Obsolescencia programada: ¿realmente “conspiran” las
empresas tecnológicas para hacer productos que duren poco?
Adam
HadhazyBBC
Future
15 julio 2016
La
"obsolescencia programada" también tiene el lado positivo de crear
empleo y mejorar la calidad de vida.
"Ya no las fabrican como
antes", es una frase que se escucha frecuentemente. En el caso de la
llamada "Bombilla Centenaria" luce muy acertada.
115 años después de haber sido
encendida, aun brilla tenuemente en una estación de bomberos en Livermore,
EE.UU.
La
"Bombilla Centenaria" suele mencionarse como evidencia de una
supuesta siniestra estrategia de negocios conocida como "obsolescencia
programada" o planificada.
Muchos creen que las bombillas y otros
productos de la tecnología podrían fácilmente durar décadas, pero es más
rentable introducir una vida útil artificial para que las compañías obtengan
ventas repetidas.
"Es la teoría conspirativa de la obsolescencia
programada", dice Mohanbir Sawhney, profesor de Mercadeo de la
Northwestern University de EE.UU.
Y es algo que existe, sí; pero con
matices. Más
allá de la cruda caricatura de compañías codiciosas deliberadamente desplumando
a sus consumidores, la práctica tiene algunos puntos positivos.
En respuesta a los consumidores
Hasta cierto punto, además, es una consecuencia inevitable
de que existan empresas sostenibles que le dan a la gente los productos que
desean.
"Básicamente, están reaccionando al
gusto de los consumidores", dice Judith Chevalier, profesora de Finanzas y
Economía de la Universidad de Yale (EE.UU.).
Creo que hay casos en
los que en cierta forma engañan al cliente, pero hay otras situaciones donde la
culpa puede recaer en el consumidor"
Judith Chevalier, experta
"Creo que hay casos en los que en
cierta forma engañan al cliente, pero hay otras situaciones donde la culpa
puede recaer en el consumidor".
Como producto, las bombillas proporcionan un
ejemplo práctico muy emblemático de obsolescencia programada.
Thomas Edison inventó las bombillas
eléctricas comercialmente viables alrededor de 1880.
Esas primeras lámparas incandescentes
-incluyendo la "Bombilla Centenaria"- eran de filamentos de carbono y
no del tungsteno que se utilizaría extensamente 30 años más tarde.
Al
ver que los consumidores no estaban dispuestos a pagar por reponerlas, las
empresas de iluminación buscaron producir bombillas que durarán el mayor tiempo
posible, dice el sitio especializado en
antigüedades "Collector's Weekly".
La
"Bombilla Centenaria" ha estado encendida por más de un siglo.
Sin embargo, el modelo de negocios cambió
cuando la base de clientes creció.
Las compañías vieron que podían ganar más dinero haciendo unidades desechables,
pasando el costo de reemplazarlas a los consumidores.
Eso dio origen en la década de los 20 al
tristemente célebre "Cartel Phoebus" con fabricantes como Osram, de
Alemania, Associated Electrical Industries, de Reino Unido, y General Electric
(GE) en Estados Unidos, que confabularon
para reducir artificialmente la vida útil de las bombillas a 1.000 horas.
La práctica se generaliza
Los detalles de la trama aparecieron
décadas más tarde en investigaciones gubernamentales y periodísticas.
Para Giles Slade, autor del libro
"Made to Break", (Hecho para romperse) "el cartel es el ejemplo
más obvio" de los orígenes de la obsolescencia programada "porque
esos documentos fueron encontrados".
Y esa práctica afloró en otras industrias.
Por ejemplo, la competencia en el
naciente mercado automovilístico de los años 20 hizo que General Motors
introdujera el ahora familiar cambio anual de modelos en sus vehículos.
Aunque el término "obsolescencia
programada" no comenzó a usarse hasta la década de los 50, para entonces
ya había permeado las sociedades de consumo.
Y de distintas formas, sutilmente o no, aun existe en la actualidad.
Con el
crecimiento del mercado de bombillos cambió el modelo de negocios.
Desde la llamada durabilidad artificial,
en la que componentes frágiles caducan y repararlos cuesta más que reemplazar
los productos, hasta las actualizaciones estéticas, los fabricantes cuentan con
suficientes artimañas para seguirle sacando dinero a sus clientes.
La situación en tecnología
Un
ejemplo son los teléfonos inteligentes,
que suelen ser desechados después de apenas un par de años de uso.
