La peruanidad
Podemos considerar
que la unidad de un país se basa en la diversidad de puntos en común que pueden
tener sus habitantes. Cuanto mayor sea el número, habrá una cohesión más firme,
con una mejor manera de relacionarse entre sí. Estos factores comunes están
íntimamente ligados con los valores éticos, morales, culturales, étnicos,
sociales, históricos y religiosos que comparte una población y generan su
nacionalidad. La gran diversidad del
Perú, en todos estos campos, hace aparentemente difícil articularlos para establecer
lo que nos identifique como una sola nación. Sin embargo, los miles de años de
historia que han escrito o transmitido verbalmente los peruanos nos permiten
tejer ese hilo conductor al que llamamos peruanidad.
Este concepto está básicamente representado por un conjunto
de símbolos cuya lista nunca va a ser completa ni oficial. Es apenas una selección
-y, como tal, arbitraria- de algunas de las principales imágenes ligadas con el
trabajo, la naturaleza, la historia, las costumbres y las creencias de los
peruanos. A estas representaciones
concretas se suman aquellas intangibles, las que están dentro del imaginario
popular. Éstas nos permiten lograr una mejor identificación con las raíces más
profundas de nuestra idiosincracia. Además permiten que tengamos una voz propia
y singular, una personalidad social, que nos distingue de los demás habitantes
del planeta. Sin embargo, los símbolos -salvo los formales, como nuestros himno
y bandera- no se escogen de antemano, sino que deben cuajar y ser funcionales
en un espectro bastante amplio de la sociedad. ¿Qué hace que de tantos platos
sea el cebiche el más distintivo de peruanidad? ¿Y por qué de las múltiples
danzas el huayno y la marinera se asocian más con nuestra identidad?
Un país sin pasado, o que no rescate su pasado, es un país
sin futuro, pues no tiene dónde reflejarse. Y el Perú, a pesar de los numerosos
problemas que sufre y ha sufrido, tiene todavía una memoria sólida. Ni la
conquista ha hecho olvidar a Pachacútec, ni la independencia a la tapada
limeña. Ahora, la manera como nosotros
nos vemos no es necesariamente la manera como nos ven en el exterior. Y eso
también forma parte de nuestro mosaico simbólico, aunque no sean conceptos que
manejemos cotidianamente. Por ejemplo, la expresión internacionalmente
difundida "Vale un Perú" alude a toda una mitología creada en torno
al oro -imaginario y real- de los Incas. Este tipo de afirmaciones apelan a un
pasado grandioso, pero no reflejan que el Perú siga buscando internamente más
elementos que cohesionen su identidad, su peruanidad. El surgimiento de nuevos
símbolos que representen los valores comunes de nuestros pueblos, conscientes
de una realidad pluricultural, nos permitirá avanzar juntos hacia un futuro común.
Fuente: http://www.une.edu.pe/dev/Multiculturalidad.pdf página 35
Hermoso Flash Mobe, celebrando las fiestas patrias.
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