Fernando Mexía. EFE.
La histórica "Marcha por Trabajos y Libertad" de agosto de 1963 que se recuerda este fin de semana canalizó un malestar latente de injusticias sociales y contribuyó a cambiar la dinámica de un país cuyos legisladores miraban hacia el otro lado ante los abusos.
Aquel día, King tomó el micrófono para recordar que un siglo después de la abolición de la esclavitud los descendientes de africanos en EEUU eran ciudadanos de segunda clase, vivían segregados, maltratados por las autoridades y condenados a ser pobres.
El movimiento pacífico abanderado por King logró la aprobación de la Ley de los Derechos Civiles (1964) y la Ley del Derecho al Voto (1965), normativas diseñadas para prohibir la discriminación por razón de raza, género, religión y nacionalidad, y bloqueaban iniciativas destinadas a desincentivar el voto de las minorías.
Es el principio
Aquellas protestas posibilitaron que hoy Barack Obama sea el presidente de EEUU, un logro que resultaría impensable en los tiempos de King, que imaginó otros avances que siguen pendientes.
"1963 no es un final, sino un principio", recitó el activista en su fervoroso discurso "Tengo un sueño", cuya evocación de un futuro de igualdad racial choca con las frías estadísticas del presente.
En 2012 el índice de desempleo de la población negra fue de un 13,8%, por un 8,1 de la blanca. Además, de los 40 millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza, un 25,8% son negras (frente al 11,6 % blancas).
Entre 2000 y 2010, la tasa de encarcelamiento de afroamericanos fue 7 veces superior a la de los blancos mientras que la segregación de la que se quejaba King aún persiste, si bien de formas más sutiles.
Según un estudio de 2012 del Proyecto de Derechos Civiles de la Universidad de California, un 74% de los estudiantes de color están matriculados en colegios donde los blancos son minoría, un porcentaje que en el caso de los niños hispanos es de 80 %.
Apartheid
Quince por ciento de los niños negros van a escuelas donde existe un "apartheid" oficioso, dado que la presencia de blancos es próxima a cero. En muchos casos, esas escuelas "segregadas" se encuentran en zonas de familias pobres y cuentan con peor profesorado, factores que combinados suponen un handicap de cara al porvenir de los estudiantes, que suelen acceder a menos oportunidades educativas que los centros de mayoría blanca.
El último gran revés sufrido por las minorías fue la anulación de una cláusula central de la Ley del Derecho al Voto de 1965 –uno de los legados de la época de Martin Luther King– que obligaba a los estados con historia de discriminación racial a recibir permiso federal antes de cambiar sus normativas sobre comicios.
Esto da luz verde a las autoridades locales a que rediseñen los distritos electorales a su antojo, lo que podría ser utilizado para minimizar el efecto de los votos de grupos minoritarios. La Corte Suprema consideró que esa exigencia era una rémora del pasado pese a la oposición de la juez Ruth Ginsburg, quien acusó a sus compañeros de dañar la herencia de Martin Luther King.
Poder hispano
"Nuestro país ha cambiado", argumentó el magistrado jefe John G. Roberts para defender la polémica decisión anunciada en junio de este año. En parte, no le falta razón a Roberts. Los hispanos son ahora la gran minoría en EEUU con más de 50 millones de personas frente a 38 millones de afroamericanos y son los latinos quienes fijan la agenda de las reivindicaciones sociales y políticas con la reforma migratoria como estrella.
El lugar preeminente que antes ocupaba el movimiento feminista lo ostentan hoy los colectivos que piden igualdad para homosexuales, lesbianas y transexuales, también víctimas de "los grilletes de la discriminación" evocados por King en 1963.
El “efecto Obama” se está diluyendo
Menos de la mitad de los estadounidenses dice que el país ha logrado un progreso substancial en los últimos 50 años hacia una igualdad racial, indica una nueva encuesta.
Pese a que la sensación de progreso racial se intensificó después de la elección del primer presidente negro en las elecciones del 2008, la opinión de los estadounidenses sobre un progreso negro se ha desvanecido.
El estudio, divulgado por el Centro de Investigaciones Pew, brinda un panorama mixto del progreso.
Mientras que la gran mayoría de negros y blancos dice que las dos razas por lo general se llevan "muy bien" o "bastante bien", los negros siguen atrasados con respecto a los blancos cuando se trata de ingresos familiares y patrimonio, y casi ocho de cada 10
afroestadounidenses dicen que queda mucho por hacer para alcanzar la igualdad racial.
Los negros fueron más propensos que otros grupos raciales a decir que se les había
discriminado durante el año pasado (35% versus 20% de hispanos y 10% de blancos). Y la mayoría de negros señalan que han sido tratados con menor justicia que los blancos en su relación con la policía, en los tribunales, en las escuelas públicas locales o en el centro laboral.
El dato
Kennedy. Dos meses antes de la marcha del 28 de agosto de 1963, el presidente John F. Kennedy hizo apasionados comentarios sobre la igualdad racial. Presentó una ley de derechos civiles que prohibía la discriminación en lugares públicos y pedía mano firme para hacer cumplir una decisión de la Corte Suprema.
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