En los 6 kilómetros del curso del río
Chiriaco afectados por el
derrame de petróleo crudo ocurrido en la quebrada de Inayo, provincia amazonense de Bagua, hay sembríos de cacao, plátano y yuca.
Uno de esos cultivos pertenece a don Alejandro Sajupuk Yanpantsh. Él se vio impedido de ingresar a su propia plantación debido a la cantidad de crudo que se había acumulado en sus tierras. Junto a su hijo y a los comuneros vecinos procedieron a extraer el petróleo con baldes. Pero la vegetación continúa cubierta de un negro manto oleaginoso.
La monja María del Carmen Gómez Calleja refiere que a la preocupación por la pérdida de cosechas de los comuneros se agrega la intranquilidad de las religiosas que laboran en el colegio Fe y Alegría Nº 62, donde funciona un internado mixto con 500 estudiantes de primaria y secundaria.
“Es que el próximo 14 de marzo se inician las clases y no se sabe si para esa fecha el problema estará resuelto. Los chicos se bañan en el río, ahí lavan sus ropas, juegan, es parte del internado; pero el río y suelos contaminados son un peligro para la salud de los estudiantes”, explica.
En este centro de estudios, ubicado a 4 kilómetros de la quebrada de Inayo, manifestaron que hasta el momento ningún funcionario de Petroperú les ha visitado para ver la situación en que se encuentra el internado.
Se supo que el vicariato apostólico San Francisco Javier del Marañón, con sede en Jaén, está preparando un pronunciamiento en el que expresan su preocupación y solidaridad con los afectados.
Ayer sábado, los dirigentes y apus de las comunidades adyacentes también se reunieron para tratar sobre este desastre ecológico.
Incertidumbre en Inayo
En la comunidad de Puerto Pakuy, al final de la quebrada de Inayo, hay siete familias dedicadas al sembrío de arroz. Ellas, con una considerable inversión,construyeron una represa que es alimentada por las aguas que bajan por esta quebrada y que hoy está afectada por el derrame de crudo.
Lita Guerrero Sánchez posee una chacra en esta zona. Ella refiere que no saben cuándo se limpiará la represa y dice con tristeza que posiblemente pierdan sus cosechas.
Alberto Romero vive igual situación, no solo perdería su sembrío sino que además tiene que pagar el préstamo de dinero que contrajo.
Los propietarios de estos arrozales tuvieron una reunión con un funcionario regional del Ministerio de Agricultura. A Alberto Romero se le preguntó por el monto de su inversión. El agricultor respondió que llegaba a 5 mil soles. Romero señala que le valorizaron en 2 mil soles. Su demanda es que el Estado realice una tasación justa y los indemnice adecuadamente.
Estas familias lamentaron que los antiguos árboles que sembraron en la zona y que fueron alcanzados por el hidrocarburo han sido talados por el personal contratado por Petroperú. Los pobladores indican que debieron ser lavados para preservarlos como se ha hecho en otros lugares.
“No nos pagan”
A las cinco de la tarde, hora en que concluye la labor de los contratados para realizar labores de recuperación del petróleo crudo, encontramos a un grupo de trabajadores que trataba de conocer el día en que se le pagará sus salarios.
“Hace 25 días estamos trabajando de lunes a domingo. Algunos se quedan horas extras. Dijeron que nos iban a pagar 150 soles por día, pero ahora nos han dicho que son 70 soles. Pero no nos pagan. Nosotros lo necesitamos, estamos trabajando en malas condiciones, tenemos dolor de cabeza, mareos y algunos se han desmayado.El pueblo awajún pide pago y liquidación justa”, dijo sin parar Gertrudis Sanda Wajush, una de las pocas mujeres que trabajan asistiendo la tarea de los hombres.
Sanda Wajush relató que hay madres que se están sacrificando por su familia porqueles prometieron que sus hijos tendrán beneficios.
Martín Weijin es otro trabajador impago captado por uno de los tres contratistas de Petroperú.
“Desde que hemos empezado a recoger el petróleo estamos con el mismo pantalón y botas. Queremos dialogar con el presidente de Petroperú y que nos entiendan”, reclamó.
