Informe Pisa: ¿cómo tratan a sus profesores los países con la mejor
educación?
Durante los primeros días de trabajo en una escuela en
Vietnam, a un maestro le preguntan cuáles son los objetivos que quiere alcanzar
en su carrera.
¿Quiere trabajar en primera línea con niños y adolescentes?,
¿un cargo gerencial?, ¿o disfruta más investigando y desarrollando técnicas y
metodologías educativas?
A partir de ahí, el docente y el director de la escuela
trabajan juntos para estructurar la carrera del primero sobre la base de sus
preferencias.
En Japón, el pago de bonos adicionales, la capacidad de
acelerar los ascensos profesionales y la idea de enfrentar retos hacen
atractiva la tarea de enseñar en las escuelas más pobres del país.
En Estonia, la fuerte evolución de los salarios durante los
últimos años y la autonomía para aplicar métodos creativos de enseñanza hacen
de la carrera docente una de las más codiciadas.
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En Corea del Sur, el alto estatus social de los profesores
combina estabilidad, buenos salarios y un proceso de admisión riguroso.
En Finlandia, el salario no es el más alto comparado con el
promedio de otros profesionales, pero sí tiene prestigio.
Educación de calidad
Pero, ¿qué tienen en común estos cinco países?
La contratación de maestros es selectiva, la profesión es
valorada y, más importante aún, la carrera es estimulante, lo que atrae a
buenos profesionales a los salones de clase.
Ese enfoque en la calidad del docente ha derivado en buenos
resultados en el influyente Informe Pisa, organizado por la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que evalúa el desempeño de
jóvenes de 15 años de edad en ciencias, matemáticas y lectura en 75 países.
"La calidad de la educación en un país nunca será mejor
que la calidad de sus maestros", dice Andreas Schleicher, fundador del
Informe Pisa y director de Educación de la OCDE, a BBC News Brasil.
Agrega que para tener buenos docentes, tienes que atraer a
las personas más talentosas a esa profesión, ofreciéndoles una carrera llena de
retos, así como buenas condiciones de trabajo.
Pero, ¿qué se puede aprender de la experiencia de los países
que mejor tratan a sus profesores?
La OCDE ha evaluado las políticas hacia los maestros en 19
países que, además de ser exitosos en Pisa, no tienen grandes disparidades en
la calidad de la educación impartida a estudiantes ricos y pobres. Entre estos
se encuentran Japón, Singapur, Estonia, Finlandia, China y Alemania.
Aunque cada uno aplica modelos diferentes, hay algunos
factores comunes que han sido identificados y que pueden servir de inspiración:
Pruebas estrictas de admisión y
"reclutamiento" de los mejores alumnos
Todos los países con el mejor desempeño en Pisa han aplicado
un criterio estricto para la contratación y entrenamiento de los maestros,
según un estudio de la OCDE sobre Políticas Efectivas para los Docentes.
En Corea del Sur y China, quienes están interesados en
enseñar en la educación primaria deben superar dos pruebas altamente
competitivas: una para entrar en el curso de entrenamiento docente y otro para
recibir la formación para ser integrado en el sistema educativo.
En Alemania, la preparación para ser profesor de educación
básica dura entre seis y siete años e incluye una maestría y, al menos, un año
de práctica docente en un salón de clases. Además, los aspirantes deben superar
un proceso nacional de certificación.
En Singapur, los mejores alumnos de bachillerato son
"reclutados" para que se conviertan en profesores gracias a la oferta
de atractivas condiciones para estudiar y trabajar, incluyendo una generosa
beca mensual durante el periodo de entrenamiento.
La selectividad es esencial para darle prestigio a la
profesión de docente, señala Claudia Costin, directora del Centro para la
Excelencia y la Innovación en Políticas Educativas de la Fundación Getulio
Vargas (FGV) de Brasil.
"En Finlandia es muy difícil ser maestro y hay muchos
aspirantes, incluso a pesar de que pagan menos que otras profesiones que exigen
el mismo nivel de formación", afirma Costin.
Formación con experiencia práctica
Andreas Schleicher, de la OCDE, apunta que los países
exitosos en Pisa han adoptado sistemas de entrenamiento para los maestros que
requieren que estos obtengan una cierta cantidad de experiencia práctica dentro
de las aulas, bajo supervisión.
