Imagino esta foto de hace más
de 50 años, donde aún, la de la portada, no conocería a su futuro esposo. No se
imaginaría que tendría tres hijos y dos hermosísimas nietas; una nuera de
temple y un foráneo chapetón como yerno.
No se imaginaría lo
peligroso de esta nueva enfermedad; pero no estaría alertada ya que la higiene
era su primer nombre. Nos hubiera organizado para acatar todo un protocolo para
ingresar a su cuarto y sentarnos frente a ella con la distancia debida. ¿Besarla? ¡¡¡De nadie!!! ¿En su cama?
¡¡¡Nadie!!!...salvo su hija.
Pero sí estaría preocupada,
como toda madre, por cada uno de sus hijos.
O, conversarías decididamente con vuestro esposo sobre los cuidados
debidos a tomar acorde a la coyuntura sanitaria. Déjeme decirle, señora, que me encargo de
decirle los cuidados que debe tomar vuestro esposo. Déjeme decirle que a veces la recordamos
cómo era ud. con él y cómo era ud. con todos nosotros, sus hijos.
Ya no puedo escribir en
tercera persona cuando quiero, deseo escribir en primera persona y decirte
madre, esa foto la he conservado y la conservaré por el resto de mi
existencia. Esa foto se encuentra en
aquel álbum donde se visualiza toda una historia fotográfica de uds. y de cada
uno de nosotros.
No sé por qué razón recuerdo
el primer día que comimos pizza; fue en el ’91, estábamos acompañados con papá. Parece que tus nietas heredaron ese placer
por devorar dicho platillo. Y hoy, como
todos los 26 de mayo, lo celebraremos por tu onomástico.
¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, YOYA!!!
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