Ítalo Sandash Wajush fue tajante. “Trabajamos y comemos en medio de esto. Nos lavamos con esta agua, usamos gasolina y un trapo, a veces nos dan detergente con esta agua”, dijo mientras señalaba los cilindros que contienen el crudo recuperado.
Ni para comer
Contó que a los que tienen mototaxi les dijeron que los lleven para trasladar a los trabajadores y que les reconocerían la gasolina más un pago. Promesa que no se ha cumplido.
Cuestionó las raciones de almuerzo que les dan. Manifestó que el desayuno y la cena corren por cuenta del trabajador.
“Nos dicen que comuniquemos si tenemos mareos. Cuando nos duele la cabeza, nos dan Ibuprofeno. Es lo que le dio la enfermera a mi hermano Noé”, precisó.
En su casa de Chiriaco encontramos a Lamber Taijin Cuañchi, de 21 años, dado de alta en el centro de salud de este distrito luego de superar un cuadro de intoxicación.
Lamber manifestó que trabajó dos semanas en la limpieza a través del contratista Martínez. En esos días sintió dolor de cabeza, mareos y comenzó a perder la visión en el ojo derecho. Así terminó el trabajo. Dijo que aguantó porque no quería perder su diario. Así empezó la tercera semana.
“Cuando estaba sacando el petróleo me dio mareos, me agarré de un palo para que me pase, respiré. Después del almuerzo descansamos. Cuando volví al pozo a cargar petróleo hice dos vueltas y ya no pude más. Fui al médico y le dije que ya no podía caminar. Llegué a un costado para sentarme y ahí me desmayé”, rememora el joven awajún.
El médico Fernando Osores Plenge, quien lo acababa de auscultar, refirió que cuando lo vio en el centro de salud la mañana del viernes “todavía le estaban pasando suero”.
“La causa básica yo la atribuyo a una intoxicación por hidrocarburos livianos, o sea, derivados del petróleo como el benceno, xileno y tolueno, que se están volatilizando y que él ha estado respirando”, señaló el galeno de IDL, quien agregó que el calor, la falta de alimento, traje de trabajo y mascarilla no apropiada contribuyeron al daño que sufrió Lamber.
Remediación
El ingeniero Gino Valdiviezo Alván, líder de campo de Petroperú, afirmó que las manchas de crudo que hoy cubren la vegetación de las orillas del río Chiriaco serán limpiadas la semana que viene por los comuneros, pero bajo la dirección de Petroperú.
Dijo que la recuperación del crudo está en 95-97% y que el lavado de las riberas de los 6 kilómetros de la quebrada de Inayo está en 10%.
En cuanto a los propietarios de arrozales en la quebrada de Inayo, Valdiviezo expresó que Petroperú ha llegado a un acuerdo extrajudicial preliminar con ellos mediante la intervención de un perito del Ministerio de Agricultura, quien hará su informe final sobre las tierras afectadas.
Sobre la salud de los trabajadores, afirmó que un grupo de paramédicos está atento a lo que pase y, si el caso es de cuidado, lo remiten al centro de salud de Chiriaco.
Reconoció que los contratistas están tardando en los pagos. “Uno ha cumplido, otro lo ha hecho en un 80% y el tercero debe estar pagando este fin de semana”, sostuvo.
“Lo de Pucará no es derrame”
Después de supervisar el Oleoducto Norperuano en el distrito de Pucará, provincia de Jaén, en Cajamarca, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental(OEFA) determinó que no se trata de la ruptura del ducto sino que es parte de las actividades de mantenimiento que Petroperú efectúa para reparar posibles anomalías. Sin embargo, precisó que evaluará si se han producidos impactos ambientales.
Por su parte, Petroperú dijo que los trabajos de mantenimiento correctivo del 2016 incluyen 7 puntos del oleoducto y se realizarán entre febrero y marzo.
Refirió que las labores en Pucará se ejecutan en una parcela de arroz cuyo propietario fue contactado previamente y con el que se acordó el permiso correspondiente. Acotó que este mantenimiento no afecta cursos del agua.