Lo conocí desde antes que llegara a nuestra alma máter, por un amigo común. De eso, hace un quinquenio, plus minusve.
Poco a poco se ganó el cariño entre los nuestros, ya por su carácter risueño, ya por su espíritu solidario con sus colegas hizo que esa amistad y reconocimiento se solidificara.
Su simpatía entre los estudiantes hizo que calara en ellos, reconociéndole de una forma muy amical.
Recordaré tu sui generis forma de convocar a los estudiantes en los simulacros que hacías a nombre del área de cc.ss., turno tarde. Fue un aporte tuyo.
Poco a poco se ganó el cariño entre los nuestros, ya por su carácter risueño, ya por su espíritu solidario con sus colegas hizo que esa amistad y reconocimiento se solidificara.
Su simpatía entre los estudiantes hizo que calara en ellos, reconociéndole de una forma muy amical.
Recordaré tu sui generis forma de convocar a los estudiantes en los simulacros que hacías a nombre del área de cc.ss., turno tarde. Fue un aporte tuyo.
Pero de forma personal, evocaré lo que trabajamos en el día del logro, del año pasado. Te atreviste a hacer un teatro sobre un cuento de Arguedas, El sueño del pongo. Tus aportes mejoraron la puesta en escena. Estuvo tan bien que no dudé un instante en felicitarte con un salón que dudaba mucho; pero lo hicieron. No solo cumplieron, sino quedó muy bien. Recuerdo que nos quedamos hasta tarde conversando de la calidad actoral de cada uno de tus estudiantes. La confusión de uno u otro actor fue la parte anecdótica de esa hermosa tertulia.
Amigo, te fuiste. Hay un gran dolor en mí como en mi área de cc.ss.. Siento tu partida como la de un hermano. Gastamos muchas bromas de tal o cual, la chispa lo tenías en el alma.
Nunca te dije la pipa, como tus grandes amigos. Pero así te recordaremos.
No sé cómo hice la clase el día de hoy, no fue fácil…el show debe continuar, dicen.
Se nos fue otro colega arguedino de todo corazón.
CARLOS ENRIQUE OROPEZA GUERRERO, QEPD
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