El momento de Hillary
Hillary Clinton con sus seguidores en un evento social en Columbus, Ohio. Ya hay señales de que la esposa de Bill Clinton se lanzará al ruedo electoral (Foto: AP)
La candidatura a la presidencia se le fue en el 2008, frente a Barack Obama. Luego fue Secretaria de Estado, con el ya presidente electo. El 2015 se le presenta a Hillary Clinton como el año en que, al fin, irrumpe como la candidata inevitable del Partido Demócrata.
Texto: Ramiro Escobar
Fotografía: Efe Michael Czerwonka.
AP Alex Brandon
“¡He vuelto!”, dijo, entre entusiasta y sugerente, Hillary Rodham Clinton, la tarde del 15 de septiembre en Indianola, una localidad del condado de Warren, en el estado de Iowa. No soltó prenda totalmente, pero se entendió que en esa pequeña frase asomaba su deseo poco oculto: postularse como precandidata demócrata para las primarias del 2016.
Hoy falta casi un año para que allí, en ese estado del Medio Oeste, se inicie el proceso que definirá a los postulantes –del Partido Demócrata o del Republicano– a los comicios presidenciales del 8 de noviembre de ese año. La esposa del expresidente Bill Clinton dijo lo que dijo sabiendo que estaba de nuevo en la rampa de lanzamiento política.
SÍ Y NO
Es en Iowa, en efecto, donde suena el disparo para que los representantes de los dos partidos inicien una carrera que puede ser agotadora y dramática. O fallida. Fue en los caucus o asambleas partidarias de esa jurisdicción donde Hillary asimiló su primera derrota frente al por entonces arrasador Barack Obama.
Ocurrió en enero del 2008. Venía precedida de todos los pergaminos para ser la elegida, incluyendo el apoyo de su esposo. Pero perdió. No solo con el actual mandatario sino, también, con John Edwards, ex senador por Carolina del Norte. De allí su medido entusiasmo, su cautela. Pero a la vez su mirada hacia adelante.
Todo parece estar hecho hoy para que se concrete su candidatura. La reunión de Indianola, por ejemplo, es un evento que se realiza todos los años, denominado la ‘Fiesta del Filete Frito’ y promovido por el senador demócrata Tom Harkin. La estrella indudable, sin embargo, era Hillary y por eso la prensa acudió en masa por novedades.
Ya hay una en verdad, más allá de que la exsenadora no fuera todo lo explícita que se esperaba. Desde hace unos meses está en movimiento la plataforma, real y virtual, ‘Ready for Hillary’ (www.readyforhillary.com), que comienza a mover todo un aparato para que este año, no el próximo, se agite el avispero político con su candidatura.
El propio Barack Obama ha dicho, en una entrevista, que “sería una magnífica presidenta”, una declaración que resulta un espaldarazo adelantado que puede dejar a los otros candidatos descolocados, aun cuando el Presidente no está en el top de su popularidad. No es lo mismo salir desde abajo, del anonimato, que contar con ese magno apoyo.
Nuevamente la cautela, empero. Obama fue precisamente un precandidato que derribó aparatos y tradiciones familiares (los Clinton). Al momento, las cifras también apoyan a Hillary, desde hace varios meses. Los sondeos la tienen como la candidata archifavorita de los demócratas, con más del 50 % de los votos, solo que el camino aún está rugoso.
El factor Warren
Una encuesta publicada por The Washington Post en diciembre del 2012, poco después de que Obama fuera reelegido, arrojaba que el 57% de los norteamericanos, no necesariamente demócratas, la apoyaría. La tendencia, según otras encuestas, se mantendría y la perfilaría como la candidata, literalmente, de fuerza para el 2016.
Muy atrás vendrían el actual vicepresidente Joe Biden y el senador independiente por Vermont, Bernie Sanders. Nadie parece hacerle gran sombra, aunque hay otra mujer que, como ella, comienza a pisar fuerte desde que accedió a un puesto en el Senado por Massachussets, en el 2013.