Las pantallas o los botones se parten,
las baterías mueren o sus sistemas operativos y aplicaciones repentinamente ya
no se pueden actualizar.
Sin embargo, una solución está siempre a la
mano: nuevos aparatos lanzados más o menos
cada año y ofrecidos como el "mejor de la historia".
Y Slade menciona los cartuchos de impresión como otro
ejemplo de descarada obsolescencia programada.
Los microchips, sensores de luz o
baterías pueden inutilizar un cartucho mucho antes de que toda la tinta haya
sido usada, obligando a los consumidores a comprar unidades completamente
nuevas.
En una escala macroeconómica, la rápida renovación de
productos potencia el crecimiento, crea empleos y tiende a fomentar la
innovación y mejorar la calidad de los productos"
Según Cartridge World, una compañía que
recicla cartuchos de impresión y ofrece recambios baratos, solo en América del
Norte 350 millones de cartuchos (ni siquiera vacíos) terminan en vertederos
cada año.
Visión matizada
A pesar de esos notorios casos resulta demasiado simplista
condenar la práctica de la obsolescencia planificada.
En una escala macroeconómica, la rápida
renovación de productos potencia el crecimiento, crea empleos y tiende a
fomentar la innovación y mejorar la calidad de los productos.
"Sin ninguna duda, como resultado
de nuestro modelo de consumo hoy
más gente que nunca cuenta con una mejor calidad de vida", dice Slade.
"Desafortunadamente, la obsolescencia programada es
también responsable por el calentamiento global y los desechos tóxicos", agrega.
Los teléfonos
deben ser reemplazados en unos pocos años.
A
menudo, la obsolescencia planificada no es manifiestamente explotadora ya
que beneficia tanto al consumidor como al fabricante.
Chevalier destaca que las compañías
ajustan la durabilidad de sus productos a las necesidades del cliente y sus
expectativas, y pone como ejemplo la ropa infantil.
"¿Quién compra trajes súper
duraderos a sus hijos?", se pregunta. Con tal y de que no sean caros no
importa si se manchan o pasan de moda ya que, en muchos casos, no les servirá a
los niños por mucho tiempo.
La cultural del desecho
El mismo argumento se puede aplicar a
productos electrónicos.
"Si alguna vez ha habido una
verdadera obsolescencia, es en tecnología", dice Howard Tullman director
ejecutivo de la incubadora de startups 1871.
"Es casi como si la tecnología se
cuidara a sí misma. Esto quedará obsoleto quieras o no".
Es casi como si la
tecnología se cuidara a sí misma. Esto quedará obsoleto quieras o no"
Howard Tullman, empresario
A muchos clientes, por lo tanto, no les
importa pagar menos por un teléfono en el que la batería no tendrá una carga
útil en tres años porque igualmente la tecnología avanzara demasiado rápido.
Mientras tanto, hay formas de estimular a los
fabricantes para que extiendan la vida de sus productos.
En el mercado automovilístico, por
ejemplo, Chevalier dice que "todo el mundo piensa y averigua en cuanto
tiempo un auto se va a depreciar en comparación con otro".
De hecho, los automóviles se mantienen
ahora en circulación mucho más tiempo que antes.
A reciclar
A
medida que ha aumentado la conciencia ecológica puede que los productos también
se vuelvan menos desechables.
Los autos ya no duran lo que solían durar.
El Proyecto Ara de Google, por ejemplo,
está desarrollando teléfonos inteligentes para cambiar componentes tecnológicos
que queden obsoletos, en vez de tener que tirar a la basura el aparato antiguo.
Un
enfoque empresarial hacia el reciclaje y la reutilización está dejando una gran
huella, dice Sawhney.
Por ejemplo el fabricante de automóviles
electrónicos Tesla tiene pensado devolver las baterías usadas en los autos de
sus clientes y readaptarlas para almacenar energía en el hogar.
La compañía también auto-descarga y
actualiza el software en los autos de sus clientes mientras los vehículos se
cargan durante la noche.
Sawhney, quien es dueño de un Tesla,
dice que la compañía planifica con antelación esos tipos de actualizaciones al
incluir sensores "esencialmente a prueba de futuro" y hardware en el
vehículo.
"En vez de venderme modelo tras
modelo del auto, (Tesla) simplemente cambio el software", dice Sawhney.
"Es un antídoto a la obsolescencia programada".
"En cierta forma hace que la
obsolescencia sea obsoleta".
FUENTE:
http://www.bbc.com/mundo/vert-fut-36759663
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