Racismo y periodismo en el Perú

Publicado: 2012-03-21

En el 'Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial', J0sé Alejandro Godoy hace una revisión a esta práctica discriminadora a través del periodismo en el Perú.
Godoy recuerda el trato que recibió la parlamentaria andina Hilaria Supa por parte del diario 'Correo'. La entonces congresista fue burlada por su dificultad con el idioma español, con esto, se buscó crear una imagen negativa de la parlamentaria.
Por otro lado, Godoy recordó el texto de  Andrés Bedoya Ugarteche, que ganó el premio a la columna más racista del año 2009. Este vergonzoso reconocimiento fue otorgado por la ONG Survival.
Aquí el post de José Alejandro Godoy en su web 'Desde el tercer piso':
Hoy es el Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial. Desde las Naciones Unidas se nos recuerda porqué conmemoramos este día:
El Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial se celebra el 21 de marzo de cada año. Ese día, en 1960, la policía abrió fuego y mató a 69 personas en una manifestación pacífica contra las leyes de pases del apartheid que se realizaba en Sharpeville, Sudáfrica. Al proclamar el Día en 1966, la Asamblea General instó a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para eliminar todas las formas de discriminación racial .
Desde entonces, el sistema del apartheid en Sudáfrica ha sido desmantelado. Leyes y prácticas racistas se han suprimido en muchos países, y hemos construido un marco internacional para luchar contra el racismo, guiado por la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial. La Convención está ahora a punto de la ratificación universal, y aún así, en todas las regiones, muchos individuos, comunidades y las sociedades sufren de la injusticia que el racismo y el estigma traen consigo.

Este no es un problema ajeno al Perú. De hecho, hace unos cuatro años se produjo un interesante debate entre Jorge Bruce y Martín Tanaka acerca de cómo la sociedad peruana estaba abordando el racismo como problema. Y ciertamente, en los últimos años, se ha creado mayor conciencia sobre el impacto de la discriminación en la sociedad e incluso en la economía. De hecho, en el suplemento Portafolio Económico de El Comercio, aparecido el último domingo, se apreció el impacto que las conductas discriminatorias tenían en los negocios.
Pero quizás es hora de, fuera de chacotas y de insultos, señalar que el periodismo, lamentablemente, no es ajeno a este tipo de distinciones raciales. La estigmatización del otro es algo que sale muy a flote en algunos medios de comunicación. El caso de la portada de arriba, del diario Correo, evidenció la cortedad de miras de algunos directores de diarios. Así lo expresaba el linguista Nino Bariola, cuando se presentó el caso de la portada ofensiva contra la hoy parlamentaria andina Hilaria Supa:
Me parece, además, sumamente sospechoso el empeño con el que el diario Correo busca desbaratar la imagen de Hilaria Supa. Esta no es pues la primera vez que la congresista cuzqueña es mencionada en ese heraldo. Recuerdo con mucha claridad que, luego de que juramentara en quechua, Supa fue tachada con los epítetos de “terca” y “exagerada”. Hoy se describe sus actos con los verbos “irrumpir” y “protestar”, y se la acusa de “protagonizar un escándalo” y de sostener “destempladas demandas”. Todas estas palabras –que contienen un matiz semántico que evoca la desmesura, la desubicación y el desfase– sirven para la producción discursiva de la identidad de Supa como alguien que se encuentra más allá de los linderos de la razón. Resulta curiosísimo –y sumamente desagradable– darse con que en la década de 1830 Pardo y Aliaga utilizaba una batería de calificativos muy similar para desprestigiar mediáticamente la idea de la Confederación Perú-Boliviana a través de la burla de la identidad indígena de su principal prócer: Andrés de Santa Cruz. Pardo aludía a Santa Cruz como un indio que se había atrevido a trascender su lugar de dominado, para pretender el rol de caudillo. Y el rechazo al “indio conquistador” era para él consustancial a la defensa de la patria: consideraba que los indios eran inferiores y que no debían ocupar el papel político de regente.

