Un pintor ruso se atrevió a desafiar la homofobia del gobierno y retrató a Vladimir Putin travestido y en paños menores. Sus cuadros fueron confiscados y él ha tenido que salir del país.
Pero aquí lo tenemos luciendo un delicado negligé rosa y blanco, en la intimidad de lo que parece ser una alcoba. Le está peinando delicadamente los cabellos a otro varón, un varón cuya sugestiva ropa interior apenas puede contener la sensualidad de un voluptuoso cuerpo de mujer. Es el primer ministro ruso, Dimitri Medvediev. Aunque en los ojos hay seriedad, ninguno parece disgustado con el papel que desempeña en la escena. Por el contrario, se diría que les gusta.
El cuadro se llama Travestis y fue pintado por Konstantin Altunin (43). Hoy, contra los deseos de su autor, no está siendo exhibido en una galería, sino guardado en los almacenes del Servicio Federal de Seguridad (el FSB, sucesor de la KGB), junto a otras tres pinturas, a la espera de que las autoridades juzguen si haberlas exhibido violó la ley.
No, a Putin no le gustó el cuadro del camisón. Nada. Y ahora quiere venganza.
HOMOFOBIA
La exposición Líderes, de Altunin, se inauguró en la ciudad de San Petersburgo a mediados de agosto. La sala que la acogió fue el Museo del Poder, fundado por Alexander Donskoy, un ex alcalde de la ciudad de Arkhangelsk quien, luego de que en 2006 anunciara su intención de postular a la Presidencia, fue perseguido por el régimen, acusado de fraude y actividades ilegales.
El martes 26 de agosto, agentes del FSB se presentaron sin avisar en el Museo del Poder. Les interesaban los cuadros de Altunin, pero no por asuntos de sensibilidad artística.
Argumentaron que al menos cuatro de ellos constituían un “insulto a la autoridad”, así que se los llevaron. Junto al cuadro de Putin y Medvediev, los agentes cargaron con uno en el que se veía al venerable líder de la Iglesia Ortodoxa rusa desnudo y lleno de tatuajes, con otro en el que una parlamentaria parecía practicar el sexo oral y con un cuarto en el que otro diputado aparecía junto a la bandera del orgullo gay.
Los personajes y motivos de los cuadros de Altunin no eran gratuitos. La campaña represiva del gobierno ruso contra los gays ha provocado la solidaridad de muchos artistas e intelectuales que a través de sus obras denuncian y atacan la homofobia estatal.
De hecho, Vitaly Milonov, el legislador que retrató junto a la bandera gay, es uno de los principales impulsores de la cruzada homofóbica. Él fue el promotor de la reciente ley contra la que llama “propaganda gay”, una norma que castiga con multas de hasta 2 mil euros a todo aquel que “promueva la homosexualidad” en medios de comunicación y la Internet. La otra diputada retratada es Yelena Mizulina, presidenta del Comité de Familia y otra de las impulsoras de la ley.
REPRESALIAS
Pocos días después de quesus cuadros fueran incautados, Konstantin Altunin viajó a París. Su mujer, que se quedó en San Petersburgo, informó que el pintor temía que la investigación federal por supuesta violación de las “leyes antiextremistas” terminara con él en la cárcel. Los artistas rusos saben muy bien que cuando desafían al poder se juegan la libertad. Lo que ocurrió con la banda de rock Pussy Riot, encerradas hace año y medio, es un ejemplo que todos tienen presente. Altunin habría pedido asilo a Francia.
El martes 3 de setiembre, efectivos de la policía de San Petersburgo sacaron a las 4 de la mañana de su casa a Tatiana Titova, la directora del Museo del Poder. La retuvieron en la estación policial durante tres horas, sin permitirle asistencia legal ni darle explicaciones de ningún tipo. Su “delito” habría sido reabrir la galería.
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