"Es importante garantizar que una parte considerable
del entrenamiento ocurra en las aulas de clase de las escuelas, no solo en las
universidades. Los salones son los lugares donde los maestros obtienen mucha de
la técnica y de la formación. Las clases tienen un equilibrio entre la teoría y
el entrenamiento práctico", apunta.
La duración de este periodo práctico varía entre los países
con los mejores resultados en el Informe Pisa, desde 20 días en Japón hasta
unos cuantos meses en Reino Unido, Australia y Noruega; y llegando a uno o dos
años completos en Alemania.
Especialistas en sus materias
Otra característica común entre los países que obtienen
buenos resultados es el elevado número de profesores con especializaciones en
las áreas que enseñan o la oferta, tras su contratación, de cursos y talleres
para asegurarse de que sigan formándose como profesionales.
En países como Finlandia, Australia, Corea del Sur y
Alemania, la proporción de maestros especializados en sus materias en las
escuelas públicas supera el 80%.
"Lo primero de lo que te das cuenta como estudiante es
si tu maestro realmente domina el tema que está enseñando. Entonces, claramente
es una ventaja contar con un profesional experto en su materia", afirma
Schleicher.
Según Claudia Costin, la falta de cualificación de los
maestros hace difícil que los estudiantes desarrollen la capacidad de
"reflexión científica". Esto es: que aprendan la lógica detrás de las
lecciones que reciben y puedan aplicar ese conocimiento de forma crítica en
lugar de simplemente repetir un contenido que memorizaron.
"Para enseñar a un nivel más profundo, para que los
alumnos aprendan a pensar de forma científica, el profesor tiene que tener
conciencia de la didáctica de la disciplina. Él no puede enseñar a pensar de
forma científica solamente siguiendo el libro de texto", apunta
Schleicher.
Plan de carrera y buenos salarios
De acuerdo con la OCDE, en general, los países que mejor
aparecen en el Informe Pisa le pagan a los maestros salarios que superan el
ingreso per cápita y algunos -como Corea del Sur, Alemania y Hong Kong- ofrecen
salarios extremadamente competitivos.
Pero Schleicher indica que algunos países que no tienen
buenos resultados en el Informe Pisa también ofrecen buenos salarios mientras
que países como Finlandia, donde los maestros ganan menos que otros
profesionales, tienen una enseñanza de calidad excepcional.
Según él, esto significa que un factor más importante que el
salario es hacer de la profesión docente una carrera estimulante con la
posibilidad de avanzar sobre la base de los resultados que se obtengan.
"Tú quieres que las personas más talentosas y
competentes en la sociedad se conviertan en maestros. Eso es lo que hemos
aprendido de Finlandia". Allá, los salarios de los docentes no son
fantásticos pero todo el mundo quiere ser profesor porque se considera que es
una carrera increíble", dice.
Retos y formación continuada
Otro factor en común entre los países con buenos resultados
en Pisa es la amplia oferta de cursos para profesores que garantizan su
formación continua, así como la autonomía que tiene para desarrollar y probar
nuevos métodos de enseñanza.
Las oportunidades para acceder a cursos de
formación continua es un elemento clave en la carrera profesional de los
maestros.
Australia, Reino Unido, Corea del Sur, Nueva Zelanda y
Singapur ofrecen acceso de forma frecuente a los docentes a talleres de
formación para que tengan contacto con nuevas metodologías y opciones
profesionales.
Además, en la mayor parte de estos países, el avance en la
carrera docente está directamente asociado con el tamaño de los retos que el
maestro quiere asumir y con los resultados que obtiene.
En Japón, por ejemplo, a los maestros se les exige que
cambien de colegio de forma periódica para asegurar un equilibrio entre
principiantes y profesionales experimentados en las escuelas ubicadas en las
zonas más pobres del país.
También hay incentivos para los educadores que opten por dar
clases a estudiantes que se encuentran en una situación desventajosa desde el
punto de vista social y económico.
En esos casos, los maestros pueden recibir un ascenso más
rápido a cargos gerenciales o se les permite escoger la próxima escuela en la
que irán a trabajar.
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