Y pensar que hace más de un año reíamos, compartiendo bromas por doquier e infinidad de anécdotas que quedarán en mi memoria. Ahora me toca contar las que recuerdo, las que más calaron en mí, aquellas que mostraste orgullo al contar tu vida, tu historia; todo lo que sufriste, todo lo que luchaste, todo lo que gozaste, todo lo que viviste.
Recuerdo el último abrazo que nos dimos, fue tan tierno, como de un padre a un hijo, de ti para mí; era tu despedida, tu forma unilateral de irte de mi lado. No pensaba que te ibas a ir tan pronto de nosotros; te imaginaba un par de lustros más, a gozar de los onomásticos, de las fechas trascendentales en nuestra familia o, cualquier otra reunión que nos antojaba celebrar con un buen ágape, acompañado, eso sí, con una buena botella de vino. Ahora, nos toca seguir tu legado; hacer honor a tu apellido, padre, es la consigna. Por ti y gracias a ti, KACHKANIRAQMI.
¿Sabes? Siempre te llevo conmigo en cada teatro que realizo. Una prenda fija es utilizada por mis estudiantes en alguna u otra escena.
TQM, padre.