He esperado este día precisamente
para escribirle en su cumpleaños. Con su
compadre, desde marzo, estábamos planificando una visita hacia la tierra de su comadre a
verla y saludarla por este día muy especial.
Sin embargo las nuevas condiciones sanitarias privaron ese sincero deseo
de estar entre uds, entre nosotros, entre la familia, ente nuestra familia.
Sé que ud., como muchos de
la familia, es un día no tan alegre por la situación en la que se encuentra un
familiar muy querido y recordado. Dios
sabe lo que hace. Dios ha permitido que
nos reunamos otra vez, bajo nuevas circunstancias. Dios ha permitido que, ahora, pensemos en
una pareja que necesita de cada uno de nosotros, de nuestros buenos deseos, de
nuestras buenas vibras, de nuestra energía positiva, de nuestros rezos y
suplicios.
Mamá, uno de mis deseos es
verla otra vez, entre su acogedora familia, me consta. No sé si abrazarla con ese recóndito
reconocimiento hacia Ud. por lo que hizo en mí, no sé si podré sujetarla,
siquiera sus manos y ponerle en mi frente en señal de respeto hacia su persona,
no sé si darle un par de ósculos en su mejilla por el cariño y afecto que le
tengo. Pero esta nueva situación sanitaria
hace que le abrace con mis recuerdos, sujetarla con mis buenos propósitos y
brindarle un par de ósculos con mis más caros pensamientos.
Deseo, de todo corazón, que
el día de hoy la pase muy bien.
Feliz día mamá Elsa.