Se trata de Elizabet Warren, una ‘progre’ norteamericana en toda la línea. Una política que critica, sin eufemismos, a Wall Street, a los bancos y sus excesos. “Todo está trucado para favorecerlos”, afirma con frecuencia, con una convicción que gana adhesiones. No al nivel de las que conquistaba Obama en sus buenos tiempos, pero casi.
Es irónico, por añadidura, que la probable sombra de Hillary tenga un apellido similar al nombre del Condado (Warren) donde se presentó hace poco. Y que cada vez que se presente llame multitudes, al punto que el rumor de que presentará su candidatura en las primarias crece. Ella lo ha negado, aunque nada estará dicho hasta fines de este año.
Tiene mucho arraigo entre los hispanos, para comenzar, y su aparición hablando de desigualdades entre otros temas urticantes, ha hecho, como señala el periodista español Marc Bassets, que vaya definiendo el debate. Difícilmente podrá ahora Hillary no hablar de eso, so pena de que se ponga sobre la mesa la postulación de Warren.
¿Podrá hacerlo? Ella no es alguien dada a hablar con claridad sobre esos asuntos. Wall Street no la ve ríspida, ni es imaginable como líder de una gran cruzada para enfrentarse al poder económico. Pero algo tendrá que decir para que los votantes de la margen izquierda del Partido Demócrata no se desencanten o la ignoren sin remordimiento.
Lo que traería
El cóctel político que va a tener que preparar la ex Secretaria de Estado es, entonces, muy cargado, lleno de ingredientes. El factor Warren por un lado, su aura de feminista por otro, que le serviría para jalar votos, a pesar de que es esperable que se rebobine el caso de su marido con Mónica Lewinsky para hacer notar su inconsecuencia en ese ámbito.
De otro lado, la política exterior es otro de sus expedientes complicados, pues ha sido uno de los frentes magros de Obama, aunque es allí donde ella podría proponer audaces golpes de timón. ¿Qué dirá sobre Cuba, ahora que se viene el tormentoso debate en las cámaras sobre el embargo? ¿Será capaz de asumir los efectos políticos de esta decisión crucial?
En principio, se ha mostrado de acuerdo con que la política de aislamiento ha sido infructuosa y ha apoyado el ‘cambio de rumbo’. En medio de un salto hacia la carrera presidencial, no obstante, este asunto le puede significar problemas. Entre los propios demócratas hay quienes, como el senador Bob Menéndez, rechazan el giro histórico.
Hay más temas con los que tendría que cargar: Guantánamo, Afganistán, el conflicto palestino-israelí. Su experiencia la ayuda, pero en el pasado algunas de sus opiniones no fueron, lo que se diría, progresistas. Apoyó la invasión a Irak en 2003, así como el ignominioso muro de Cisjordania construido por Israel.
Las fortalezas de Hillary respecto del electorado están en los temas sociales. Es una antigua impulsora de la reforma de la salud, finalmente implementada por Obama, y como abogada defendió a niños en abandono. Cuando su esposo fue gobernador del estado de Arkansas, se convirtió en gran impulsora de una reforma educativa.
Tiene ‘rostro social’, faz que también la ha llevado a mostrar simpatías por el matrimonio igualitario o el derecho al aborto, dos ítems que podrían granjearle antipatías ultraconservadoras. Una parte de la sociedad difícilmente digeriría tener como candidata, o como presidenta, a una mujer que exhibe esas opiniones.
En sus marcas…
El analista político inglés, Timothy Garton Ash, ha escrito que, de pronto, hubiera sido mejor que en el 2008 los demócratas escogieran a Hillary y no a Obama, pues ella tenía más experiencia, sobre todo en política exterior. La primera presidenta norteamericana mujer hubiera sido acaso preferible que el primer mandatario afroamericano.
“Es un buen ejemplo de historia alternativa”, sostiene el profesor de Oxford. Cuando se inicia el 2015, se abre una ruta en la cual, muy probablemente, la corajuda abogada de Chicago escriba otro capítulo, en el que querrá llevar nuevamente al Partido Demócrata a la Casa Blanca. Sí, ella, Hillary, que en su juventud, fue una afanosa republicana.
FUENTE: http://www.larepublica.pe/04-01-2015/el-momento-de-hillary
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