abolfazl Mohtarami, es un caricaturista y humorista gráfico iraní. Su trabajo consiste en retratar, con humor, las miserias y tragedias del mundo, sea en Occidente u Oriente Medio. Aunque muchas veces se aborde asuntos que no precisamente arrancan una sonrisa. Eso es lo valioso que tiene el humor gráfico, que permite expresar una idea, concientizar, dar un mensaje y causar indignación, de manera directa, contundente, y con sarcasmo.
“Una viñeta puede dar risa o no, pero siempre te hará pensar”, dice Omar Zevallos, caricaturista peruano y coordinador artístico del VI Salón Internacional de Humor Gráfico Lima -2013.
La obra de Mohtarami fue seleccionada entre 2.800 trabajos, enviados por caricaturistas de 54 países. Al final quedaron 120 dibujos que se exhibirán en el Parque Kennedy de Miraflores. Luego, esta muestra iniciará un periplo por distintas plazas de Lima y provincias.
Se trata de una fiesta del humor y la ilustración que incluye charlas magistrales y encuentros con artistas peruanos y extranjeros. El Salón nos acerca a una forma de expresión que, a través de la sátira, aborda realidades que, no pocas veces, duelen.
Más que un dibujo
Omar Zevallos acariciaba un sueño: algún día el Perú tendría un salón del humor gráfico como lo tienen Brasil, Cuba, España y muchos otros países en los que, desde hace mucho, esta forma de comunicación se ha elevado a la categoría no solo de arte sino de expresión política y social.
“En Perú se habían hecho un par de concursos de humor gráfico. Recuerdo uno de los años setenta, auspiciado por el Instituto Nacional de Cultura. Pero faltaba un evento más importante”. Omar Zevallos conoció a la comunicadora y relacionista pública Rocío Oyanguren, y encontró en ella el entusiasmo y, sobre todo, el apoyo que necesitaba para hacer realidad su anhelo.
Ambos organizaron el Primer Salón Internacional del Humor Gráfico Lima-2008, cuyo lema fue Salvemos al planeta del calentamiento global.
Zevallos explica que entre él y Oyanguren decidieron que el salón de Lima debía centrarse en el tema ecológico porque es un asunto en el que es necesario tomar conciencia. Una problemática vigente que obliga a buscar que la gente entienda la necesidad de cuidar nuestros recursos: los del planeta y también los del país en el que vivimos.
A través de contactos con humoristas gráficos que conoció gracias a su participación en diversos festivales y salones alrededor del mundo, Zevallos logró convocar 800 trabajos para esa primera edición. Se hizo una selección y quedaron 120 para ser expuestos.
“En solo seis años el Salón de Lima se ha introducido en el calendario anual del humor gráfico en el mundo, y el Perú se está haciendo conocido también por eso. Ahora se difunde solo. Y eso ha generado más trabajo para nosotros, ya que debemos revisar más propuestas y la rigurosidad también ha aumentado”.
Pero el Salón de Lima tiene una particularidad que lo distingue de los eventos que lo inspiraron: no se realiza en los ambientes de una galería, un museo o un centro cultural, sino que sale a la calle, invade plazas y parques con sus paneles back-light de gran formato. Esto ha permitido, además, llevar este arte a la gente, principalmente aquella que jamás había pisado una galería.
La temática y lemas de cada salón se han elegido siguiendo principios fundamentales en el pensamiento ecologista. El del salón de este año es ¡Ahorremos energía!, y se inspiró en el invento del mecánico brasileño Alfredo Moser, la llamada Bombilla de los pobres, esa botella de plástico de dos litros rellena de agua y lejía que se coloca en el agujero de un techo y que genera iluminación basándose en la refracción de la luz del sol.
Desde el 2002, año en que a Moser se le ocurrió este útil artilugio, su invento se ha puesto en práctica en diversos lugares del planeta, sobre todo entre las poblaciones más desfavorecidas, que no tienen acceso a la electricidad.
“Si no podemos llevar la energía eléctrica a peruanos de bajos recursos, hay alternativas –dice Zevallos–. Si ahorramos, otros peruanos pueden tener acceso. He allí el tema. Y lo más importante es que a través del Salón podemos ll
evar este mensaje a mucha gente”.
Desde el segundo salón (2009), a las plazas y parques de Miraflores, Pucusana, Jesús María, San Isidro, se sumó un punto al que los organizadores tienen especial cariño: la Plaza de Armas del Centro Poblado Santa María de Huachipa, una zona del distrito de Lurigancho-Chosica cuya población ha hecho suya esta exposición, los niños de los colegiosdesfilan y se sienten halagados por la oportunidad de acercarse a un expresión artística que los divierte, pero también los impulsa a cuidar el planeta.
Expresar opinión
El Salón Internacional del Humor Gráfico recibe cada año la visitade importantes representantes del humor gráfico internacional. En esta edición los invitados son el mexicano Helio Flores, caricaturista del diario El Universal, y el maestro uruguayo Hermenegildo Sábat, que ha ilustrado durante años las páginas del diario argentino Clarín con sus corrosivas caricaturas políticas. Sábat recibirá el premio Huamán Poma, instituido por la organización del salón para reconocer la labor de los más destacados humoristas gráficos, de cualquier parte del mundo, cuyo trabajo tenga especial relevancia social y artística.
Pero también es importante la participación de caricaturistas peruanos. Si en la primera edición, en el 2008, solo se exhibieron trabajos de Carlos Tovar (Carlín), Juan Acevedo, Mario Molina y de Omar Zevallos, para este año han sido seleccionados los dibujos de 30 humoristas gráficos locales, entre noveles y acreditados, lo que pone en evidencia que este evento es también una especie de termómetro que revela tanto las posibilidades del humor gráfico en el país, como el interés de quienes buscan comunicar a través de la caricatura.
Para Omar Zevallos, además, el Salón permite a los debutantes tener roce con los consagrados, y el intercambio de experiencias es importante y provechoso para todos.
“Ojo, un caricaturista no es un activista –explica Zevallos–. No somos miembros de un partido. Podemos tener simpatías políticas, podemos ser o no ser ambientalistas. Lo importante es tener un punto de vista, una opinión, y expresarla”.
Y en lo que se refiere a cuidar el planeta y nuestros recursos naturales, lo que toca a los humoristas gráficos que trabajan también este registro es generar una conciencia ecológica a través de sus dibujos y viñetas. Arrancando una sonrisa, para luego recapacitar.
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