De hecho, cuando este caso salió, en DTP registramos varios de los insultos proferidos contra la señora Supa por parte del director del medio en cuestión:
Ya, ya, están Torres Caro, Nancy Obregón, las disforzadas Sumire y Supa, que juegan siempre a las víctimas, y algunos que prometen emular a los anteriores peruposibilistas para el futuro como Abugattás (uno nunca sabe cuándo regresará a las lisuras), Juvenal Ordóñez, Werner Cabrera, Miró Ruiz, etc… pero parece –cruzo los dedos– que no se va a llegar al fondo del water como otrora, donde hubo hasta violadores. (16 de marzo de 2006)
¿Más ejemplos? Pues allí tienen a la congresista Hilaria Supa saboteando el TLC en su etapa más crucial, con cartas que adivino no ha escrito (demasiado bien redactadas). Le importan un bledo los empleos que crearía y la vital inversión que atraería. (10 de abril de 2007)
-Nuestro Congreso es LSD al 100%: ayer se guardó un minuto de silencio por los revoltosos caídos. ¿Cómo quedará la moral de la Policía tras esto? ¡Qué falta de sindéresis! Lamento sus muertes, pero ese homenaje no venía a cuento. Sugiero un minuto de silencio por el tino de nuestros congresistas y dos minutos de silencio por las neuronas de la congresista Sumire, quien fue la autora de la genial y pertinente iniciativa (vaticino su respuesta: “racista” o alguna sandez así. De eso vive políticamente, junto a su yunta la Supa). (21 de febrero de 2008)
Ya tuvimos este sistema de renovación parcial durante la huachafamente llamada “República Aristocrática” (1895-1919) y fue un fracaso, con problemas eternos (como la fallida prórroga arbitraria en 1910 del tercio que debía cesar en 1911) en Congresos que encima eran infinitamente superiores a los actuales al ser integrados por unos señorones muchísimo más cultos y preparados (el destacado filósofo Javier Prado o jurisconsultos de nota como Mariano H. Cornejo, Francisco Tudela y Varela, Alberto Ulloa, Arturo Osores, J. Matías Manzanilla, entre otros) que los actuales tan penosos como Yonhy Lescano, Supa, Sumire, Sasieta, Cajahuanca, Miró Ruiz, Otárola, Mekler, Abugattás, etc. No existe el menor punto de comparación entre esos eruditos de antaño y estos iletrados que tenemos ahora. (4 de marzo de 2009)

Peor aún, en el mismo diario, el columnista Andrés Bedoya Ugarteche, en pleno conflicto en Bagua, se mandó con estas palabras:
De modo que ya lo saben. Para aquellos que aún consideran a estas “etnias” como grupos humanos de gentes “buenas”, “ingenuas” y “candorosas”, les recuerdo que fueron estas mismas las que perfeccionaron el arte de reducir las cabezas de sus enemigos y llevarlas en los cinturones de piel que sujetaban sus taparrabos. Con los congresistas van a fallar. Ya esas cabezas no pueden reducirse más. En todo caso, si los “nativos” no lo hicieron con los 25 policías que asesinaron y se comieron sus restos, fue solamente por falta de tiempo.

(…)
Y para desgracia nuestra, todo esto tiene para largo… para muy largo. No sé qué espera Alan que no prepara a su FAP con todo el napalm necesario.
El artículo en cuestión se ganó un premio al artículo más racista del año. Y el director del referido medio no ha dudado en sugerir el napalm como solución en el VRAE. Y en la campaña electoral, el señor Mariátegui dijo cosas como ésta, que nos eximen de mayores comentarios:
Estaríamos con otro escenario mucho más sensato en estos momentos, pues los ignorantes –base del voto humalista y fujimorista- no tendrían el abrumador rol protagónico del que ahora gozan básicamente por su afición a reproducirse irresponsablemente y en cantidades industriales (fina cortesía desde hace décadas de la Iglesia católica y su exitosa oposición al control de la natalidad), lo que representa finalmente la mejor fórmula para perpetuar la pobreza.

Lamentablemente, el citado medio y el referido director no solo ha tenido expresiones discriminatorias raciales, sino también contra las mujeres. Y los ejemplos dados nos indican un patrón de conducta que, lamentablemente, parece que solo cambiará a punta de resoluciones del Tribunal de Ética del Consejo de la Prensa Peruana.
Estos son los ejemplos más extremos. Pero hay otros que pasan más por alto, como la asociación de delincuencia con determinados rasgos raciales en las noticias policiales, por citar solo un ejemplo. Indicar claramente cuales son estas conductas discriminatorias es un llamado de alerta para combatirlas y evitarlas. Esa es la razón para la que existan días como el de hoy.