FUENTE: LA REPÚBLICA. 24 AGOSTO 2014.p.21
FUENTE: LA REPÚBLICA. Carlín, caricaturista peruano. Véalo en www.larepublica.com.pe
Barco a la deriva
Esta semana al menos 3 barcos cargados de migrantes ilegales fueron rescatados de las costas europeas. En lo que se considera un nuevo “modus operandi”, los traficantes suben a cientos de personas (entre ellos mujeres embarazadas y niños) a barcos prácticamente inservibles y los dejan en medio del mar en piloto automático listos para diversos destinos de horror. La desesperación de millones de sirios se refleja en los rostros desesperados de aquellos que compraron su pase a un mundo que pensaron sería mejor. Pero no lo fue.
El negocio es lucrativo. El barco no cuesta más de 150 mil dólares. Cada migrante paga entre 5 y 6 mil y suben al menos a 500. El cálculo es sencillo, 2.5 millones de dólares de ganancia inmediata. Dado que a mitad del mar son abandonados a su suerte, literalmente en medio de la nada, destinados a morir o ser rescatados para empezar el largo camino de regreso.
La falta de humanidad de los traficantes no es una novedad. El ser humano es capaz de las mayores atrocidades. Es solo cuestión de revisar la historia contemporánea para reconocer que el uso de la violencia, la inclemencia frente a los otros y la barbaridad son parte de nuestro menú de posibles actitudes. Son muchos los traficantes que lucran con las fragilidades institucionales, con las guerras internas, con los conflictos étnicos, con la pobreza, el abandono y la miseria que enfrentan millones de personas diariamente.
No seamos ingenuos, los traficantes se amparan en redes de corrupción importantes. Que permiten que este tipo de barcos sean cargados en puertos donde el control mira hacia el otro lado. De espacios marítimos donde la vigilancia no existe o es muy débil y disfruta de los beneficios de las coimas. En fin, de múltiples niveles de articulación de un negocio de carne humana que debería ser controlado, vigilado, castigado con mucho mayor fuerza y eficacia. Por que los detenidos por este delito son pocos, generalmente los de escala más baja de autoridad y además los de más fácil reemplazo.
Los migrantes buscando cambiar su realidad o la de sus hijos se multiplican de forma diaria. Los traficantes encuentran en este grupo vulnerable y vulnerado un cliente perfecto debido a su invisibilidad para la mayoría. Son seres humanos casi invisibles, que podrían navegar en barcos sin destino por semanas. Casi como una novela pero no de realismo mágico sino de horror real. ¿Quién los cuida? ¿Cómo protegemos a los más indefensos?
No es necesario trasladarse a las antípodas del mundo para poder actuar y reconocer que la esclavitud, el tráfico de personas y el abuso hacia los migrantes es pan de cada día al interior incluso de nuestros países. Todos aquellos que consideren normalizada la presencia de mujeres extranjeras ejerciendo la prostitución, el fortalecimiento de mano de obra barata y precaria o el ejercicio masivo de procesos de migración ilegal están construyendo su propio barco que eventualmente terminará también hundiéndose.
La acción gubernamental y regional contra un fenómeno que crece debería ser prioridad principal en los países latinoamericanos. Si bien las noticias hoy vienen de África, la realidad es que somos parte importante de un problema que no conoce cifras ciertas, pero que se estima va creciendo en magnitud.
Hoy las noticias son los barcos que llegaron sin mayores problemas a Italia. En cualquier momento estaremos hablando de una tragedia mayor, como las ya ocurridas, con cientos de fatalidades generadas por el horror más grave: la indiferencia.
FUENTE: http://www.larepublica.pe/columnistas/agenda-internacional/barco-a-la-deriva-04-01-2015
"Me escapé de la muerte en Corea del Norte"
A sus 21 años, Yeomni Park dice haberse sentido muy cerca de la muerte en su natal Corea del Norte.
Según le cuenta a la BBC, en ese país comunista asiático fue testigo de sangrientas ejecuciones y hasta tuvo que comer hierba e insectos para sobrevivir.
En 2007, cuando tenía 13 años, su familia huyó a China en busca de una vida mejor, pero cuenta que su madre fue violada de forma brutal cuando intentaba proteger a sus hijos.
La joven vive ahora en Corea del Sur y viaja por todo el mundo con la tarea de sensibilizar a la gente sobre lo que sucede en Corea del Norte.
Park ofrece entrevistas a medios de todo el mundo y usa intensivamente las redes sociales para difundir su mensaje en favor de los derechos humanos para los norcoreanos.
Park compartió algunos de sus dolorosos recuerdos de infancia con la periodista de la BBC, Lucy Kockings, como parte del proyecto 100 Mujeres, la temporada enfocada en las mujeres y las noticias que por segundo año consecutivo produce la BBC para destacar el trabajo y los problemas que enfrentan las mujeres en el mundo.
"Creo en la humanidad"
ark y su familia vivían en Hyesan, un puerto fluvial en la frontera con China, donde su padre tenía un cargo de medio rango en la administración pública.
Aunque Park dice que presenció muchas ejecuciones, una en particular fue muy diferente.
"Era la madre de mi mejor amiga, una señora muy gentil que solía darme galletas, que me alimentaba. Era muy amable. No solo la mataron a ella, también a otros siete jóvenes".
"Si nos quedábamos, iba a morir de hambre".
La escena a la que se refiere ocurrió cuando ella era apenas una niña de 9 años.
Tras la ejecución, recuerda describiendo imágenes muy gráficas y dolorosas,” vi cómo se esparcían restos humanos, sesos... Esas cosas no se me olvidarán".
Huir de Corea del Norte no fue una opción para Park y su familia, sino la única esperanza de continuar con vida ya que se enfrentaban a una posible muerte por inanición.
Además, en 2002 su padre había caído en desgracia con el gobierno, tras ser arrestado por “comercio ilegal” de productos de contrabando que vendía para sustentar a la familia.
"Si nos quedábamos, iba a morir de hambre. Tuve que comer grama, libélulas y papas congeladas", asegura describiendo la situación que los forzó en marzo de 2007 a pasar al lado chino de la frontera con la ayuda de traficantes de personas.
Esperanzas traicionadas en China
"Pensé que China iba a ser mejor, pero no: fue peor".
"Mi madre fue violada en frente de mis ojos. El atacante quería tener sexo conmigo y yo ni siquiera sabía lo que significaba esa palabra. Ella se sacrificó por mí".
A pesar de sus vivencias, Park no se considera alguien especial. Solo explica que como ser humano, no puede olvidarse de quienes dejó atrás.
"¿Cómo puedo sentirme libre aquí, con todo lo que está viviendo la gente en mi país? A las niñas de mi edad las venden por US$200.
"El régimen norcoreano tortura a sus ciudadanos", afirma, aunque en su mensaje hay espacio para un optimismo que algunos, dada sus experiencias, podrían juzgar infundado.
"Yo creo en la humanidad, soy muy optimista y creo que vamos a salir de ese terror".
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